viernes, 19 de septiembre de 2014

Ningunos dormilones

Habitación 13, un nuevo serial local, ya se encuentra en la etapa final de su producción.


Es así, mientras más grande la ciudad, más grande es la posibilidad de que en el momento de la cena familiar, uno de los lugares (ese que todos pueden ver sin estorbos) esté ocupado por el televisor. Como tantísimos otros, este es un hábito que rara vez se llega a cuestionar. Lo que cada vez resulta menos extraño, no obstante, es que emerjan proyectos e iniciativas de producción locales con lógica cooperativa. Tal es la experiencia de Muchasiesta Productora Audiovisual Cooperativa, que se encuentra en vías de realización del último capítulo de Habitación 13, una serie de trece episodios en los que justamente se cuestiona y se invita a reflexionar acerca de qué consecuencias trae la automatización del consumo televisivo porque sí.
El equipo de la productora audiovisual Muchasiesta en pleno rodaje de la serie Habitación 13, escrita por Agustín Falco y Arturo Castro Godoy.

Los autores de la serie son Agustín Falco y Arturo Castro Godoy que, además de haber escrito el guión, son los directores. El proyecto fue presentado por estudiantes del Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales en la convocatoria lanzada en Santa Fe a través del Nodo Litoral.
Esta nueva productora está integrada por realizadores jóvenes que a fuerza de rodajes para distintas piezas para cine y TV se fueron cruzando tan seguido en las calles santafesinas que no pudieron menos que bautizarse y reconocerse bajo el nombre de un grupo, como para dotar de cierta formalidad a la cosa.
Así como los animadores de El Molinete o también La Huella Contenidos, Muchasiesta evidencia los resultados de sumarle a las buenas ideas una capacidad técnica con la compañía de actores de gran talla para el ámbito local como Raúl Kreig y Rubén Von der Thüsen. En consonancia con ello, y para que sea posible el financiamiento, el colectivo superó numerosas etapas a fuerza de méritos hasta llegar a la instancia de premiación. Así fue que hace poco más de dos años la convocatoria de la Fábrica de TV, organizada por el Consejo Interuniversitario Nacional, en el marco del Programa Polos Audiovisuales Tecnológicos, alcanzó a este emprendimiento que abre el juego a otras puestas en pantalla: escenas de la vida en las provincias, de historias de gente más de acá con contratiempos y problemas que más tienen que ver con viajes en bicicleta que con la demora del subte.
No obstante, las historias que pueden ser creadas pueden variar tanto en contenido como en forma. Tanto es así, que desde la producción comentaron a Pausa que “con esta premisa, nos permitimos ir variando capítulo a capítulo no sólo las historias y los elencos, sino que hay también una fuerte experimentación con diferentes géneros televisivos que nos interesó abordar”.
En esta vía, cada episodio será una entrega en la que cualquier cosa puede esperarse, ya sea un policial negro o una comedia de situación, una nueva oportunidad para  la proliferación y la invasión de zombis (¿puede acusarse como un género ya consolidado?) o una de intriga política, una comedia negra o un documental falso (más como el volumen I de Blair Witch Project que como sus lamentables secuelas): “Siempre manteniendo como un elemento importante en la construcción de cada una de las historias la idea de que lo que se está viendo es, en efecto, una historia construida que decidimos sentarnos a mirar, aceptando, según sea el caso, las reglas genéricas y de verosimilitud de cada tipo de capítulo”.
Ni la diversidad genérica buscada ni la rotación de actores (que aún con el capítulo 13 por rodar ya fueron 55) desviaron el eje organizador elegido, lo que permite que desde el fondo de las distintas tramas emerjan preguntas que son planteadas de diferentes maneras a lo largo de la serie. Cuestionamientos tales como ¿cuál es el lugar que ocupa la televisión en nuestra vida?, ¿qué es lo que nos hace sentarnos a mirar televisión en vez de hacer otra cosa?, o, finalmente ¿hacia dónde nos lleva toda esta automatización tecnológica a la que estamos sometidos?
Hacer la televisión que les gusta ver a ellos es el anhelo y por ello es que los recursos no se agotan en la puesta estética, sino que son acoplados con un contenido crítico, sugerente, que no se extingue en el goce sino que trasciende el horizonte de la transmisión para convertirse en germen de una reflexión superadora.
Verdaderamente podría decirse que el grupo de jóvenes están piloteando una carrera, si apuntamos que en mayo recién se comenzó con la etapa de pre-producción y que el 7 de julio se comenzó con el rodaje al que le resta (al momento de concretada esta nota) un solo episodio por filmar, por lo que podría arriesgarse que la post-producción y la emisión son cuestiones al caer. Uner, UNL, Iscaa, Asociación Argentina de Actores sede Santa Fe, Cairo Hnos., Municipalidad de Santa Fe, entre otras tantas fueron las instituciones que acompañaron y acercaron una mano para que en el balance final, con todas sus fichas jugadas, a los Muchasiesta les quede solo remarcar que “creemos en los recursos locales, y organizarnos es un aporte más al crecimiento de la industria audiovisual local”.

En Pausa #141, miércoles 10 de septiembre de 2014. Pedí tu ejemplar en estos kioscos.

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