lunes, 9 de junio de 2014

La salud también es seguridad

La violenta realidad que viven niños y jóvenes en los barrios preocupa al colectivo de trabajadores de la salud: hubo una marcha a la Casa Gris para pedir que los escuchen.


Bajo un cielo gris y un viento que invitaba a meter las manos en los bolsillos, el jueves 22 de mayo numerosos trabajadores de los centros de salud del sudoeste de la ciudad, acompañados por organizaciones sociales, docentes, vecinos y el sonoro megáfono de María Claudia Albornoz, se hicieron escuchar frente a Casa de Gobierno.
Concentrados desde temprano en sus lugares de trabajo, marcharon hasta la Plaza 25 de Mayo, donde los esperaba el periodista rosarino Carlos Del Frade. Allí, los manifestantes dieron a conocer un documento que vienen elaborando en conjunto y que llama a la reflexión: las condiciones de insalubridad y falta de insumos en los centros barriales son una flagrante contradicción de los principios que proclama la Atención Primaria de la Salud. No obstante la situación de desprotección es lo que más preocupa al colectivo que escucha y atiende la dramática realidad de los barrios postergados. La jornada se completó con una radio abierta en la que se plasmaron diversas consignas y la presentación de artistas que le pusieron nuevas voces al reclamo.

Vulnerabilidad agravada
En diálogo con los medios periodísticos, Paula Gomítolo, enfermera de Emaus, y Mariela Grisetti, psicóloga del Centro de Salud de barrio San Lorenzo, comentaron: “sumamos voces para que nos escuchen. No obtuvimos las respuestas que esperábamos, o bien han sido esporádicas y no se han sostenido en el tiempo, cosa que ha ido agravando mucho la extrema vulnerabilidad en la que ya de por sí se encuentran los barrios más populares de la ciudad”.
“Hemos transitado momentos tremendos en relación a adolescentes que viven situaciones de violencia, donde hay cuestiones estructurales que tienen que ver con la falta de inclusión y políticas integrales para el desarrollo de los jóvenes. Estamos bastante impotentes respecto a la oferta dentro del sistema de salud porque es insuficiente en relación a la complejidad de las situaciones que abordamos a diario”, aseveró la psicóloga.
Trabajadores de la salud y habitantes de los barrios en la plaza de Mayo, en una movida que se viene organizando desde comienzos del año.

Por su parte, Paula Gomítolo reflexionó que “el problema no es la urgencia porque se resuelve en el momento. La violencia llega desde un camino que fue haciendo un chico que a los 16 o 17 años se encuentra con que nadie lo mira, como si tuviera un cartel de ‘no existo’ y de alguna forma tiene que defenderse. Este verano hemos llorado a jóvenes que fallecieron y eran pacientes nuestros. Quedaron chicas de 20 años viudas, con hijos. Como equipo de salud nos preguntamos cómo continuar con el proceso para contener a esta gente”.
Los tiroteos en los alrededores de los centros de salud fueron una constante durante 2013 y desde el gobierno provincial enviaron efectivos policiales que custodiaron la zona durante los días más calientes. Luego entregaron botones de pánico a los empleados –quienes suelen sufrir amenazas–, que no siempre resultan de utilidad debido al tipo de situaciones que viven puertas adentro.
Al respecto, Mariela Grisetti expresó que “nuestro lema es ‘la seguridad también es salud’ porque van de la mano. No podemos pensar en salud cuando se nos dificulta el traslado por el barrio: muchas veces no podemos visitar pacientes en situaciones de emergencia o realizarles un seguimiento particular. Estar atemorizados trae secuelas psicológicas, sociales y los vínculos interpersonales cada vez se repliegan más porque no se puede llevar una vida tranquila. Como instituciones tenemos que poder dar una respuesta un poco más abarcativa que la mera atención dentro del efector de salud, y para ello tenemos que poder unir esfuerzos con las instituciones”.
“Esperamos que el gobierno deje de vivir una realidad virtual y a partir de ahí construir juntos una respuesta para la gente. No queremos un policía en cada centro de salud porque nos protege en el momento pero no soluciona la cuestión que vive el barrio. Y las cámaras de seguridad en el centro sirven para que no pase algo en la peatonal, pero no podemos poner una cámara en todas las esquinas de cada barrio de la ciudad. Quizás las prioridades están puestas en otros sectores. Apoyamos que se puedan construir nuevos edificios y apostar a la alta complejidad, sin embargo las necesidades básicas de muchos sectores siguen insatisfechas. Eso crea una gran contradicción y una brecha que de alguna manera se expresa. Esta marcha no es en contra de nadie sino para aportar desde el lugar que cada uno ocupa y pretende desarrollar su función dignamente, abordando los problemas con seriedad y responsabilidad”, concluyeron las profesionales.

La “verdadera” inseguridad
En diálogo con Pausa, el rosarino Carlos Del Frade evaluó que “esta movida habla muy bien de las ganas que tienen los trabajadores de transformar la realidad. En esta época en la que tenemos puesto el chip de que la seguridad es hija de los fusiles y de los gendarmes, ellos dicen que la seguridad es hija de la inclusión social”. En este sentido, el comunicador puso de relieve los guarismos referidos a los menores en el Gran Santa Fe, publicados por el Observatorio de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia: de los 155.702 niños relevados, 106.033 carecen de desagües cloacales en sus viviendas, 24.757 tienen necesidades básicas insatisfechas y 20.000 viven en situación de hacinamiento. “Esta situación de tremenda injusticia social es la que genera la mayor de las inseguridades. Invertir menos de 7 mil pesos mensuales en un trabajador de la salud y traer gendarmes, como pasó en Rosario, está marcando que la decisión es pan para hoy y hambre para mañana, porque a esta situación no se le responde sólo con la presencia de ‘robocops’ en cada uno de los barrios”, cuestionó.
“A fines de los 90, el padre Edgardo Trucco denunciaba con claridad el negocio de las armas y algunos medios periodísticos lo trataban de loco. Hoy, los pibes están más cerca de las armas que de un trabajo. Esta es una epidemia relacionada al negocio del capitalismo, al igual que el narcotráfico. En eso Santa Fe se parece a Rosario: la ciudad capital recibe todo lo que entra por contrabando desde distintos puntos de la zona centro-norte de la provincia. Y el otro problema está allá”, dijo Carlos Del Frade señalando hacia el edificio de Tribunales, “donde generalmente no se investigan los casos de lavado de dinero. Los delincuentes de guante blanco que hacen negocio con estas necesidades jamás caen”.
Finalmente, alentó a los medios de comunicación a “tener conciencia crítica, reunirse sindicalmente frente a la presión de los empresarios, publicar y decir lo que está pasando más allá de las pautas publicitarias, porque sino terminamos siendo corresponsables de este tipo de situaciones”.

Publicada en Pausa #134, miércoles 28 de mayo de 2014
Encontrá Pausa en estos kioscos

No hay comentarios: