jueves, 25 de junio de 2015

"Somos una propuesta real a la izquierda del socialismo", Juan Monteverde en Pausa en el Aire

Tres concejales en Rosario metió Ciudad Futura, el partido político del Movimiento Giros. Hablamos en Pausa en el Aire, por radioeme.com (FM 96.3), con Juan Monteverde, la cabeza de la lista que ahora llega, desde el territorio, al Concejo.
"Somos una propuesta real a la izquierda del socialismo", "Vamos a gestionar tres bancas en el Concejo y vamos a disputar la intendencia en 2019", "Durante el año pasado comenzamos un proceso de provincialización. Lo que enamora es la forma de construcción política", son algunas de las frases del concejal electo, que sintetiza la visión de Ciudad Futura en: "No queremos ser una tribuna de denuncia, sino un nuevo instrumento político".
El audio completo de la entrevista, aquí




Pausa en el Aire, todos los miércoles de 22.00 a 24.00 por radioeme.com (FM 96.3)


"La gente vio al peronismo con vocación de poder, de cambio serio con gestión", Omar Perotti en Pausa en el Aire

El diputado Omar Perotti, ahora candidato a Senador nacional por el Frente para la Victoria, habló ayer con Pausa en el Aire por radioeme.com (FM 96.3) y abordó todos los asuntos: su futura candidatura, la pasada elección a gobernador, la reconstrucción del peronismo santafesino, críticas la boleta única como sistema electoral y hasta el futuro de Miguel Torres del Sel como político.
"La gente vio al peronismo con vocación de poder, de transformación, de cambio serio con gestión", dijo Perotti. Aquí el audio completo de su entrevista con Pausa en el Aire.




Pausa en el Aire, todos los miércoles de 22.00 a 24.00 por radioeme.com (FM 96.3)


"Vamos a tener un gobierno Frentista, con más pluralidad", Lifschitz en Pausa en el Aire

El gobernador electo de Santa Fe, Miguel Lifschitz, habló por 10 minutos ayer con Pausa en el Aire, por radioeme.com (FM 96.3): "Tuvimos que remontar la cuesta y demostrar que los votos de Mario Barletta iban a quedar en el Frente Progresista", indicó primero y luego reconoció "Hicimos un gran esfuerzo y demostramos una gran fortaleza". "El santafesino me dio un voto de confianza. Esperaban que la interna del Frente produjera una fisura. Todo lo contrario: vamos a tener un gobierno Frentista, vamos a tener más pluralidad". Así, Lifschitz inició una caracterización de su futuro gobierno, que aquí reproducimos:


Pausa en el Aire, todos los miércoles de 22.00 a 24.00 por radioeme.com (FM 96.3)




miércoles, 24 de junio de 2015

Una breve historia de la interna presidencial

Por Alejandro Horowicz

Una regla no escrita, pero de estricta observancia, organiza el poder presidencial: el presidente en ejercicio elige su sucesor. El sistema se materializa mediante un plebiscito de legitimación, las elecciones. Antes de 1916, con padrón restringido organizado por la minoría gobernante; después, con padrón universal. Cambiar de padrón era cambiar de candidato, y Roque Sáenz Peña al hacerlo determinó que el jefe de la Unión Cívica Radical, sin consultar a nadie, fuera el nuevo presidente de los argentinos. Las urnas convalidaron esa decisión.
El primer peronismo (1945-1955) nunca tuvo interna. El 17 de octubre plebiscitó al caudillo del movimiento. Era la primera vez que una mayoría plebeya decidía. La irrupción de los trabajadores dio otra dimensión a la democracia política, antes como eran extranjeros no votaban. Con las patas en la fuente, tras tres jornadas de movilización obrera, los “cabecitas negras” conquistaron el derecho a decidir. Sin partidos con pasado, en medio de una lúcida algarabía, los jefes de octubre organizan la estructura política del único presidenciable: el Partido Laborista.
Juan Domingo Perón, el candidato sin experiencia, supo que sin la organización obrera (“la columna vertebral”) no vencía, pero si solo contaba con los trabajadores tampoco. Con un girón del tronco radical obtuvo el plus requerido. Esa masa en ebullición desde abajo organizó la campaña, consignas escritas con carbón en paredes caleadas, sin asesores de imagen; y ante la estupefacción de los grandes diarios y de los cogotudos de la judicatura, logró que un  oficial recién casado, con una “actriz”, de algo más de 50, accediera al sillón de Rivadavia. Nunca había sucedido.
Eso sí, al día siguiente de la victoria el general se ocupó en desarmar pieza por pieza el laborismo, liquidando su dirección política, para luego fusionar sin debate a radicales sin votos y gremialistas con obreros,  junto a  comunistas y anarquistas mixturados con nacionalistas católicos de misa diaria y confesión perpetua; y que semejante rejunte fuera sometido a la bota de una flamante burocracia sin méritos; el general cristalizó un organigrama tan abultado como inútil. Y cuando fue preciso defender el gobierno, en la crisis con la Iglesia Católica, durante el muy tenso año 55, quedo claro que ni aun convocando a John William Cooke para dirigirlos, servían.
El segundo peronismo (1955-1972) tampoco tuvo interna, ya que Perón y el peronismo estaban proscriptos. Y a la hora de votar el dilema era simple: en blanco o por candidato ajeno, como Arturo Frondizi en el 58. El peronismo vivía recluido en los sindicatos, fuera de ellos apenas existía, mientras su dirección soñaba, cuando lo  hacía, con la Revolución Nacional, que no era otra cosa que la confluencia de las Fuerzas Armadas y los dirigentes sindicales. En 1966 se retradujo como encuentro entre el general Juan Carlos Onganía y Augusto Timoteo Vandor, secretario general de los metalúrgicos. En el ínterin, Perón desde Madrid escribía las cartas peligrosas que cada cual leía como le venía en gana. El hilo político tendió a volverse crecientemente laxo. El Cordobazo, en mayo del 69, cambia las cosas reabriendo la interna. Los partidos dejan de invernar, y la dinámica política adquiere otra coloratura. Las organizaciones guerrilleras irrumpen, y la militancia se transforma en propuesta generacional, desde el horizonte de la Revolución Cubana.
La proscripción política del movimiento popular se terminó volviendo inviable.  El tercer peronismo (1973-1974) se organizó sobre la base del regreso del general a la patria y  el “luche y vuelve” vertebró a los sectores dinámicos. No alcanzó. Que Héctor José Campora encabezara la boleta del Frejuli (Frente Justicialista de Liberación) remitió a esa incapacidad: una mayoría que no pudo, no supo defender en las calles su derecho a la democracia. Ni la lucha impuso la candidatura del general, ni Perón impulsó la abstención revolucionaria. Esto es, se avino a los términos de Alejandro Agustín Lanusse, y el 11 de marzo  de 1973 los argentinos votamos.
El 20 de junio de ese año, en Ezeiza, se produjo la movilización de masas más importante de la historia nacional: dos millones de compatriotas se movilizaron, pero el general faltó a la cita. El avión que lo traía de Roma fue desviado a Morón, el discurso del 21 no se podía pronunciar en la asamblea popular del 20.  Y así se libró esa interna, Perón empujando a Cámpora fuera de la Rosada, a los gobernadores díscolos (Buenos Aires, Córdoba, y Mendoza) a la calle y a los militantes de la tendencia revolucionaria a las universidades. Hasta que el 1° de Mayo de 1974 el general parte en dos el movimiento al echar a los Montoneros de la Plaza, y María Estela Martínez de Perón, tras la muerte del general, los  expulsa de la Universidad (misión Ivanissevich) y los aplasta militarmente (Operativo Independencia). En su postrer discurso, 12 de junio, Perón que se sabía enfermo, consagró al pueblo como su “único heredero”. Habida cuenta que su mujer era la vicepresidenta por propia decisión, no era poco decir. Y después cayó la noche.

