lunes, 4 de agosto de 2014

¿Relocalización o inclusión?

Con la creciente vuelve el debate sobre la vida y la tierra de los costeros.

Por Milagros Argenti

La nueva crecida del río sacó a flote una polémica ya recurrente: ¿qué hacer con aquellos distritos situados en zonas claramente inundables? ¿Es la relocalización de sus habitantes la única posibilidad? ¿Cuán abiertas se muestran las autoridades, y la ciudadanía en general, a otras opciones?



Colastiné Sur y la Vuelta del Paraguayo están emplazados en pleno valle de inundación del Paraná. Por ello es que el gobierno municipal esgrime que no se deben consolidar zonas vulnerables. “Esto tiene que ser una política de Estado de la ciudad, que nosotros estamos dispuestos a llevar adelante”, afirmó en diálogo con la prensa el intendente José Corral, y agregó: “no hay obras de infraestructura que puedan resolver la situación de estar en medio de ese valle. Entonces, ahora vamos a atender la emergencia y cuando baje un poco el agua vamos a conversar soluciones más definitivas con las familias”. La decisión del Ejecutivo local es, en un futuro, relocalizar en terrenos más altos a la gente que vive en ambos barrios. Pero lo cierto es que, por estos días, solamente “se atiende la emergencia” de aquellos lugareños que fueron reubicados temporariamente. Así, el Municipio instaló módulos habitacionales a la vera de la ruta 168 y del acceso a Colastiné Sur, a los cuales suministra lo necesario para subsistir durante la crecida, pero prácticamente no se ocupa de quienes no accedieron a ser trasladados, que permanecen en sus casas anegadas. Tampoco se están tomando medidas serias para proteger ese último distrito costero. Sólo se colocaron bolsas en el terraplén, pero no se lo está consolidando para evitar filtraciones. El intendente lo reconoció sin tapujos. “¿Se va a reforzar la defensa?”, le preguntaron. “De ninguna manera”, respondió Corral. “Allí el terreno natural tiene cota IGN 13 metros. Está tres metros por debajo de lo correcto. Las familias que estamos evacuando nunca deberían haber vivido en ese lugar, y ningún gobierno debe consolidar un terreno natural a 13 metros, porque el riesgo que se corre es que si la defensa tiene algún problema, de la noche a la mañana haya tres metros de agua, como ya vivimos en la experiencia trágica del Salado”. Los argumentos son válidos, pero a largo plazo. En lo inmediato, ya se están corriendo riesgos porque la protección en la zona es endeble y los habitantes, en soledad, trabajan a sol y sombra haciendo lo que está a su alcance para protegerse. Mientras tanto, pareciera que las autoridades quisieran demostrarles, in situ, el peligro que corren por no acatar sus órdenes.
Cierto es que desde Barletta en adelante, la administración local se viene ocupando de la gestión de riesgos como ninguna otra lo había hecho previamente, pese a estar Santa Fe rodeada de cursos de agua. Cierto es también que por ello hoy tenemos protocolos de actuación avalados por todos los organismos internacionales que estudian la temática. Pero esos mismos organismos insisten asimismo en la necesidad de dialogar con los ciudadanos instalados en sectores vulnerables y en la gradualidad de las relocalizaciones. Y con seguridad no avalan que la disputa por quién tiene la razón se dé en plena emergencia, fundamentalmente cuando uno de los actores de esa disputa son personas inundadas, en clara inferioridad de condiciones con respecto al Estado, que está obligado a velar por la seguridad de sus representados, cualquiera sea la situación.
Pero hay otra reflexión que están exigiendo los habitantes de Colastiné Sur y la Vuelta del Paraguayo. “No se entiende o no se quiere entender cuál es la idiosincracia que tenemos nosotros los costeros”, reclama Antonio Yapur, miembro de la Coordinadora de la Costa. Los distritos situados a lo largo de la ruta 1 no son solamente paisajes pintorescos que embellecen los folletos turísticos, ni la tierra prometida a la que emigraron miles de profesionales, cansados de la vorágine urbana. Son lugares habitados por personas con usos y costumbres propios, que los citadinos ignoramos flagrantemente y que los sucesivos gobiernos locales jamás nos han instado a conocer e integrar como parte de esta capital. Generación tras generación, los ribereños han convivido con el río, al que consideran familia. “Nosotros sabemos que vivimos en el valle de inundación del río, pero no le tenemos miedo. Lo respetamos y nos defendemos de él cuando crece. Pero no nos queremos ir porque este es nuestro hábitat”, dicen. Así, mientras las autoridades locales afirman cada vez que pueden que se trata de asentamientos en condiciones de irregularidad, los costeros recuerdan que Colastiné Sur tiene 350 años de existencia, y la Vuelta del Paraguayo un siglo. Trasladarlos a terrenos más altos, lejos del curso de agua que es su alma y sustento, sería arrancarles una parte importantísima de sí mismos. Y sería extirparle a esta ciudad todo testimonio costero. Ellos no “trabajan de inundados”, como muchos sectores reaccionarios no se cansan, brutalmente, de repetir. Son personas que sobreviven sin gas natural, en muchos casos sin agua corriente, con un servicio energético deficiente y con un cuestionable acceso a la salud pública, con tal de conservar una tradición que los atraviesa particularmente, pero que cada santafesino debiera hacer carne. Esta es la discusión que tenemos que darnos, y que el Municipio debiera habilitar, aún a riesgo de dar el brazo a torcer. ¿Seguimos los protocolos internacionales (que, por supuesto, tienen su razón de ser), y echamos por tierra nuestra historia de río, o aceptamos que se destinen recursos en cada crecida para resguardar aquellas zonas que emulan esa historia, y para, de una vez por todas, abrazar e incluir a nuestros ribereños?

En Pausa #138, miércoles 30 de julio de 2014. Conseguilo en estos kioscos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lamentables e ignorantes... más del mismo peridodismo barato de siempre... patético e indignante! Esperaba un poco más de uds. "Pausa".
No fundamentan casi ninguna de las posturas chupa bolas del municipio ¿"cota segura", "gestión del riesgo", "protocolos internacionales"?, expliquen estas valoraciones y sean críticos, por favor, con algunas de estas cosas. No alcanza con copiar y pegar de la página de la "Ciudad".
además, ¿se olvidan de la especulación inmobiliaria sobre todas estas tierras? Métanse un poco en el bosque, si es que realmente lo quieren ver...

Periódico Pausa dijo...

Estimado/a lector/a:
Ante todo agradecemos que se comunique con nosotros, aunque no compartimos casi ninguna de sus valoraciones. Lamentamos no haber colmado sus expectativas; suele ocurrir, muchas veces, que uno se ilusiona demasiado y luego la decepción es fuerte. Consejo: no "esperar" de los medios más de lo que esos medios pueden ofrecer. Para conocer mejor la postura del periódico respecto de la gestión municipal (y, en general, respecto de todos los temas que tratamos) lo/a invitamos a recorrer las ediciones anteriores de Pausa: http://issuu.com/pausa3.0
Desde ya, agradecemos su interés en nuestro medio y celebramos que se haya tomado unos minutos para escribirnos.
Saludos.