lunes, 27 de octubre de 2014

Carne, pecado y plumas


¡Apostasía Ya!
Todo el mundo sabe la misma verdad. Y nuestras vidas se componen de cómo distorsionarlas.
Podemos transitarlas de manera más o menos agradable, con más o menos amigos, con bebidas de dudosa calidad o de mejor marca.  Podemos ser más o menos amplios, podemos ser más o menos conservadores. Podemos encontrarnos en mutaciones permanentes, incluso sentirnos extrañados por cómo las cosas suceden. Podemos ser más o menos místicos… Ahora, que unos señores de vestido largo luego de tanto tiempo sigan con una narrativa anacrónica me tiene un poquito cansado. La idea de que la única manera de perdonar a alguien es tener un chivo expiatorio, que encima es su propio hijo torturado y asesinado porque no hay otra manera de perdonar que no sea mediante el dolor y la culpa, es por lo menos una invitación a la reflexión. Sirva como ejemplo en los Midachi el Chino Volpato.
La idea de que no puede haber perdón sin derramamiento de sangre, sin castigo, es básicamente una idea antigua y horrible.
En el caso particular de la doctrina del pecado original se supone que debió ser cometido por Adán que, como sabemos, nunca existió. Por lo cual esa hermosa institución que ahora gerencia un argentino retransmite la absurda idea de que Jesús, el chivo expiatorio, fue sacrificado por el pecado de un antepasado inexistente.  Es todo tan inverosímil como pensar que las hamburguesas de Mc Donald’s contengan carne. Pero, al menos, el payaso esta feliz y no sangra.
Si esta gente solo se quedara los domingos y no intentaran llevar sus rosarios a otras vidas, todo bien. Pero no, pueden incidir en leyes provinciales que hablen de la promoción y protección de la mujer en conflicto con su embarazo, en donde hay una hermosa definición: “Entiendase por ‘mujer en conflicto con su embarazo’ a toda mujer embarazada que por cualquier causa sufra un disturbio emocional o cualquier tipo de violencia, que pudiera poner en peligro la salud o vida de ella o su hija o hijo, nacido o no, ya sea porque su embarazo no fue planificado, fue originado con violencia o por violación o existan enfermedades que se agraven o dificulten su tratamiento. La protección se dará con absoluta independencia de la causa que haya dado origen al conflicto”. Una verdadera maravilla de dios.
¿Qué hacer?
Ya lo dijo Flavio Mendoza, más allá de la prosa, la vida esta hecha a imagen y semejanza de Stravaganza.

(*) Minutos antes de pasar a la clandestinidad con culpa por no haberle dado un autógrafo al Licenciado Ramiro.

Publicada en Pausa #144. Pedí tu ejemplar en estos kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

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