viernes, 19 de junio de 2015

Casa de los Ayala: la discográfica cooperativa

La Asociación Casa de los Ayala trascendió su categoría de institución formadora y organizadora de eventos en pro de promover la actividad musical local independiente. A fines de mayo se presentó el sello Casa de los Ayala, con el objetivo de ser un actor que acompañe al artista, siempre con la autogestión como premisa. En diálogo con Pausa, su presidente, Pablo Ayala, pormenorizó los caminos andados
—¿Cómo es que nace la necesidad de constituir la discográfica?
—Forma parte de un plan más amplio, que pretende mejorar las condiciones en que trabajamos los músicos santafesinos. Hace siete años inauguramos el espacio artístico, “Casa de los Ayala”, desde donde dictamos clases y organizamos cursos y recitales. Hace un año y medio obtuvimos la personería jurídica. Funcionar como asociación encauzó el modo de desempeñarnos y el resultado obtenido a través del trabajo colectivo fue ampliamente superador.
Creyentes del pronóstico, en la presentación de los discos de la Casa de los Ayala.

—¿Cómo fue ese proceso?
—El proceso tuvo su complejidad. No hay demasiada información acerca de qué características debe tener un sello discográfico. Teníamos los discos, o las canciones para hacer los discos, y empezamos a buscar la forma de financiarlos, y a estudiar cómo es el procedimiento para hacer ediciones legales. El trabajo asociado ayudó mucho: en lugar de ser individuos sueltos aprendiendo a los porrazos cada trámite, cada permiso, nos fuimos apoyando en la experiencia que cada uno traía.
—¿En qué se diferencia el sello?
—Editar discos es una actividad que abarca varias y diversas acciones, que fueron cambiando con el paso del tiempo. Años atrás los artistas se acercaban a este tipo de empresas con una propuesta y, cuando los aceptaban, el propio sello arreglaba algún tipo de cachet, financiaba los costos del estudio, decidía los músicos participantes, productores, arregladores, y demás partes del proceso, además de poner el producto en la calle. En ese caso el sello pasaba a ser “dueño” del disco y, por este motivo, muchos discos dejaron de producirse o están cajoneados. Pero hay otros formatos. Sellos que, a través de una licencia, se encargan de la edición y distribución durante un período de tiempo, pero el propietario del trabajo, el productor, es el propio artista. El primer disco de La Gordini (grupo del que formo parte) salió a través de un sello de Buenos Aires que trabaja con este formato. También hay muchos casos de artistas que graban, financian, editan y distribuyen sus propios discos. Nuestro caso es cooperativo y solidario. Tuvimos la fortuna de que un proyecto de la asociación fuese seleccionado entre los ganadores de la Convocatoria Espacio Santafesino 2014, del Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia. Ese premio, sumado a fondos propios de la asociación nos permitieron financiar estos primeros discos. Los músicos que participaron de las grabaciones, la producción artística, los arreglos, el diseño, las gestiones y producción ejecutiva, todo se realizó desde la asociación, por músicos y artistas que a su vez son parte de la comisión, socios, o amigos de la casa. Todos trabajamos codo a codo como colegas y amigos, y en ningún caso como “empleados”. La finalidad de los ingresos obtenidos a través de la venta de estos discos va a ser financiar los otros discos que vienen en camino.
—¿Cuáles son los discos editados? 
—Ya están entre nosotros Descalza en la lluvia de enero de Fernando Rossi y Uno contra uno mismo del grupo Creyentes del pronóstico. Estos discos forman parte de la serie “Nuevas Creaciones Santafesinas” y son obras originales e inéditas de artistas locales (Fernando es cordobés, pero vive en nuestra ciudad desde 1998). Esta trilogía se completa con El planeta de los perros del grupo La Gordini que está muy próximo a salir. También hay un disco mío como solista de guitarra: Fotos, grabado el año pasado, uno de Nahuel Ramayo y grupo y un disco de la cantante María Itatí Barrionuevo. Un caso particular es el del disco De la madera al paisaje de El Puente Trío. Se grabó a comienzo del 2002 y sólo tuvo una edición artesanal muy pequeña. Su edición definitiva quedó trunca con el trágico accidente que le costó la vida a Horacio Castillo, líder y director el grupo, en el año 2009. Editarlo servirá para honrar su amistad, su memoria y su música.

Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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