A partir de 1983
Carlos Menem le gana la interna a Antonio Cafiero. Antes, presenciamos la batalla entre Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa. Eran las primeras en su tipo. A medida que la democracia de la derrota se profundiza, lo  único que se decide es el nombre del que decide.
Tras presidir dos turnos, y fracasar en la re-reelección, Menem se ocupa que Eduardo  Duhalde no sea presidente. Y lo logra. El estallido de 2001 concluye en las elecciones 2003; el presidente provisional, en respuesta al “que se vayan todos”, inventa la interna externa: tres candidatos presidenciales compiten con los colores peronistas y Néstor Kirchner, al presentarse solo a la segunda vuelta (Menem se fuga), termina ingresando a Balcarce 50.
En 2007 Kirchner tiene oxígeno para continuar, pero prefiere que Cristina Fernández se haga cargo, sin interna. Una franja residual acompaña al disconforme  Duhalde y Chiche todavía ocupa una banca en el Senado. La muerte de Néstor cambia las cosas y la sucesión se transforma en problema político de primer orden.
En la tradición peronista el sucesor es el “enemigo”, no hay herederos naturales, y los que pintan son corridos y reemplazados por los que no pintan. Una ley muda de selección al revés opera todo  el tiempo. Por eso, uno que apenas pintaba, pero que no vaciló en proclamarlo, terminó encabezando la boleta del Frente para la Victoria.
Para que Daniel Scioli ocupe la pole position, la presidenta tuvo que clausurar la interna. El gobernador ganaba de todos modos, pero la mera posibilidad numérica de que Mauricio Macri saque algún voto más que Scioli precipitó la decisión. Un error. Imposible saber si los votantes de Florencio Randazzo sufragarán por Scioli, imposible saber si parte de los que votaban al gobernador no lo hacían contra Randazzo, imposible saber si el desinfle de Sergio Massa, la fuga de sus votos, no volverá a cambiar los numeritos.
Una decisión democrática fue sustituida por el dedo presidencial: los militantes aprehenden. El poder está en la Casa Rosada, la presidenta manda. Bajo el régimen presidencialista el poder de Cristina es grande; pero después del 10 de diciembre mandará Scioli. La continuidad política nunca se resuelve administrativamente. No alcanza con confeccionar adecuadamente las listas de diputados y senadores, ni la de los gobernadores y sus vices. Duhalde poroteó todos esos cargos en 2003 y en 2005 ya había sido neutralizado.
Es cierto que Scioli no es Kirchner, pero tendrá el mismo poder en condiciones sumamente complejas. Cómo lo usará no deja de ser la incógnita, y a decir verdad ni el propio gobernador tiene cómo saberlo. Dicho de un tirón: imaginemos al hombre que se propone honrar todos los acuerdos, o imaginemos lo contrario. Da igual. Las crueles circunstancias y su modo de abordarlas terminaran por despejar tan delicada incógnita.

lunes, 22 de junio de 2015

Inundados e inundadores en las listas nacionales

Binner, Perotti y Reutemann animan la principal pelea: uno de los tres quedará afuera del Congreso. Aparecen dirigentes del movimiento de inundados como precandidatos. Santa Fe renueva sus legisladores nacionales el mismo día de la elección presidencial.


Pasados los comicios locales, la segunda mitad de 2015 estará dominada por la elección nacional, que no es cualquier elección: los argentinos vamos a elegir presidente para los próximos cuatro años y además se renovará parcialmente el Congreso. La novedad es que, además, se votarán por primera vez representantes para el Parlasur.
Las primarias serán el 9 de agosto y las generales el 25 de octubre. Ese día Santa Fe renovará sus tres senadores nacionales –dos para el partido ganador y uno para el que resulte segundo– y 10 de sus 19 diputados. La elección más atractiva será la del Senado, donde se enfrentarán tres pesos pesados: Hermes Binner, Omar Perotti y Carlos Reutemann.
El ex gobernador Binner encabeza la propuesta del Frente Progresista, que no lleva boleta presidencial. El actual diputado nacional Omar Perotti va por el Frente para la Victoria pegado a la boleta de Daniel Scioli. El senador Reutemann, que ocupa una banca por el PJ, lidera en la provincia la propuesta del PRO, acompañando al candidato presidencial Mauricio Macri.
La principal novedad, este año, la dio el Frente Popular, que postula a Víctor De Gennaro como presidente y que inscribió, en la provincia, como precandidato a senador nacional a Jorge Castro, actor civil de la causa inundación, y también a María Claudia Albornoz, referente de la Carpa Negra de los Inundados, como precandidata a diputada nacional.
Castro y Albornoz han puesto énfasis en acusar a Reutemann, actual aliado de Macri, por las siete muertes ocurridas en Rosario entre el 19 y el 20 de diciembre de 2001 y por la inundación de Santa Fe ocurrida en el año 2003. La propia Albornoz lideró, el pasado 11 de junio, un escrache contra el ex gobernador en el Puerto de Santa Fe, durante el cierre de campaña del PRO.

Las principales candidaturas en la provincia

Frente Progresista
* Senado: Hermes Binner (PS) y Marta Speranza (MAR-UCR, Reconquista)
* Diputados: Hugo Marcucci (UCR de Santa Fe, Grupo Universidad), María de los Ángeles González (actual ministra de Cultura de la provincia), Mónica Peralta (GEN), Pablo Lamberto (secretario general de la Juventud del PS) y Juan Cruz Cándido (UCR)
* Parlasur: Juan Carlos Zabalza (lista nacional) y Carlos Comi (lista regional)

Frente para la Victoria
* Senado: Omar Perotti y Marilin Sacnun
* Diputados: Marcos Cleri (La Cámpora), Silvina Frana (PJ de la ciudad Santa Fe), Alejandro Ramos (secretario de Transporte de la Nación), Lucila De Ponte (Movimieto Evita) y Claudio Tesini (La Cámpora)
* Parlasur: Agustín Rossi (nacional) y Diego Mansilla (regional)

PRO
* Senado: Carlos Reutemann y Alejandra Vucasovich
* Diputados: Anita Martínez (candidata a intendenta en Rosario, derrotada el 14 de junio por Mónica Fein), Lucas Incicco (apoderado de Unión PRO en Santa Fe), José Núñez (referente provincial de la Fundación Pensar), Astrid Hummel y Francisco Orell (Jóvenes PRO)
* Parlasur: Lilia Puig de Stubrin (dirigente de la UCR, en el tercer lugar de la nómina nacional) y Gonzalo Mansilla de Souza (lista regional)

Frente Renovador
* Senado: Eduardo Romagnoli
* Diputados: Alejandro Grandinetti, Vanesa Massetani y Guillermo Ramonda

Frente de Izquierda y de los Trabajadores
* Senado: Franco Casasola (PTS)
* Diputados: habrá internas entre el candidato del PTS Octavio Crivaro y su rival del Partido Obrero Jorgelina Signa, quien acaba de renovar su banca en el Concejo Deliberante de San Lorenzo
* Parlasur: Virginia Grisolía (PTS, candidata regional)

Las dos únicas agrupaciones que tendrán internas son el Frente Popular y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT). En el primero, dirimirán la candidatura a senador el actor civil de la causa inundación Jorge Castro y Alejandro “Cacho” Parlante, en tanto que por las de diputados habrá una compulsa entre las listas que encabezan Jimena Sosa y Marcelo Fernández por un lado, y Luciano Molina y María Claudia Albornoz por el otro.

Los que se van
El 10 de diciembre, cuando se renueve parcialmente el Congreso Nacional, 13 legisladores que representan a la provincia –10 diputados y tres senadores– dejarán sus bancas, aunque algunos –como Carlos Reutemann y Marcos Cleri– son candidatos a renovar sus mandatos.
Los tres senadores que dejarán sus cargos son Reutemann y Roxana Latorre –electos en 2009 por Santa Fe Federal, el nombre que utilizó ese año el ya extinto Peronismo Federal para participar de los comicios– y el socialista Rubén Giustiniani, recientemente electo como diputado provincial.
También se irán del Congreso 10 de los 19 diputados nacionales que representan a Santa Fe y que fueron electos el 23 de octubre de 2011: cinco del Frente Progresista (los socialistas Juan Carlos Zabalza, Élida Rasino y Omar Barchetta, Fabián Peralta del GEN y Antonio Riestra del partido Pares) y cinco del Frente para la Victoria (Omar Perotti, Marcos Cleri, Claudia Giaccone, Silvia Simoncini –ambas diputadas provinciales electas– y Oscar Martínez, quien en 2013 se pasó al Frente Renovador).

Los que siguen
Electos en 2013, tienen mandato hasta diciembre 2017 otros nueve diputados nacionales que representan a la provincia: Josefina González y Eduardo Seminara (Frente para la Victoria), Hermes Binner, Mario Barletta, Alicia Ciciliani y Pablo Javkin (Frente Progresista) y Gisela Scaglia, Ricardo Spinozzi y Luciano Laspina (Unión PRO Federal).
El líder del PRO santafesino, Miguel Torres del Sel, había sido electo en 2013 como diputado nacional, pero dejó su banca a principios de este año para competir por la gobernación (su lugar lo ocupó Laspina).
Si Binner resulta electo senador nacional, su lugar en la Cámara de Diputados lo ocupará el primer suplente del Frente Progresista: Ana Copes, del Partido Demócrata Progresista.

José Corral: “De los conflictos uno siempre tiene aprendizajes”

El Birri, Playa Norte, Parque Alberdi, la controvertida GSI, las elecciones y el mapa político en la ciudad: el intendente habló con Pausa y no dejó ningún tema sin abordar.


