lunes, 30 de marzo de 2015

Otro aumento con gusto a poco

Las subas para comedores y copas de leche se ciñen a las normas, pero siguen sin alcanzar.


El Ministerio de Educación informó que en el corriente año aplicará un incremento del 30%, desdoblado en dos cuotas iguales (una a partir del 1º de marzo y la otra en julio), para alimentar a los chicos en las escuelas. La Ley Provincial Nº 13.296 establece que “la actualización de las raciones diarias asignadas a [los establecimientos educativos] se realizará dos veces al año”, tras sendos recesos, y que dicha actualización se calculará “de acuerdo a la variación del Índice de Precios al Consumidor”. Por ello, cabe decir que la cartera conducida por Claudia Balagué está cumplimentando lo indicado por la mencionada ley, ya que la inflación prevista para 2015 se equipara con el porcentaje de aumento otorgado. Pero en la práctica, esto implica que la partida para comedor escolar será de $5,60 desde ahora, y de $6,20 en julio; y la de copa de leche llegará a $1,90 y $2,10, respectivamente.
“Hay una pérdida marcada en cantidad y calidad del menú”, dicen desde las cooperadoras.

Mientras tanto, el último relevamiento de la Federación de Cooperadoras Escolares del departamento La Capital arrojó que para obedecer las obligaciones marcadas por el gobierno santafesino, hacen falta en promedio $12,60 en el caso de los almuerzos, y $3,07 para los desayunos o meriendas. Porque el Estado provincial es el que impone la cartilla de menúes, muy específica y ambiciosa. Pero no quien aporta los recursos acordes con esas exigencias. “Es una carrera desigual porque el que va adelante tiene otra velocidad”, apunta Juan Villafañe, presidente de esa entidad.

Desfase histórico
Entre junio de 2011 y marzo de 2013 no hubo subas en las partidas de comedor escolar y copa de leche. Asimismo, en julio de 2014 Balagué decidió no instrumentar el incremento correspondiente a ese período y violar la ley, por considerar que no era necesario dar más dinero para que los chicos comieran. Según su opinión, los recursos destinados eran suficientes. Todo ello, aunque sobre todo lo primero, generó un desfase que en el contexto inflacionario del último lustro aparece como imposible de solucionar si no se toma la decisión política de aumentar las partidas de manera drástica. Drástica, claro, si se toman en cuenta los porcentajes, no los montos. Porque lo cierto es que entre junio de 2011 y marzo de 2014, el gobierno provincial acumuló sólo $1,55 de suba para las partidas de comedor escolar y 50 centavos para las de copa de leche, y que en el transcurso de 32 inflacionarios meses, las raciones de comedor escolar pasaron de $3,10 a $4,80, y las de copa de leche de $1,04 a $1,60. Pero lo más triste es que en el primer caso, el aporte de la provincia pasó de $2,35 a $3,90, y en el segundo, de $0,80 a $1,30. Y triste es también que la Nación no se queda atrás: su refuerzo nutricional saltó tímidamente de 75 a 90 centavos, y de 24 a 30 centavos, en igual lapso de tiempo.

Migajas de la Nación
El último convenio suscripto con la Nación indica que “para los servicios alimentarios el aumento planteado para el ejercicio 2015 [es] del 20% anual con relación al total del convenio 2014”. Ello quiere decir que el Estado nacional piensa destinar la abultada suma de 20 centavos más para comedor por chico, y de 10 centavos más para copa de leche. Así, el mal llamado “refuerzo nutricional” alcanzará los $1,10 y $0,40, respectivamente.
Pero “no es lo mismo aplicar un 30 o un 20% sobre $10 que sobre $5”, indica Villafañe. “Sobre todo con el desfase que tuvimos durante 22 meses sin incrementar la partida; porque ese es el gran déficit que tenemos hoy”, agrega.
Igualmente, ese no es el principal problema. La realidad indica que “hay una pérdida ya marcada en cuanto a cantidad, calidad y a variedad del menú”. Es decir: en la provincia de Santa Fe hay 180 mil niños y adolescentes que almuerzan y 400 mil que toman la leche en las escuelas que reciben una alimentación más escasa, más berreta y menos variada de lo debido por falta de plata. Y ello se debe a la desidia del mismo Estado que exige a los ecónomos escolares que hagan magia para darles de comer apropiadamente, según los inaccesibles manuales recibidos.
Y ojalá la cuestión terminara allí. “Limitar esto a lo estrictamente financiero sería muy corto de nuestra parte”, advierte Villafañe. “También tiene que haber una dieta diferenciada conforme los distintos niveles, y necesitamos además apoyo técnico, con el respaldo de nutricionistas”. “Pero la verdad”, se lamentó, “nuestras expectativas son negativas. Este gobierno, provincial y nacional, no atacó el problema en tiempo y forma. Y acá no se está jugando sólo asegurar un contenido nutricional. Esto es mucho mayor”.

Publicada en Pausa #150, miércoles 25 de marzo de 2015.
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