jueves, 25 de septiembre de 2014

Es momento de vivir en libertad

Osvaldo Bazán formó parte de una mesa de debate en el marco de la Feria del Libro, donde se hablo de literatura y de los procesos culturales ligados a la diversidad sexual.


“Hablando la gente se entiende” fue el nombre de la charla organizada por la librería Ferrovía en el marco de la XXI Feria del Libro,  que contó con la presencia de Osvaldo Bazán y Esteban Paulón, presidente de la Federación Argentina de Lesbianas Gays Bisexuales y Trans (FALGBT), y con Gerardo Piccoto y Osvaldo Cherep como moderadores.
El escritor apuntó a cómo traducir en la realidad los avances en los derechos a la diversidad.

El eje del debate giró en torno a cuál es la realidad hoy de la diversidad sexual en nuestro país, a cuatro años de la sanción de la ley de matrimonio igualitario y a dos de la de identidad de género.
Al respecto, Paulón comentó que “no podemos quedarnos con la foto de esa madrugada en que se votó el matrimonio o, un poco más adelante, la ley de género. Hay que ver lo que sigue para adelante y, en este sentido, creo que hay debates que aún, a pesar de las leyes, no están saldados. Sobre todo en lo que hace a las cuestiones de género y esa es una autocrítica que nos hacemos como militantes de la diversidad. Porque previo a la sanción del matrimonio igualitario tuvimos meses y meses de debate, de charlas, de que se hablara de esto en los lugares de trabajo, en la mesa familiar; se pudo argumentar, explicar y que gran parte de la sociedad entendiera y apoyara. Pero el contexto de la ley de género fue otro, no se dieron todas estas instancias para poder hablar, conocer y entender, por eso creo que todavía hoy seguimos viendo y escuchando expresiones que son altamente discriminatorias y violentas con el colectivo trans”.
En los últimos meses, los dichos de determinados personajes públicos, como Jorge Lanata y Hugo Curto, abrieron nuevamente determinadas discusiones relacionadas, sobre todo, con la identidad de género. El presidente de la FALGBT argumentó que “uno puede estar de acuerdo o no con la ley de identidad de género, pero no puede imponerle a una persona ser quien no es, no podes arrogarte la capacidad de decir si ese otro u otra es madre o padre, es un nivel de violencia bastante importante. Por eso creo que la lucha no termina con la sanción de las leyes, la igualdad de oportunidades en la vida cotidiana es una lucha diaria, hay que seguir revisando nuestras prácticas para ampliar y construir derechos”. Sobre este mismo tema y la discusión respecto de si estos dichos deben recibir algún tipo de castigo o no, Bazán dió su punto de vista. “A mi me gusta que no se lo sancione a Curto, porque cuando hemos luchado por la libertad de expresión lo hemos hecho por la libertad de expresión de todos, no sólo de lo que nos gusta. Por supuesto que no comparto el mensaje, pero considero más importante la libertad de expresión de quien habla que lo que dice; después cada uno se hará cargo de eso. Hay una condena social a Curto, a Lanata, pero yo no le prohibiría a ningún homofóbico que diga lo que tenga que decir, y esto lo aprendí en la discusión por el matrimonio igualitario, donde no sólo hablé mucho sino también escuché. Voy a hacer todo lo posible para demostrar que están equivocados y si las leyes me dan el apoyo voy a disfrutar de mi libertad, pero yo no les voy a impedir que hablen y digan lo que quieran decir: prohibir la palabra creo que es demostrar debilidad. Que hablen, a ellos nadie les va a prohibir eso como si nos lo prohibieron a nosotros hace dos mil años atrás”.
“Hablando la gente se entiende” fue, justamente, el nombre de la charla. “Es tan grande la diferencia que se percibe con lo que pasaba 4 años atrás, donde había que explicar todo; hoy ya no hay que explicar nada”, comenta Bazán. “Durante siglos no se pudo hablar de estas cosas porque la iglesia católica lo prohibía, era un pecado nefando, del que nadie podía hablar. Y lo que pasó de terrible, cuando se pudo hablar, es que se habló, simplemente eso. Y cuando se habló, lo que se descubrió es que no había nada para decir, porque no pasa nada. Lo que aprendimos es que la naturaleza era distinta a lo que nos decían que era, donde sólo había hombres a los que les gustaban mujeres y viceversa, eso lo decretó la ciencia, el estado y la religión, no la naturaleza, que nos siguió dando una variedad maravillosa de personas que no se pueden meter en esos casilleros ya preparados. Habrá que aprender que hay de todo y que no tenemos casilleros suficientes o, en todo caso, habrá que preguntarse si esos casilleros son necesarios, yo creo que no”.

Libres de verdad
Osvaldo Bazán, además de sus reconocidos trabajos como periodista, tiene publicados cinco libros. En 1999 fue editado el primero, Y un día Nico se fue, sobre el que el autor reflexionó diciendo que “ese libro salió a la calle en una época donde no estaba el matrimonio igualitario, pero eso no se notaba en el libro, porque lo escribí pensando en ese país libre en el que quería vivir.  En algún momento había escrito un cuento donde hablaba sobre el amor de un hombre por una mujer, hasta que me di cuenta de que de eso no sabía nada y que no podía escribir sobre algo que no conocía. Pero siempre tuve claro que en mis libros no iba ni a pedir perdón ni a victimizarme por ser quien soy, porque el papel de víctima te legitima como víctima. Y un día Nico se fue no es una historia de victimización de un personaje gay, es el dolor del abandono, que es algo que nos unifica a todos, porque no importa si lo que te dejó es un hombre o es una mujer, te mata igual”.

Ser libres
Consultado sobre cómo ve al país luego de ese momento bisagra culturalmente como lo fue la sanción de la ley de matrimonio igualitario, Bazán fue tajante:  “yo estoy bastante cansado de hablar de la diversidad sexual”, y continuó, “me parece que después de cuatro años y de un marco legal y teórico que nos ampara e incluye, lo único que nos queda es ser libres de verdad. Ya discutimos lo que había que discutir y creo que no tiene sentido seguir en lo mismo. La pelea cultural está ganada, y debemos saberlo, porque si no reconocemos que está ganada la vamos a seguir peleando una y otra vez. Si hay un tipo que va a hacer un chiste homofóbico en la tele, yo le digo ‘hacelo, mientras te miro desde la cama con mi marido’. Después de cuatro años estamos para usar la libertad y dejarnos de joder, por eso les digo a todos los chicos y chicas gays que se animen a besarse en la calle, de eso se trata ser libres”.

En Pausa #142, miércoles 24 de septiembre de 2014. Pedí tu ejemplar en estos kioscos.

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