El intendente reelecto dialogó con Pausa en el Aire sobre tres de las controversias que más tinta y teclado han consumido: El Birri, Playa Norte y Parque Alberdi. También se refirió a la cuestionada Guardia de Seguridad Institucional (GSI). Además, hizo un análisis sobre las últimas elecciones y habló de los compromisos asumidos en la última campaña.
La charla tuvo lugar a través de Radio Eme (FM 96.3) en el programa Pausa en el Aire (miércoles de 22 a 24).
—Durante los cuatro años de su gestión hubo una serie de conflictos con movimientos sociales: El Birri, Manzanas Solidarias (que trabaja en Playa Norte) y la Asamblea del Parque Alberdi. ¿Hace alguna autocrítica respecto de dichos conflictos? ¿Planea llevar adelante un modo diferente de relación con esos movimientos, que trabajan por la ciudad pero desde una perspectiva completamente diferente a la de ustedes?
—De los conflictos uno siempre tiene aprendizajes y yo creo que son normales en una sociedad plural y abierta —señaló Corral—. El tema es que se puedan canalizar por las vías de las instituciones. Y, por supuesto, que signifiquen un aprendizaje para todos.
Hasta allí, la respuesta resultaba generalizadora y, por lo tanto, vaga. Pero hubo explicaciones más puntuales, tópico por tópico. Veamos.

El Birri
Con referencia al intento de la Municipalidad de desalojar y refuncionalizar el Centro Cultural El Birri, que provocó gran revuelo y episodios de tensión en febrero de 2013, el mandatario local evaluó:
—Terminó con un final feliz. Estamos muy satisfechos porque ha significado un crecimiento del centro cultural y también un trabajo con el barrio. Tuvimos un convenio en el que [ambas partes] nos comprometimos a cosas que mutuamente nos reclamábamos: algunas seguridades del edificio y usos adecuados para el mismo que pedíamos nosotros, y algún apoyo en cuestiones técnicas, fondos, etc., al que nosotros nos comprometimos. Ahora que me hacen acordar, deberíamos retomar ciertas cosas pendientes, como arreglos que pensábamos hacer con fondos municipales.

Playa Norte
Desde principios de la gestión de Mario Barletta (2007-2011) en adelante, los vecinos de Playa Norte vienen resistiendo presiones para abandonar sus precarias viviendas y algunos hasta han soportado la demolición violenta de las mismas. La justificación del oficialismo: el Plan de Ordenamiento Urbano –que en verdad fue aprobado a fines de dicha gestión, y por lo tanto dos años después del inicio de aquellas acciones– y la necesidad de consolidar el reservorio en esa zona de la laguna Setúbal. La sospecha de las organizaciones que trabajan en el lugar: el jugoso negocio inmobiliario que allí se cuece. Son cuadras enteras de valiosísimos terrenos con vista a la laguna.
José Corral, el día después de las elecciones, en barrio Las Flores. "La gente ya no busca una solución asistencial de corto plazo, sino una solución de fondo en el barrio", sostiene el intendente.

Sobre el tema, Corral aseguró que “no hay conflicto con Manzanas Solidarias” y aclaró: “Lo que hay son miradas diferentes de lo que tenemos que hacer, pero yo creo que no son contradictorias. Hubo un trabajo muy valioso de esa asociación cuando había una ausencia absoluta del Estado, y cuando hace algunos años aparece el Estado con una planificación y con intervenciones concretas (de tipo hídrico y de mejoramiento del barrio), no encontramos la manera todavía de fijar el rol de cada uno y sumar un trabajo que signifique un beneficio para esas comunidades, como sí lo hicimos con otras organizaciones que se ocupan del tema hábitat en la ciudad, como Los Sin Techo. Yo apuesto a que lo podamos hacer. Tenemos algunas ideas, pero queríamos que pase el tiempo electoral, que siempre es de mayor crispación”.

Parque Alberdi
En junio de 2014 un acampe en el Parque Alberdi paralizó primero y luego dificultó el progreso de las tareas de construcción de las cocheras semisoterradas. La disputa quedó zanjada por la Justicia a favor de la Municipalidad, pero lo cierto es que la asamblea que allí se constituyó puso en el tapete la necesidad de dar más participación a la ciudadanía en las decisiones relativas al uso de los espacios públicos. El propio intendente lo reconoce:
—Lo sucedido fue un aprendizaje para todos. Eso ha motivado que tengamos alguna prudencia mayor en otras intervenciones, como la de PlazaSan Martín.
No obstante, el mandatario local considera que “el movimiento que se expresó tenía argumentos genuinos, pero lamentablemente en todo el año y pico del proceso de debate institucional no se había expresado, a lo mejor por falta de experiencia”. Porque los manifestantes llegaron “cuando la obra estaba comenzando”, siendo que dichas instituciones “ya habían resuelto el tema”.

La GSI
Corral se refirió también a la Guardia de Seguridad Institucional, otra de las controversias que atraviesan su gestión y que más cuestionamientos ha cosechado:
—A mí no se me escapa que hay alguna discusión respecto de la GSI. Nosotros estamos siempre dispuestos a rendir cuentas ante los organismos oficiales, de control y de derechos humanos —aseguró, a sabiendas de que hay críticas desde el Inadi—. Es un grupo de personas que trabaja para el Municipio y que no tiene armas. Por lo tanto no hay ninguna posibilidad de abuso en el uso de la fuerza por parte del Estado. No hay una sola denuncia de hechos corrupción y ya tienen trabajando seis años en situaciones que son siempre de conflicto —defendió—. Pero también se pueden seguir profesionalizando. Incluso hemos charlado con la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia para agudizar su capacitación respecto de derechos humanos y civiles, y de su accionar. Siempre estamos dispuestos a rendir cuentas, pero a veces el Estado tiene una función de control y de decir “no”. Como en casa, la autoridad bien entendida a veces tiene que poner límites. La GSI, por ejemplo, se ocupa de que no haya riesgo en la Avenida Alem, como ocurrió con los limpiavidrios. Por supuesto que tiene que estar acompañada de otras áreas que brinden oportunidades y canalicen las necesidades de todos, pero estoy convencido de que tiene que haber un grupo que se ocupe de estos temas, con todo el profesionalismo del caso.

Análisis de resultados
Con el (provisorio) 39,19% de los votos a su favor, José Corral es el primer intendente reelecto de Santa Fe y se deshace en gratitud: “Aunque constituya una línea humilde en la historia de mi ciudad, es algo por lo que voy a estar agradecido de por vida”.
—En estas elecciones se dio un fenómeno curioso: en cantidad de votos usted estuvo, al menos de acuerdo a las cifras del escrutinio provisorio, un poco por debajo de 2011, pero a la vez ganó en más barrios y seccionales que en aquel año. ¿Cómo interpreta estos datos?
—Primero, según nuestros cómputos, sumando las mesas que no se cargaron (el domingo 14) vamos a terminar con 85 mil votos, que es bastante cerquita de los 88 mil de 2011. Pero, claro, hay más dispersión porque hubo más propuestas en esta elección. Por eso se dan los dos fenómenos que parecerían contradictorios: por un lado nosotros sacamos algunos puntos porcentuales menos, pero con más diferencia respecto del segundo. Con Eduardo Wagner en 2011 teníamos siete puntos de diferencia y ahora con Silvina Frana, 12 puntos. Esto es porque la grilla fue diferente: en aquella oportunidad había dos candidatos fuertes y un tercero debajo del 10% (“Chiquito” Campanella); ahora había tres candidatos fuertes y dos por debajo de los 10 puntos (Degano y Lavini). Eso es lo que explica que haya por un lado algún voto menos, porque hay más dispersión, pero que hayamos ganado la mayoría de las seccionales, porque la distancia con el segundo fue mayor.
—¿Atribuye el triunfo a esa dispersión de la oposición o a su propia gestión?
—A las dos cosas. Incluso nosotros teníamos encuestas en escenarios polarizados: ¿qué hubiera pasado si la elección hubiera sido Corral-Frana? Las encuestas nos decían que igual ganábamos nosotros, con el 48 o 49% y con más diferencia si hubiera sido con Sebastián Pignata.

Modificaciones en el mapa electoral
Según Corral, “en esta elección se consolidó un cambio profundo del mapa electoral”. Así explica su posición:
—La distribución de los votos en la ciudad es diferente. Nosotros sacamos muchos más sufragios en los barrios más humildes de la ciudad, en el oeste y el noreste, que tradicionalmente eran adversos al Frente Progresista, y obtuvimos menos en los lugares más céntricos, donde hizo una muy buena elección Silvina Frana. En la sexta sección (Barranquitas, Villa del Parque, San Pantaleón), llegamos al 43%, por encima del promedio; incluso en Alto Verde: 44%. Eso es interesante porque significa que el Frente Progresista está consolidando un electorado no tradicionalmente nuestro, sino más bien cercano al justicialismo.

