domingo, 15 de marzo de 2015

Pensamiento y lenguaje en bicicleta

Variopinta, por Federico Coutaz

No quiero decir que fue algo que no se puede expresar con palabras, expresión que, sin dudas, en este momento alguien está usando en todas las ciudades y en todos los idiomas. Era más bien la liberación del lenguaje y no era la locura. No hacía falta ninguna palabra y quizás por un instante jamás habían existido. El universo entero se justificaba a sí mismo. A todo eso no lo dice, lo piensa o quizás habla solo, porque la mujer a la que quiere hablarle ya se fue y no piensa escucharlo nunca más.
Entonces, piensa que el invierno viene para quedarse y que el verano que pasó, de alguna forma, fue el último. Piensa que nadie se muere de amor y que no hay forma de sanar lo que falta. Que más difícil que aceptar la muerte es aceptar que estamos solos, irremediablemente, siempre. Que es verdad que el tiempo cura las heridas y que nada se pierde, todo se transforma y todo eso. Piensa que pronto va a aprender a vivir sin ella como tantas otras cosas espantosas que tuvo que aprender desde que nació.
Piensa que todo concluye al fin, que nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina (por si no quedó claro). Y que es verdad que siempre que llovió paró y que a veces después de la tormenta hay un arco iris (con pequeños ponis y todo).
Piensa que es verdad que lo bueno dura poco y que el amor es eterno mientras dura (y que amar sin ser amado, et cétera) Piensa que es verdad que no hay camino sino que se hace al andar y que si los hermanos se pelean los devoran los de afuera. Respecto del amor después del amor, no está seguro si es verdad porque nunca lo entendió. Pero sí que es verdad que existe el presente y nada más, que a golpes se hacen los hombres y que los reyes son los padres. Piensa que es verdad que la vida es un esfuerzo digno de mejor recompensa, que no hay mal que dure cien años ni que por bien no venga. Que el buey solo bien se lame y que no hay refrán tan miserable como mejor pájaro en mano que mil volando.
Luego piensa que es verdad que un tropezón no es caída, que pisar mierda trae buena suerte, con la salvedad que si uno está en la mala, se resbala. Piensa que es verdad que todo es mentira en este mundo y que Manu Chao inventó una de las mejores palabras inventadas “malegría”, alegría triste, lo que hay.
Por último, piensa que es verdad que los locos y los chicos dicen la verdad y que no hay peor gordo que el que no quiere huir. Que la única verdad es la realidad, como dijo el general y que baila sobre la mentira y así. Piensa en la palabra verdad y le repugna, le suena seca, grandilocuente, aguda, filosa y duele.

Publicada en Pausa #149, miércoles 11 de marzo de 2015.
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