viernes, 18 de abril de 2014

Historias de arqueros y penales

El tiro a doce pasos desata las peores angustias y las más desbocadas alegrías futboleras.

Por Gastón Chansard

“El penal más fantástico del que yo tenga noticia se tiró en 1958 en un lugar perdido del valle de Río Negro, en Argentina, un domingo por la tarde en un estadio vacío”. Con esas líneas comienza uno de los mejores cuentos de fútbol que escribió Osvaldo Soriano, “El penal más largo del mundo”, que tiene como protagonista a un arquero de pueblo, el Gato Díaz. La historia que narró el eterno escritor nada tiene que ver con las situaciones que vivieron en los últimos días los arqueros de los equipos de nuestra ciudad, y mucho menos con el debut del golero de Banfield en Paraná. Pero hay sensaciones que son compartidas en cada uno de los disparos desde el punto del penal. En cualquier cancha del mundo un penal antes de ser pateado genera incertidumbre, ansiedad, suspenso, adrenalina, y como diría el el Negro Fontanarrosa, “un cagazo enorme”.
Se va a ejecutar “la pena máxima” grita un relator desde una cabina de transmisión, o “apunten, disparen”, narra otro cuando el jugador se prepara para resolver la sanción más festejada por unos y más sufrida por otros. Siempre la atmósfera de la cancha ante esta situación del juego tiene que ver con palabras extremas, cargadas de tensión, como si se tratara de una orden de pena de muerte. Quizás porque con un penal muchas veces “mueren” los partidos, terminan psicológicamente con el optimismo de un equipo y hasta sellan el destino de un descenso o el no logro de un campeonato.
Durante el partido te hacía temblar, pero fue la indiscutida figura de Italia 90: el “Goyco” nos llevó hasta la final, viajando como suplente.

En algunas líneas de esta nota celebraremos la “vida” que genera una ejecución fallida o, para ser justos, un arquero que se convierte en superhéroe al detener un disparo que tenía como destino finalizar con la peor de las sentencias. Hace poco más de una semana los penales, y los arqueros como protagonistas, fueron noticia
En la cancha de Patronato se generó un hecho muy poco visto: la noticia fue que en su debut, el arquero detuvo dos penales, y no fue en el contexto de una definición desde los doce pasos, sino a lo largo de los 90 minutos de juego. El gran actor fue Gaspar Servio, el arquero de Banfield que le permitió a su equipo ganar 2 a 0 en Paraná y seguir con paso firme la vuelta del Taladro a Primera División. El portero de 22 años tuvo la oportunidad de aparecer en el primer equipo por una seria lesión que sufrió Bologna (ex Unión). En esa noche, inolvidable para el pibe que surgió de las inferiores de River, tuvo su primera intervención feliz a los 18 minutos del segundo tiempo. El arquero se arrojó sobre su izquierda, rechazó y luego también despejó el rebote, tras el disparo de César Carignano. En el segundo, Servio cambió de palo y le sacó el tiro desde los doce pasos a Rossi, cuando se jugaban 37.

Héroes locales
El mismo lunes 31 de marzo, cuando se desarrollaba la fecha trigésima primera fecha de la B Nacional, Ferro Carril Oeste tenía la posibilidad de empatar el partido ante Unión a través de un penal, pero en esa tarde-noche de Caballito iba a resistir Matías Fidel Castro, el arquero tatengue que le detuvo el disparo al experimentado Eduardo Tuzzio. El golero uruguayo, hijo de un viejo militante del comunismo charrúa, fue la figura y le permitió al equipo santafesino mantener viva la ilusión de volver a Primera División.
El penal y la atajada de un arquero también fue noticia dos días después. El 2 de Abril en el estadio Brigadier López, Germán Montoya le atajó el disparo desde los doce pasos a Alejandro Barbaro, a un minuto del final, y así Colón se quedó con una victoria (1 a 0) muy importante ante All Boys, rival directo en la lucha por permanecer en la máxima categoría. Esa tardecita, como tantas otras en este torneo, el arquero sabalero fue el héroe de un equipo que tiene el sello de la garra.

El lagrimón
Cuando la memoria del fútbol santafesino se activa en materia penal, aparecen los malos recuerdos sabaleros en Córdoba, cuando Colón desperdició ante Banfield varias oportunidades de regresar a Primera División. Esa triste histórica y triste tarde para los colonistas tuvo un héroe (Gabriel Puentedura, arquero del Taladro) y varios villanos (todos los jugadores rojinegros que marraron). Aquella jornada de junio de 1993 quedará inmortalizada por dos motivos: los penales despilfarrados y la masiva movilización del pueblo sabalero.
Otra triste historia de penales para los equipos de nuestra ciudad fue protagonizada por Unión en La Bombonera. El 8 de junio de 1988, Unión y Racing de Córdoba definían el descenso de Primera al Nacional B; 1 a 1 fue el resultado a lo largo de los 120 minutos de juego (30 de alargue). Cuando llegó la hora de los penales, solamente uno de ellos no terminó con el festejo del gol: fue el del barbado Jorge García, el jugador de Unión que no pudo vencer al arquero Juan Manuel Delgado. Con ese penal atajado por el portero cordobés, los dirigidos por el “Negro” Marchetta desataban su fiesta en La Boca y el Tate regresaba a Santa Fe con el dolor de ya no pertenecer.

De Goycochea a Roma
En esto de andar buceando en la memoria de los penales, por siempre quedará inmortalizado el nombre de Sergio Goycochea, el arquero que con sus atajadas en las definiciones desde el punto penal nos llevó hasta la final de la Copa del Mundo 1990. En sus manos quedó la ilusión y frustración de Italia (país organizador), pero como una mueca tanguera del destino, la derrota en el partido final quiso que terminara con un dudoso penal que fue muy bien ejecutado por el alemán Brehme. “Goyco” no pudo resistir al fusilamiento germano y la noche de Roma terminó en lágrimas maradonianas.    
Otro momento histórico del fútbol argentino fue protagonizado por el arquero de Boca, Antonio “Tarzán” Roma. En las páginas de oro del fútbol argentino quedará por siempre la definición en la penúltima fecha entre Boca y River. El 9 de diciembre de 1962 se enfrentaban en La Bombonera. Los locales tenían 41 puntos y los Millonarios 39 (el ganador sumaba 2 unidades). Los Xeneizes ganaban 1 a 0 con gol de Valentín, y a 10 minutos del final el árbitro Nai Foino cobró penal para River y el brasileño Delem se hizo cargo de la ejecución. Roma, el arquero que atajaba sin guantes, se adelantó casi 3 metros, se arrojó hacia la derecha y detuvo el remate. Todo River protestó, el árbitro arrojó la popular frase “todo penal bien pateado es gol” y Boca gritó campeón.
Punto penal.

Publicada en Pausa #131, miércoles 9 de abril de 2014
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