La palabra empeñada
Para el intendente, “en el balance la gente puso lo que valoraba a favor”, pero el resultado le exige ahora “un gran compromiso”. “Creo que en el fondo lo que nos están diciendo es: ‘bueno, a lo mejor no tuvieron la oportunidad de priorizar tanto, porque hicieron obras en otros barrios, pero vemos que están bien enfocados, y por lo tanto merecen que los acompañemos’”, aunque comprende que, al mismo tiempo, los reclamos vendrán de los sectores hasta ahora postergados.
—Su triunfo en barrios como Yapeyú, Las Flores, Centenario o en la sección décima (Las Flores, un histórico bastión del PJ), ¿no lo relaciona con las obras realizadas por el municipio, como los desagües?
—Sin dudas. Hay dos factores que ayudan: el primero que hubo en muchos lugares de la ciudad obras concretas que han mejorado la situación real y eso el vecino lo valora y lo transforma en un resultado electoral, como es el caso del suroeste, que era bastante adverso para nosotros electoralmente. Pero entre la primaria y la general nosotros sacamos más de 30 mil votos. En las Paso la lista nuestra tuvo 53 mil votos y 10 mil Pablo Farías, o sea que sumamos 63 mil votos [para el Frente Progresista]. Ahora obtuvimos 85 mil. Yo creo que hay una buena parte que tiene que ver con la expectativa de las propuestas que hicimos durante  la campaña sobre la elección general, en particular el Plan Norte. Y la expectativa de que vamos a cumplir.

Del asistencialismo a las obras
Corral evalúa que el reclamo de los santafesinos ha mutado de forma, en varios sentidos:
—Antes había una idea de que se hacían las obras en el centro y no en los barrios, ahora la cuestión es “¿cuándo le toca a mi barrio?”. Hay necesidad de que lleguemos a todos, y eso, me parece, es un salto de calidad. Por otro lado, también hay un salto de ciudadanía, porque frente a situaciones complicadas como las inundaciones, en el pasado se exigía dinero, colchones o bolsones, y eso se ha transformado ahora en pedido de obras. La gente quiere de verdad vivir mejor y tener el derecho que tienen todos a las obras de infraestructura. Ya no busca una solución asistencial de corto plazo, sino una solución de fondo en el barrio.

Escuchá acá la entrevista completa realizada el miércoles 17 de junio en Pausa en el Aire:

sábado, 20 de junio de 2015

Saer: el litoraleño universal

ESPECIAL: DIEZ AÑOS SIN SAER | Un recorrido por su obra, de la mano del crítico Rafael Arce.


Erigir un estilo propio después de Borges, hablado no sólo de literatura argentina sino también castellana (y con magnitud más discreta, la universal), resulta una necesidad que cada escritor perseguiría de acuerdo a varias cuestiones: ¿cómo no ir detrás de una fórmula que ha alzado un nuevo paradigma, casi una tradición casi litúrgica? O ¿es posible desapegarse por completo de la influencia? Rápidamente podría decirse que aquella “fórmula” no se encuentra en ningún recetario y que es imposible ignorar de manera definitiva el legado borgeano. En 1960, cuando Juan José Saer publicó su primer libro de cuentos (En la zona), y aunque se le atribuyeron matices de aquél autor, también se vislumbraban algunos elementos que formarían parte de la paleta de recursos empleados por el nacido en 1937 en Serodino, a 125 kilómetros de Santa Fe: no se habla, como en otros casos, acerca de “etapas” de su obra (o sea, se dejan al costado categorías como “joven”, “moderno”, “viejo”, “clásico”) sino que se la suele reconstruir como un programa, una unidad por entregas. Unidad que, sin embargo, “constituye uno de los aspectos más vanguardistas de su labor, puesto que incluso el encaje de sus piezas es algo móvil, dinámico”, apunta Rafael Arce, autor de Juan José Saer: La felicidad de la novela, publicado este año.
Saer, que gustaba de pasar seguido por la ciudad, fue la última gran figura de la literatura argentina.

La aparición de escenarios recurrentes como Rincón, Colastiné o el río Paraná, descritos con delicadísima mesura, es uno de los rasgos distintivos de la prosa saeriana, compuesta como una mixtura de Faulkner (quien habitualmente situaba sus ficciones en el condado de Yoknapatawpha) y Juan L. Ortiz, celebérrimo entrerriano descriptor de paisajes litoraleños. Esa unidad de lugar no es un simple capricho por cargar de mística a los espacios natales, sino que operan como evidencia de que no hace falta mudarse a escenarios exóticos para experimentar una sensación de relación con el resto del universo.
“No hay al principio nada, nada. El río liso, dorado, sin una sola arruga, y detrás baja, polvorienta, en pleno sol, su barranca cayendo suave, medio comida por el agua, la isla...” se lee en Nadie,  nada, nunca (1980), libro en el que se pone en funcionamiento otro de los mecanismos que permite que cada texto opere para una misma máquina: el protagonismo a cargo de personajes como Tomatis o Pichón Garay, que no son evocados en varios relatos porque sí, sino que, como comenta Arce “son iluminados u oscurecidos según el argumento del relato lo requiera; así se da el desplazamiento de los protagónicos, de modo que el respaldo de los mismos núcleos espacio-temporales permite también el juego de narrar lo mismo pero desde distintas perspectivas”.

El factor Saer
Habida cuenta de esos préstamos literarios, esos movimientos combinados que la crítica fácilmente reconoce habilitan nuevos caminos cuya impronta es decididamente propia del santafesino autor de cinco libros de cuentos, uno de poemas, cuatro de ensayos y doce novelas. Esta marca se patenta en los repetidos y extensos párrafos en las que se apunta con riguroso detallismo cada partícula del entorno que se relaciona con el cuerpo no sólo físicamente, en torno a las percepciones, sino también a nivel abstracto, filosófico; cavilaciones e interrogaciones acerca del estatuto de la verdad, el tiempo o el conocimiento, no son ajenas a la literatura sino que también son interrogantes y preocupaciones que le conciernen: “Yo soy ante todo un hombre de letras que basándose en inquietudes propias ha tratado de aprovechar las posibilidades literarias de la filosofía, de la metafísica y de las matemáticas, pero desde luego no tengo ninguna autoridad para hablar como filósofo, ni como hombre de ciencia, ni como matemático”, le apuntó su admirado Jorge Luis Borges en un encuentro que se sucedió entre ambos el 15 de junio de 1968 en Santa Fe.
Entonces, se entiende que en la narrativa saeriana exista preocupación que tiene que ver con los cuerpos materiales que se relacionan con otros en un marco espacial, una “filosofía materialista”, según la crítica, que tiende a una reivindicación de la experiencia. Tan habituados a la lógica científica, a través de la cual se desprenden alargadas extensiones de clasificaciones y categorías, en novelas como El limonero real (1974), un isleño vuelve a andar una jornada densa haciendo la propia réplica de Ulises o de la Odisea misma con Rincón como escenario, con una bruja de pueblo como Circe, con un tuerto como Cíclope. De esta manera, quien fuera docente de la Universidad Nacional del Litoral y de la Universidad de Rennes ensayó un gesto de provocación durante el auge del realismo mágico latinoamericano. De esta misma novela se han hecho eco otros lenguajes del arte como es el caso de Jorge Fandermole con su canción homónima del disco Navega (2002) y la noticia reciente de la adaptación cinematográfica de Gustavo Fontán, que se rodó íntegramente en Colastiné durante marzo. A propósito de este género, cabe rescatar que Saer escribió los guiones de Palo y hueso (Nicolás Sarquis, 1968) y Las veredas de Saturno (Hugo Santiago, 1985).
Borradores inéditos: Papeles de trabajo IV es el volumen de ensayos que saldrá publicado antes de fin de año. Recién a una década de su licencia definitiva, el éxito editorial alcanza a un autor que, desentrañando la mística litoraleña, se ganó un lugar en el canon de literatos argentinos. Si bien ese lugar privilegiado era algo que estaba lejos de su simpatía, su trabajo bien lo vale, incluso hasta en esa única oración que llegó a escribir para el capítulo final de La grande (2005), la que sería su novela más extensa: “con la lluvia, llegó el otoño; y con el otoño, el tiempo del vino”.

Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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El Deportivo Saer mira la Copa

ESPECIAL: DIEZ AÑOS SIN SAER | En un extraño juego, la literatura de Juan José Saer y las pasiones deportivas –con el fútbol como estrella absoluta–, se conjugan en este texto que nos regala el periodista Ariel Scher.

Por Ariel Scher

Los tres delanteros del Deportivo Saer se llamaban Nadie, Nada y Nunca, pero ese no era el rasgo sobresaliente del equipo. No podía serlo porque en el Deportivo Saer no había ni socio ni hincha ni jugador ni mozo que no supiera de atrás para adelante y de adelante para atrás Nadie, nada, nunca, novela cumbre de Saer, de Juan José Saer, el escritor santafesino que le daba nombre, sentido, estilo y vida a cada pelotazo y a cada penal en ese club. Lo sobresaliente, lo que de verdad resultaba sobresaliente, era que ni hinchas, ni socios, ni jugadores ni mozos tenían la más mínima idea de si a Saer, maestro del lenguaje y de los libros, talento mayúsculo que nació en 1937 y murió en 2005, le había gustado el fútbol.
“Le gustaba, desde luego que le gustaba”, vociferaba el tío de Nadie, que se llamaba Juan o Pedro o José, pero ni Nadie ni nadie lo llamaba de esa manera porque él exigía que le dijeran Tomatis, como el emblemático personaje que Saer introdujo en muchos de sus textos.
“Le gustaba”, insistía, imbuido de su ser Tomatis y de su entrenamiento como lector de Saer. Y, mientras analizaba partidos de la Copa América de Chile –una Copa comenzada el día en el que se cumplían diez años de la muerte de Saer en París–, recordaba que en Nadie, nada, nunca reluce un concepto del juego. Lo enuncia un entrenador: “El fútbol es, antes que nada, armonía y combate”.
Otra imagen de Saer, también en la Costanera de la ciudad donde inició con su escritura.

