lunes, 27 de octubre de 2014

Trata y tráfico: de esto sí se habla

Más de 500 personas en el 5º Congreso Nacional Argentina Contra la Trata de Personas.

El 5º Congreso Nacional Argentina y 3º del MERCOSUR-Cono Sur contra la Trata y el Tráfico de Personas reunió en Santa Fe a más de 500 personas, que se propusieron abordar esta compleja problemática desde distintas facetas. La insistencia de las organizaciones sociales en dejar de mirar para otro lado, la urgencia de políticas públicas de asistencia a la víctima y las matrices culturales que posibilitan la esclavitud del siglo XXI fueron ejes de debate.
Uno de los ejes presentes en todos los debates fueron las matrices culturales que posibilitan la explotación de mujeres para la prostitución. Foto: Pablo Bertoldi

Hay un contexto cultural que permite que repitamos y naturalicemos que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo y que no cuestionemos la forma extrema de violencia que implica que una persona sea explotada por otra. La trata de personas, con fines de explotación sexual y/o laboral, es la forma de violencia más instalada en nuestra sociedad. La esclavitud del siglo XXI.
La trata se ha instalado en las agendas de los países de la región debido al intenso trabajo de las organizaciones sociales, que a través de denuncias, de exposición de casos puntuales en los medios masivos y de múltiples actividades de sensibilización, empiezan ser escuchadas. Gran parte de los mecanismos e instrumentos para la lucha contra la trata que han construido los Estados surgen de la presión que ejercen las organizaciones a través de sus acciones territoriales y de incidencia política. El tema adquiere necesariamente una dimensión internacional y regional, por la naturaleza misma del delito.
Sin embargo, la trata de personas no es solamente un delito. Urge pensar, reflexionar, desarticular una serie de mecanismos culturales, políticos, económicos, que posibilitan y sostienen este tipo de situaciones de violencia. De allí que el lema del 5º Congreso haya sido “La cultura y la política… territorios de resistencias y disputas’’, contó Mónica Rivero, educadora popular e integrante de Acción Educativa Santa Fe, una de las organizaciones coordinadoras, junto a Vínculos en Red y la Universidad Nacional de Villa María.
El Congreso reunió el 19 y 20 de septiembre, en la Sala Garay, a más de 500 participantes de 14 provincias argentinas y de otros países del Mercosur, con la presencia de destacados panelistas invitados de Latinoamérica y España.
“Tuvimos un doble desafío: pensar en la posibilidad de que el Congreso sea itinerante y, además, ir complejizando la mirada que teníamos sobre el tema, enriquecer la visión con aspectos como el de las matrices culturales, que quedaron planteados en los debates, entender la trata como una problemática social que implica cuestiones culturales y económicas que sostienen esto’’, explicó Carlos Zagni, integrante del equipo organizador.

Dominio patriarcal
Dos sistemas que cimentan la sociedad fueron cuestionados y “desarmados’’ durante el Congreso: el patriarcado y el capitalismo.
Clyde Soto, investigadora social, integrante del Centro de Documentación y Estudio, de Paraguay, se refirió a las “Premisas patriarcales sobre el tráfico y la trata de mujeres con fines de explotación sexual”. Su mirada procura echar luz sobre el contexto ideológico que permite esta forma extrema de violencia hacia la mujer y de violación de sus derechos humanos: “Ciertos núcleos ideológicos, ciertas formas de pensar que están presentes en la vida cotidiana de todas las personas (no sólo de las personas ‘tratadas’) forman parte del mismo sistema que posibilita una clasificación de las mujeres, que permite hacer una estratificación sexual, considerando que algunas deben ser destinadas al trabajo sexual y otras a la ‘vida decente’ (la maternidad, la vida de pareja...). Esa segregación, esa división moral de las mujeres entre putas y santas, entre mujeres para la vida fácil y mujeres para la vida organizada u ordenada –según las premisas patriarcales–, sostienen este sistema y son la base de la violencia extrema’’.
“Las mujeres también crecemos y vivimos con el permanente temor a ser consideradas putas”, continúa Soto. “Y la puta es la mujer que se apropia del deseo sexual. De allí que considero que luchar contra la trata implica limitar el poder ilimitado de las redes trasnacionales, de quienes se apropian de las mujeres y las esclavizan. Pero, al mismo tiempo, luchar en contra de la vigencia de estas premisas patriarcales, desarmando sus bases ideológicas’’.