Muchos le cuestionaban a Juan o Pedro o José o Tomatis esa afirmación. Un mozo –alguien autorizado porque las obras de Saer traen unos cuantos mozos– se la refutó feo con el dato de que Tomatis, justo Tomatis, se manifiesta en La grande, la novela póstuma de Saer, “ridiculizando el deporte y proclamando sin mentir que nunca había entrado en una cancha de fútbol”.
“No sé si lo suyo era el fútbol”, soltaba el mozo. Para él, Saer, que abordaba cada cuestión aparentemente menor del mundo y la contaba como si fuera el mundo entero, portaba el secreto para definir las cosas y, entre las cosas, los deportes. Como certificado, ahí circulaba, entre los ensayos de El concepto de ficción, un resumen saeriano del ajedrez: “El ajedrez es una metáfora de la amistad aunque su decurso sea una batalla”. Y, para dejar en claro que su condición de mozo no lo volvía un hablador sin pruebas como otros mozos, rescataba a un personaje de Saer, Mauricio, quien, en Glosa, otra novela, batalla afectuosamente en el ajedrez con cuatro rivales al mismo tiempo.
Desde una visión u otra, en lo que sí coincidían socios, hinchas, jugadores y mozos del Deportivo Saer era en que quienes representaran al club debían comportarse sobre el césped respetando la lógica con la que Saer edificó su literatura.
En ese punto, más que las percepciones del Tata Martino o de Jorge Sampaoli, los deportistas aprendían el título del libro que la escritora Florencia Abbate enhebró sobre Saer: El espesor del presente. Y, más que especular sobre las magias de los pies de Neymar, se entrenaban en una explicación de la especialista Beatriz Sarlo. Esta explicación: “Saer fue siempre original porque eligió extenderse en la narración de acciones que, habitualmente, la ficción calla o simplemente menciona. Se puede escribir: ‘ella cosió el botón’. Saer lo cuenta a lo largo de cuatro páginas”.
Un córner, en consecuencia, no implicaba para los muchachos del Deportivo Saer un procedimiento más o menos mecánico por el que trataban de que la pelota, en vez de estar en la esquina, llegara a la red contraria. No: en el Deportivo Saer, más que el gol y más que el grito de gol, resultaban determinantes la mirada del número 11 a la posición del número 10, y el efecto de una brisa suave que desplazaba de derecha a izquierda los yuyos sobre los que estaba apoyada la pelota y cómo esa pelota viajaba de unos yuyos a otros yuyos, y el movimiento de cordones del botín diestro de un volante zurdo que parpadeaba dos, tres, seis veces.
Nada de confundirse: de todo eso no brotaba un fútbol agobiante o aburrido. Al contrario, ocurría lo mismo que con la literatura de Saer: una delicia.
Por si alguien lo olvidó, el centrodelantero del Deportivo Saer respondía al nombre de Nada. Un crack. Se emocionaba si jugaba Messi, si aceleraba Agüero o si se contorneaba Alexis Sánchez. No obstante, le comentaba a Nadie y a Nunca, los wines del equipo, que su ídolo, por encima de esas superfiguras, era Pedro Gorosito, goleador del club Progreso en los años cuarenta, según la presentación que le dedica Saer en Cicatrices, otra novela enorme. Ídolo, sí, Gorosito porque no sólo destinaba su talento deportivo al fútbol sino que lo expandía hacia la natación.
Santafesino y de río, narrador pormenorizado de remeros y de remos en El entenado y en El limonero real, Saer le atribuye a Gorosito en Cicatrices un mérito capaz de generar envidias en cualquier nadador: había dado brazadas con el mítico Pedro Candioti, un prócer de las aguas abiertas que llegó a las tapas de los diarios con sus hazañas. Un prócer de las aguas abiertas mutado, además, en prócer literario porque nadó hasta alcanzar un sitio en las páginas de Saer.
Es posible que se confundan ciertas gentes para las que el fútbol es sólo hacer más goles que los demás. Algunas de esas gentes hasta acaso subestimen la comprensión del juego que distinguía al Deportivo Saer y no se concentren en cuánta inteligencia circulaba allí en cualquier tiempo y también ahora, que hay Copa América. Aun así, a esas gentes les hubiera convenido concederle atención a las deliberaciones que socios, hinchas, jugadores y mozos desplegaban antes, durante y después de los partidos. La literatura de Saer les obsequiaba claves. Y ellos, desde esas claves, moldeaban filosofía futbolera, poesía futbolera, o sea filosofía y poesía. Dominaban todos que, por caso, en la novela La pesquisa, queda expuesta la preocupación de Saer por una sociedad que “ha sustituido la plegaria por la compra a crédito y la veneración de los mártires por la foto autografiada de un jugador de fútbol”. Y, si Saer se había preocupado, ellos también.
Y más: Juan o Pedro o José o Tomatis solía sugerirle a un mozo que quien averiguara por qué Saer, en el cuento Palo y hueso, resuelve que un personaje le ordene a otro “llévelo al fútbol” encontrará el secreto esencial de tamaña pasión de millones.
Porfiado, casi peleador, observador de los detalles a la manera de Saer, el mozo retrucaba que si, en algún rincón permanecía guardado el misterio del fútbol, ese lugar surgía en otro texto de Saer (del que no largaría el título para que todos lo fueran a rastrear) en el que una ciudad va siendo ocupada por una inundación. “Del otro lado de la avenida está el estadio de fútbol”, redactó allí Saer, quien nació en Serodino, un pueblo, pero cuando se radicó en Santa Fe capital se acostumbró a esperar un colectivo en la cancha de Unión para ir en busca de una novia.
A Nunca, el wing izquierdo del ataque que compartía con Nadie y con Nada, le sobraba devoción por el fútbol y por llevar las banderas del Deportivo Saer a un campo de juego. No por eso mentía. Durante la primera noche en la que socios, hinchas, jugadores y mozos del club se juntaron para debatir sobre alguno de los partidos de la Copa América chilena, confesó que de las aproximaciones de Saer al deporte sus favoritas no provenían del fútbol. Elegía a Coria, el hombre de rings del cuento El taximetrista (“Había sido boxeador amateur durante un tiempo, hasta que, durante una discusión extraprofesional, le vació el ojo de una trompada a un entrenador, incidente que interrumpió su carrera justo cuando se hallaba a punto de incorporarse al profesionalismo”), al billar con el que largaba Cicatrices (“Estoy inclinado sobre la mesa, haciendo deslizar el taco, listo para tirar. La colorada y la blanca –mi bola es la de punto– están del otro lado de la mesa, cerca del rincón”) y a la invocación a los Grand Slams que flotaba en La grande (donde alguien “jugó en torneos internacionales de tenis llegando algunas veces a las semifinales de Wimbledon y de Roland Garros”).
Pese a esas preferencias, su compromiso con el fútbol y con las concepciones del Deportivo Saer gozaban de tal intensidad que jamás hacía una gambeta con una pelota que no fuera multicolor porque así es la pelota que rebota en La grande.
Unas horas antes del debut de Argentina en la Copa América, los delanteros Nadie, Nada y Nunca elogiaron al mediocampo que los abastecía en el Deportivo Saer y se pusieron de acuerdo en que, por más méritos que acumulara, sería difícil que otro mediocampo, inclusive el de una selección, rindiera mejor.
Entonces, intervino Juan o Pedro o José o Tomatis, al cabo un experto, que sacudió el aire con un antiguo ejemplar de la revista El Porteño en la que Osvaldo Soriano, entrevistado caracterizaba desde la cancha a los grandes escritores de la época. Allí, se fundamentaba, con seriedad, con sabiduría y con gracia, el motivo de un mediocampo exquisito. Lo proclamaba a lo Ramón Díaz, Soriano: “A Juan José Saer lo pondría de ocho: es el que levanta la mirada y avisa que se viene el contragolpe”.
Sobre aquella entrevista y sobre el enigma de la relación de Saer con el fútbol polemizaron Nadie, Nada, Nunca, socios, hinchas, jugadores y mozos del equipo hasta que Argentina entró al estadio para estrenarse en la Copa América. Curiosamente, ni en esa circunstancia ni en ninguna otra se mostraron incómodos frente a una situación innegable: hay quienes dudan de la existencia del Deportivo Saer. “No existe para los que todavía no leyeron a Saer. Cualquiera que empiece a leerlo, más temprano o más tarde se hará socio, hincha, jugador o mozo del club”, argumentó Juan o Pedro o José o Tomatis. O ni Juan ni Pedro ni José y sí Tomatis. Tomatis, por fin Tomatis porque esta vez el mozo lo enfocó casi conmovido y le dio toda la razón.

Familia fútbol
El periodista y escritor Ariel Scher, junto a su hijo Ezequiel, siguen día a día la Copa América a través de una idea que comenzó el año pasado en el Mundial de Brasil, a la que denominaron Familia Mundial. Ezequiel desde Chile y Ariel desde Argentina buscaron la excelente excusa del fútbol para escribir sobre literatura y otras yerbas. En esta oportunidad, Ariel Scher nos deleita con un texto titulado originalmente Deportivo Saer, en referencia a nuestro gran escritor.

Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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Detrás del plato, las relaciones de poder

Con la soberanía alimentaria como eje, se desarrolló un taller de comunicación comunitaria.


El pasado 10 de junio se realizó el taller “Hablemos con la boca llena”, que se planteó como un espacio de trabajo para abordar la problemática de la soberanía alimentaria, desde la mirada de la comunicación comunitaria. Se llevó a cabo en El Solar de las Artes y participaron comunicadores, nutricionistas y público en general interesado en la temática.
La actividad se desarrolló en dos etapas: primero se realizó una reflexión acerca de distintos ejes que abarca el concepto de soberanía alimentaria y luego se trabajó grupalmente en la producción comunicacional, con la intención de crear spots radiales, cuñas artísticas, calcomanías y afiches que formen parte de una campaña de sensibilización.
La comunicadora social Karina Arach (derecha) fue la especialista que aportó herramientas para la visibilización de la temática alimentaria. Foto: Gabriela Carvalho.

A propósito de la temática, la especialista en comunicación comunitaria Karina Arach dijo: “los medios de comunicación nos educan más de lo que creemos, ya que trabajan sobre la construcción sentidos compartidos socialmente. La información que circula en los medios también es un variable que influye muchísimo sobre los alimentos que eligen los consumidores, pero también los que producen los productores”.
La jornada estuvo focalizada en la discusión de la soberanía alimentaria, entendida como el derecho a elegir qué comer y cómo producir, tal como fue introducida hace dos décadas por organizaciones campesinas y pueblos originarios. También especialistas que trabajan en el sector de la agricultura familiar presentaron un diagnóstico de la actual situación provincial y nacional.
El taller se enmarcó en las actividades que viene desarrollando el proyecto “Soberanía alimentaria y comunicación comunitaria’’, integrado por las radios comunitarias FM 100.1 de Ángel Gallardo, al FM Voces de la Costa 98.5 de Arroyo Leyes, la agencia Inta Monte Vera, el Área de Comunicación Comunitaria de la Universidad Nacional de Entre Ríos y la Delegación Santa Fe de la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación.

Los eslabones de la cadena
Según los organizadores, “cuando se habla de qué implica la soberanía alimentaria generalmente lo más concreto que tenemos es el plato de comida que nos llevamos a la boca. Pero en realidad detrás de ese plato de comida hay un camino extenso que favorece a unos y perjudica a otros. Por eso, es muy importante poner el foco allí y pensar cómo se consigue alimento y por qué a veces no se lo consigue”. Por eso, la exposición se focalizó en los tres eslabones de la cadena productiva: productores, intermediarios y consumidores.
En cuanto a la producción, el debate se focalizó en los productores, y principalmente hicieron énfasis en los agricultores familiares, que son en definitiva los que producen los alimentos de todos los días. Al respecto, plantearon que es el Estado el que debe trabajar en la planificación de cómo se producen los alimentos. Esto implica analizar la posibilidad de los productores de acceder al agua, el territorio y la tecnología adecuada.
Con respecto a los intermediarios, se planteó que en definitiva es esa cadena de comercialización la que termina poniéndole el precio a los productos. Esto se debe a que muchas veces a los productores no les genera ninguna ganancia venderles la mercadería a los intermediarios porque se la quieren comprar a un precio muy bajo y, a su vez, los consumidores compramos los alimentos a un precio altísimo.
Actualmente hay un desfasaje de precios enorme que está generado por los actores intermediarios –muchos de ellos son empresas transnacionales– que se quedan con un gran porcentaje del valor de los productos. Por eso, también es necesario fomentar políticas que incidan las condiciones de comercialización y en los precios de los productos, ya que en las ciudades estamos consumiendo alimentos a un precio altísimo debido a la escasa de regulación.

Una lucha de poder
En diálogo con Pausa, Gabriela Cardoso, trabajadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), sostuvo: “La producción de alimentos es una lucha de poder, desde el momento mismo en que el productor se hace de las semillas para empezar a producir, pasando por la industrialización y hasta los intermediarios y comercializadores de los productos. En reiteradas ocasiones los productores tienen que tirar su mercadería y al mismo tiempo nosotros compramos alimentos cada vez más caros. La cadena de comercialización está violentándonos a los que estamos en los dos extremos: los que producen y los que consumimos”.
Consultada por las políticas públicas, la especialista agregó: “existen  situaciones encontradas. Por ejemplo, desde hace un tiempo hay una Secretaría de Agricultura Familiar, que depende del Ministerio de Agricultura de la Nación, pero es un área que tiene muy poco presupuesto. A su vez, hay otros sectores agrarios más grandes que tienen muchas más políticas que los favorecen. Se destinan recursos humanos y financieros para trabajar con pequeños productores, pero es necesario generar una masa crítica desde las bases que permita que este trabajo se profundice cada vez más, porque la realidad es que hay muchos intereses en el medio y justamente los sectores campesinos y de pueblos originarios no tienen los recursos económicos para hacerse escuchar”.

Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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Sobre lo Camp


“Muchas cosas en el mundo carecen de nombre y hay otras cosas que, aún cuando posean nombre, nunca han sido descritas. Una de éstas es la sensibilidad (inconfundiblemente moderna, una variante de la sofisticación pero difícilmente identificable con ésta) que entiende por el culto nombre de Camp”. (En contra de la interpretación y otros ensayos)

Así comienza su artículo Susan Sontag para definir lo que podría ser una corriente artística emparentada con lo kitsch o tranquilamente podría ser un análisis sobre la coyuntura local luego de las últimas elecciones. Lo que podríamos llamar la perinola electoral donde todos suman o El Teete (triple empate técnico). Dice Susana que “El tiempo puede remediarlo, que el tiempo reduce el ámbito de la sensibilidad camp. El tiempo libera a la obra de arte (dice Sontag y yo agrego a la política) del contexto moral. Es decir genera un efecto por el cual el tiempo reduce el ámbito de la banalidad”.
Para poder entender porque una elección puede ser camp y terminar en el Malba o porque no en el MoMA cual obra de arte observada por el Momo Benegas mientras le roba un sanguchito a Mercier, me permitiré definir algunos aspectos que pueden acercarnos a comprender cuánto de Camp tiene la elección en nuestra querida comarca:
1) Camp es la glorificación del personaje.
Notitrece se controvertirá en un nuevo laboratorio político y Zamba en breve puede ser candidato a vice. Se lamenta Tincho Carpincho.
2) Lo simplemente malo (más que camp) suele serlo a causa de una ambición demasiado mediocre.
Todos suman en esta perinola.
3) Lo camp es arte que quiere ser serio pero que sin embargo no puede ser tomado enteramente en serio porque es demasiado.
Sólo basta repasar los jingles, los spots publicitarios, el show de las mesas testigo o Pinedo citando a Perón.
4) El gusto camp vuelve la espalda al eje bueno-malo del juicio estético corriente. El camp invierte las cosas, no sostiene que lo bueno es malo, o que lo malo es bueno. Se limita a ofrecer un conjunto de normas para la vida, diferente, complementaria.
Repase cada candidato, únalo a los personajes que lo acompañaron en el pasado, luego piense en quiénes lo defienden en el presente y si le quedan ganas piense en el futuro.
5) Por lo general valoramos una obra de arte por su éxito. Es la experiencia del mundo constantemente estética. Encarna una victoria del estilo sobre el contenido, de la estética sobre la moralidad, de la ironía sobre la tragedia.
Nadie vota a perdedores, por eso un triple empate es una experiencia arrolladora...
Al parecer una persona suele inclinarse hacia lo camp cuando comprende que la “sinceridad” no es suficiente. Aparece una nueva pauta, el artificio como ideal, la teatralidad.
Un precioso camino lleno de cinismo pero con modales, una apasionante búsqueda por encontrar el éxito en ciertos apasionados fracasos. Hay quienes dicen que no es importante ser sinceros, sino tener estilo. La última definición de Camp: es bueno porque es horrible.

Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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viernes, 19 de junio de 2015

Peones, alfiles, torres y formación

El ajedrez gana terreno en Santa Fe de la mano de atractivos torneos y del impulso a la enseñanza de la disciplina en escuelas primarias y secundarias.