El arte habla
El Congreso incorporó, por primera vez, a los lenguajes artísticos, en un doble espacio: asumiendo la palabra y la reflexión en paneles específicos integrados por artistas (músicos, actrices, plásticos); poniendo el cuerpo para encarnar su mirada, a través de obras teatrales, esculturas, pinturas, recitales musicales y otras expresiones.
El artista plástico Mauricio Nizzero, de Buenos Aires, aportó una interesante mirada histórica acerca de la imagen en la historia del arte (roles del varón y de la mujer) y cómo la cultura patriarcal dominante las fue tomando como instrumento de poder: “La imagen en función de dominación: mi preocupación está puesta en la historia del arte y la producción de imágenes pictóricas que van siendo reemplazadas cada vez más por la publicidad. Este lugar de trabajo me permitió hacer un recorrido para ver cómo estaba instalada la figura del hombre y la de la mujer y, a partir de ahí, cómo la publicidad dice y propone mensajes que siguen sosteniendo este principio patriarcal, dominante, masculino, de la fuerza del macho que dice y decide por el otro”.
Nizzero contó que trabaja “en otro formato de masculinidad: pensar la masculinidad desde lo sensible. Yo, como hombre heterosexual, ¿por qué no puedo llorar, por qué no puedo emocionarme, por qué no puedo lagrimear frente a una película, un libro, una poesía?”, se preguntó.
“En estas experiencias de sensibilización creo que logré mejorar mi condición de hombre. Conseguí pensarme desde otra masculinidad: más sensible, a la par de la mujer, construyendo nuevas experiencias”, consideró el artista.
Otra de las dimensiones en las que se planteó la expresión artística es en su poder terapéutico. La actriz Mariel Rosciano protagonizó uno de los momentos más conmovedores del encuentro, con su unipersonal “En el nombre de Raquel”’, una adaptación de la novela “La polaca”, de Mirta Shalom, que cuenta la historia de Raquel Liberman, inmigrante judía que en 1930 denunció una red de proxenetas que operaba en Buenos Aires y Rosario.
“Vine a conversar acerca de cuán potente es la herramienta del arte, sobre todo en la sensibilización de públicos. Y a mí me interesa muchísimo el público joven. La obra muestra las relaciones de poder, de una manera poética, no morbosa, y produce una fuerte identificación en las víctimas. Considero muy importante escuchar a las compañeras que pusieron el cuerpo, que están dando un relato vivo, que nos puede ayudar a reflexionar sin necesidad de ir a los libros”, afirmó Rosciano.

Poder relatar
El relato de las víctimas mereció un lugar especial en el Congreso. Hubo un panel sobre explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, merced al aporte de personas que trabajan con chicas y chicos que atraviesan esta situación en diferentes países.
Otro espacio vivencial fue un taller de mapeo colectivo a cargo de estudiantes de los diplomados de Género y Trata que dicta Acción Educativa, junto a la organización Santa Fe en Actividad por los Derechos de las Mujeres, que a partir de repensar la cartografía (qué nos dicen los mapas hoy y cómo son usados por los poderes dominantes), invita a repensar la problemática de la prostitución.
El gran desafío que dejó este Congreso es el de seguir multiplicando, replicando, repensando la temática. “La lucha contra la trata de personas es un camino complejo y sinuoso”, sintetiza Mónica Rivero, “que exige diversidad de intervenciones y multiplicidad de actores, que se puedan poner en diálogos estratégicos, no sólo para la visibilización de la multiplicidad de escenarios donde el delito de trata se ejecuta, sino para ir diseñando estrategias que se puedan ir complementando en orden a la acumulación de poder para la incidencia política’’.

Una cultura del proxeneta
El antropólogo Oscar Montiel (Universidad Nacional Autónoma de México) relevó el modus operandi de un grupo de proxenetas del estado de Tlaxcala, donde diez comunidades tienen la particularidad de producir “padrotes” (proxenetas). “Hay una cultura que enseña a niños y jóvenes a prostituir mujeres”. Esos “saberes” son: ser “bien verbo” (el uso de la palabra), la autocoacción emocional (matar el sentimiento para no sentir culpa por la explotación de la mujer), la “padroterapia” (para que sus víctimas no los abandonen ni denuncien) y “saber moverse” para reclutar mujeres y colocar la “mercancía”.

Informe: equipo de comunicación de Acción Educativa.

Publicada en Pausa #144. Pedí tu ejemplar en estos kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

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