El ajedrez surgió en Europa en el siglo XV como un juego entre dos personas, cada una de las cuales dispone de 16 piezas móviles que se colocan sobre un tablero dividido en 64 escaques. Considerado en la actualidad como un deporte, se juega sobre un tablero cuadriculado de ocho casillas por ocho, alternadas en colores blanco y negro, que constituyen las 64 posibles posiciones para el desarrollo del juego. Al principio cada jugador tiene un rey, una dama, dos alfiles, dos caballos, dos torres y ocho peones. El objetivo es derrocar al rey del oponente.
La historia del ajedrez está llena de duelos feroces que trascienden los tableros, como el que mantuvieron los rusos Kárpov y Kaspárov: entre 1985 y 1995 jugaron 144 partidas de un nivel altísimo que tuvieron en vilo al mundo entero. Cada uno de ellos fue símbolo de una manera distinta de entender la vida y el mundo.

La movida local
Salim Hase llega a la Plazoleta Bruzzone con sus piezas y las acomoda rápidamente en el tablero mientras cuenta a Pausa que se dedica a enseñar ajedrez desde hace 15 años. Casi ni las mira, parece que el sentido del tacto hace su trabajo de memoria. Hijo de Ricardo Hase –jugador destacado a nivel regional y nacional– y sobrino de Juan Carlos Hase –competidor olímpico en cuatro oportunidades–, Salim se define a sí mismo con un “aceptable”. Sus tareas como docente se desarrollan en el taller de ajedrez de la Escuela Almirante Brown, adonde asisten alumnos entre primero y cuarto año del nivel secundario; y en la Dirección de Deportes de la Universidad Nacional del Litoral, que tiene sede en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Además, organiza torneos y actividades en diversos espacios, “puede ser en un club, una biblioteca o un bar, todo depende de quién nos preste sus instalaciones”, precisa.
Salim Hase dicta ajedrez en la escuela Almirante Brown. En la última gestión, el gobierno sumó 170 horas de clase para el juego ciencia.

Su próximo desafío es la concreción de una nueva edición del Torneo Dos Orillas, que se realizará en homenaje al maestro Adriano Colussi el sábado 27 de junio desde las 14 en el hotel UNL-ATE. “Está coorganizado con personas de la provincia de Entre Ríos y vamos muy bien con los preparativos. Serán nueve partidos de 15 minutos por jugador. Contaremos con la participación del santafesino Roberto Servat; Juan Carlos Hase y Salvador Alonso, de Buenos Aires, y el rosarino Gabriel Lorenzini, presencias que nos garantizan una gran convocatoria”, contó Hase. La actividad recibirá a jugadores oriundos de varias provincias del litoral y repartirá 10 mil pesos en premios, que serán pagados en efectivo a los primeros posicionados.
El Dos Orillas, además, será vistoso por la calidad de sus partidas rápidas, aunque en otros ámbitos se realizan juegos de dos y cuatro horas. “Aunque no parezca, se pasan rápido”, señaló Hase.
Respecto a los nombres que ponen a Santa Fe en lo más alto, el docente repasó: “El número uno en es el maestro internacional Roberto Servat, campeón casi ininterrumpidamente desde 1985. Actualmente hay varios chicos que perfilan bien como Santiago Zapata Charles, que fue campeón nacional sub 16. Es el jugador con más proyección en este momento, tiene un gran ímpetu. El futuro es él”.

Peones y reyes en las escuelas
Durante la última gestión, el gobierno provincial creó 170 horas cátedra para la enseñanza de ajedrez en escuelas públicas de nivel primario. La ministra de Educación Claudia Balagué explicó que forman parte de una estrategia de motivación para los alumnos. En este sentido, expresó que “es un espacio que permite no sólo aprender ajedrez, podemos articular muchas asignaturas y profundizar el pensamiento lógico formal, la matemática, la física y los valores. Nos permite que los chicos se motiven desde otro lugar”. Con el ajedrez como área curricular, Santa Fe es una de las provincias pioneras en el país con este tipo de innovación pedagógica en beneficio de los alumnos, y se enmarca en la ley provincial N° 10.525 sancionada en 1990. En sintonía, el Plan Provincial de Ajedrez Escolar cumplió 25 años y cuenta con un nutrido calendario de competencias que se desarrollan en distintas ciudades.
Sin dudas, el ajedrez como herramienta pedagógica permite potenciar procesos de pensamiento que desarrollen las operaciones del razonamiento lógico-matemático dentro del sistema curricular en los distintos niveles educativos. El juego también posibilita formar valores como la cortesía, el respeto por las normas y turnos, entendiendo que toda acción, como en el tablero, tiene su efecto.
Sobre los beneficios que le aporta a un niño aprender la disciplina ajedrecística, Salim Hase respondió “todos, porque el ajedrez no podría hacerle ningún daño a una persona. Es una actividad de muy bajo costo en comparación con otros deportes. A nivel intelectual, ayuda a mejorar las capacidades de cálculo y estrategia, cosas que se pueden aplicar imperceptiblemente en otros ámbitos de la vida. Lo principal es que impulsa el contacto la amistad”.
Desde lo personal, Salim expresó que “el ajedrez en mi vida es lo que elegí como deporte porque me apasiona, lo practico desde siempre. Además de ayudarme económicamente, me dio la posibilidad de llegar a ciertos lugares donde no habría llegado con otra actividad. En mi vida manejo muchas cosas como una partida de ajedrez”.
Originalmente, el ajedrez fue un juego inventado para personas pero, a partir de la creación de programas informáticos, existe la posibilidad de jugar contra un contrincante virtual. “A nivel local usamos algunos software para captar aspectos importantes de la partida, detalles que pueden servir a futuro. Y hoy en día, en un nivel de alto rendimiento, no utilizar un programa sería algo impensable. Los grandes jugadores y los que se están preparando para llegar a cierto nivel usan la computadora como parte de su entrenamiento. Un jugador mundial, como cualquier otro deportista, tiene asistencia psicológica y física. Son estrellas y trabajan con el mismo equipo que un jugador de tenis internacional, por ejemplo. Las partidas de ajedrez a ese nivel implican un desgaste físico muy importante”, detalló Salim Hase.
—¿Notás un interés mayor hacia la práctica del ajedrez?
—Sí, ha crecido mucho en las escuelas y a nivel federado. También se convirtió en una actividad fuerte en relación al desarrollo social. Y, si bien el porcentaje de jugadores es mayoritariamente masculino, está creciendo entre las mujeres, lo veo en la Almirante Brown, donde hay talleres con mayoría femenina.

La plazoleta Bruzzone
El pasado 13 de mayo se reinauguró la Plazoleta Bruzzone, ubicada en Ruperto Godoy y Rivadavia, cerca del Puente Negro.
Gustavo Bruzzone fue un ajedrecista destacado de nuestra ciudad. En 1977 fue secuestrado en Rosario y posteriormente asesinado. Su cuerpo fue identificado el año pasado: había sido enterrado como NN en el cementerio La Piedad. Como homenaje, el espacio público que lleva su nombre cuenta con varias mesas de ajedrez y un juego con piezas gigantes.

Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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Casa de los Ayala: la discográfica cooperativa

La Asociación Casa de los Ayala trascendió su categoría de institución formadora y organizadora de eventos en pro de promover la actividad musical local independiente. A fines de mayo se presentó el sello Casa de los Ayala, con el objetivo de ser un actor que acompañe al artista, siempre con la autogestión como premisa. En diálogo con Pausa, su presidente, Pablo Ayala, pormenorizó los caminos andados
—¿Cómo es que nace la necesidad de constituir la discográfica?
—Forma parte de un plan más amplio, que pretende mejorar las condiciones en que trabajamos los músicos santafesinos. Hace siete años inauguramos el espacio artístico, “Casa de los Ayala”, desde donde dictamos clases y organizamos cursos y recitales. Hace un año y medio obtuvimos la personería jurídica. Funcionar como asociación encauzó el modo de desempeñarnos y el resultado obtenido a través del trabajo colectivo fue ampliamente superador.
Creyentes del pronóstico, en la presentación de los discos de la Casa de los Ayala.

—¿Cómo fue ese proceso?
—El proceso tuvo su complejidad. No hay demasiada información acerca de qué características debe tener un sello discográfico. Teníamos los discos, o las canciones para hacer los discos, y empezamos a buscar la forma de financiarlos, y a estudiar cómo es el procedimiento para hacer ediciones legales. El trabajo asociado ayudó mucho: en lugar de ser individuos sueltos aprendiendo a los porrazos cada trámite, cada permiso, nos fuimos apoyando en la experiencia que cada uno traía.
—¿En qué se diferencia el sello?
—Editar discos es una actividad que abarca varias y diversas acciones, que fueron cambiando con el paso del tiempo. Años atrás los artistas se acercaban a este tipo de empresas con una propuesta y, cuando los aceptaban, el propio sello arreglaba algún tipo de cachet, financiaba los costos del estudio, decidía los músicos participantes, productores, arregladores, y demás partes del proceso, además de poner el producto en la calle. En ese caso el sello pasaba a ser “dueño” del disco y, por este motivo, muchos discos dejaron de producirse o están cajoneados. Pero hay otros formatos. Sellos que, a través de una licencia, se encargan de la edición y distribución durante un período de tiempo, pero el propietario del trabajo, el productor, es el propio artista. El primer disco de La Gordini (grupo del que formo parte) salió a través de un sello de Buenos Aires que trabaja con este formato. También hay muchos casos de artistas que graban, financian, editan y distribuyen sus propios discos. Nuestro caso es cooperativo y solidario. Tuvimos la fortuna de que un proyecto de la asociación fuese seleccionado entre los ganadores de la Convocatoria Espacio Santafesino 2014, del Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia. Ese premio, sumado a fondos propios de la asociación nos permitieron financiar estos primeros discos. Los músicos que participaron de las grabaciones, la producción artística, los arreglos, el diseño, las gestiones y producción ejecutiva, todo se realizó desde la asociación, por músicos y artistas que a su vez son parte de la comisión, socios, o amigos de la casa. Todos trabajamos codo a codo como colegas y amigos, y en ningún caso como “empleados”. La finalidad de los ingresos obtenidos a través de la venta de estos discos va a ser financiar los otros discos que vienen en camino.
—¿Cuáles son los discos editados? 
—Ya están entre nosotros Descalza en la lluvia de enero de Fernando Rossi y Uno contra uno mismo del grupo Creyentes del pronóstico. Estos discos forman parte de la serie “Nuevas Creaciones Santafesinas” y son obras originales e inéditas de artistas locales (Fernando es cordobés, pero vive en nuestra ciudad desde 1998). Esta trilogía se completa con El planeta de los perros del grupo La Gordini que está muy próximo a salir. También hay un disco mío como solista de guitarra: Fotos, grabado el año pasado, uno de Nahuel Ramayo y grupo y un disco de la cantante María Itatí Barrionuevo. Un caso particular es el del disco De la madera al paisaje de El Puente Trío. Se grabó a comienzo del 2002 y sólo tuvo una edición artesanal muy pequeña. Su edición definitiva quedó trunca con el trágico accidente que le costó la vida a Horacio Castillo, líder y director el grupo, en el año 2009. Editarlo servirá para honrar su amistad, su memoria y su música.

Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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Pensamientos ilustrados

Pablo Bernasconi y el proceso creativo detrás de sus reconocidos trabajos.


“No voy a hablar de la técnica, de cómo compuse tal o cual imagen; de lo que me interesa hablar hoy con ustedes es de lo más lindo que tiene esta profesión: las ideas; y de cómo la gestión de esas ideas nos pueden llevar a futuros felices”, con estas palabras comenzó la charla Pablo Bernasconi en El Molino, ante un marco de público amplio y diverso.
Mientras hablaba, parte de su obra lo escoltaba en la planta baja del espacio cultural, donde se exponen una serie de creaciones de su libro Finales. La otra parte de la muestra, la que tiene que ver con los trabajos presentes en Retratos y Bifocal, se encuentra en La Redonda, hasta el 21 de junio.
Edgar Allan Poe, unas de las figuras presentes en Retratos, de Bernasconi.

Bernasconi es un artista raro para definir o encasillar. Su obra es tan diversa como claramente identificable. Dibujos con crayones, intervenciones digitales, collages en tres dimensiones con maderas, alambres, pétalos, carne, componen parte de estos extraños objetos de arte que son sus libros, para niños y adultos, su muestra, sus trabajos para medios del país y el mundo. Estos collages marcan quizás parte de lo más reconocido de su trabajo, pero él insiste una y otra vez que la técnica es secundaria. “Yo siempre respeto las ideas por sobre la técnica, no hago nada supeditado a la técnica o a la estética, sino que siempre me vinculo con la idea, la idea me dice cual es la técnica, eso ha evitado que me automatice como artista, que es lo peor que le puede pasar a un artista porque pierde sentido la búsqueda, el riesgo, que es un motor muy grande. Si uno es fiel a la idea, la idea es fiel con uno: responde, manda, guía; después vienen las técnicas, el cómo construyo esto”.
Así como la idea comanda todo el proceso hasta lograr ese futuro feliz que dice Bernasconi, hay personajes del mundo cultural, a quienes él llama sus “ángeles de la guarda”, que secundan su trabajo: Bukowski, Cortázar, Arlt, John Lennon, Mafalda, George Lucas, María Elena Walsh, son algunos de estos personajes. “Ellos me han formado y me forman hoy, todos han atravesado mi vida, me escoltan, sé que ellos cuidan que yo no me vaya al carajo. Digamos que si yo en algún momento me voy para un lado medio ‘agaturrado’, es obvio que Mafalda me va a putear, entonces yo no tomo ese camino”, dice seriamente entre risas.

Obra y vida
Pablo Bernasconi nació en Buenos Aires, pero desde hace mucho su lugar en el mundo es la Patagonia, su casa en las afueras de Bariloche, donde vive con su mujer y sus dos pequeños hijos, Franco y Nina, a quienes nombra constantemente durante charla, señalándolos como grandes motores de sus trabajos, de sus procesos a la hora de crear.
Desde el sur trabaja para las editoriales porteñas y del exterior. Comenzó como ilustrador en el diario Clarín en 1998, y hoy publica en diarios y revistas de todo el mundo: The New York Times, The Wall Street Journal, The Saturday Evening Post, Telegraph y The Times, son algunos de sus clientes habituales. Actualmente, tiene una columna gráfica de opinión todos los domingos en el diario La Nación, donde, según dice, muchas veces su opiniones ilustradas han sido totalmente contrarias a las vertidas por algunos de los periodistas del medio.
Además de ilustrar revistas, diarios y de ser autor de libros infantiles, Bernasconi encaró una trilogía de poesía visual para adultos, que comenzó con Retratos, continuó con Bifocal, y cerró con Finales, las tres partes de esta muestra que lo trajo a Santa Fe.
“Nunca hice caricaturas, creo que no terminan de captar o hacer justicia al personaje que abordan. En Retratos busqué realizar retratos conceptuales, que instalasen, desde la metáfora, mi opinión sobre el personaje. Cada retrato es un fractal, cada uno tiene una secuencia, siempre puedo dar una vuelta más alrededor de la metáfora, agregando sentido, confiando en la inteligencia del otro para poder captar esos sentidos”.  El retrato de Videla es quizás uno de los más conocidos de esta serie: la cara del genocida formada por una conjunción de Falcon verde, sangre, huellas digitales borradas; capas y capas de significados, que van apareciendo a medida que el espectador se detiene e introduce en la observación de los detalles. En el otro extremo, el retrato de Abuelas de Plaza de Mayo, también resalta entre sus trabajos. “Yo trabajo mucho con Abuelas, he realizado afiches para diferentes campañas de la asociación, y también hay una obra sobre ellas en Retratos. Y no es un retrato de Estela de Carlotto, sino del colectivo y de lo que significan”. Ese retrato está formado por huellas digitales, chupetes y un pañuelo blanco.
Bifocal, el segundo libro de la trilogía, es un experimento sobre el humor, sobre los estados de ánimo del artista. “Todos tenemos lados más y menos luminosos, eso quise sacarme de adentro y ponerlo en la obra. Desde mensajes esperanzadores, hasta las sensaciones de un día que arrancó mal y saca lo peor de mi”.
El círculo se cierra, por ahora, con Finales. “Es un experimento editorial muy perverso”, dice Bernasconi. “Tengo la manía de comenzar a leer los libros leyendo primero el último párrafo. Y en ese hábito no muy agradable me encontré conque, en general, los finales de los libros no están en el último párrafo, sino que ahí, por medio de una metáfora, se conceptualiza el libro entero. Eso es lo que plasmé en las ilustraciones de este libro”.

Perseguir las ideas
“Yo aprendí a volar antes que a manejar”, dice mientras muestra una foto junto a su padre y un avión. Lo dice porque es un dato real, pero también un concepto muy ilustrativo de sí mismo, de su trabajo, de sus obras.
Con 41 años, Pablo Bernasconi se ha convertido en uno de los ilustradores más prolíficos del país, un artista que puede bucear entre autores complejos, de los cuales llenarse de insumos para crear, y cuentos sobre mocos, y salir ileso. Su fórmula, según sus palabras, está clara: nunca perder de vista quién o qué quisimos ser de niños, porque eso dice mucho de nosotros; estar atentos a las experiencias, de las que siempre podemos sacar material para crear; respetar a rajatabla la inteligencia del lector; no dejar que la práctica te devore, que la estética se coma al hecho artístico, y prestar siempre atención a las buenas ideas que nos revolotean, sino se van y se posan sobre alguien más que las agarra, las escucha y las convierte en sus futuros felices.

Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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