lunes, 31 de marzo de 2014

Tres cuentos, todas las familias

Una serie de libros infantiles busca visibilizar las diferentes realidades que se viven en los hogares hoy: familias homoparentales, subrogación de vientre y personalidades diversas.


La vida de Anita no parece muy distinta de la de muchos otros niños y niñas. Va a la escuela, sale a pasear, le gusta jugar y compartir tiempo con su familia. Anita dice ser feliz. Anita tiene dos mamás; y tiene tíos, primos, abuelos y amigos.
Anita y sus dos mamás no pretende explicarles a los más pequeños el por qué del amor entre dos mujeres que deciden traer una hija al mundo. Y no lo explica porque no es necesario, porque en intentar explicar el amor, se le ha ido la vida a poetas e intelectuales, a científicos y juristas.
Hay muchas cosas que están bien es un libro sobre bullying que explica, con láminas y atractivos dibujos, que las diferencias están bien.  Y en ¿Cómo llegué a este mundo?, una pareja de hombres le cuenta a su hijo que no llegó al mundo volando desde París ni salió de un repollo, sino mediante la subrogación de vientre. Estos títulos completan el trío de obras publicadas a fines de 2013 y recientemente presentadas en nuestra ciudad, en un evento organizado por el Grupo de Diversidad Sexual de la Juventud Socialista y la Casa Socialista en la librería Ferrovía.
Molinos de Viento es la editorial que crearon, en Buenos Aires, Darío Fernández y Hernán Klein, un matrimonio que, en la búsqueda de agrandar la familia, encontró en la literatura infantil un medio de desahogo, contención y lucha. “Con Hernán estábamos en un proceso de subrogación de vientre”, cuenta Darío, “viviendo una etapa muy difícil y complicada, que nos generó mucho dolor, un dolor que de alguna manera necesitaba ser canalizado. Creo que ese fue el puntapié inicial para comenzar, de modo inconsciente, a sublimar tanta angustia: empecé a hacer dibujos, sólo para mi, fantaseando con cosas que yo le diría a nuestros hijos, que yo consideraba que estaban bien, para que el día de mañana sean adultos sin prejuicios”.
Esos bocetos creados por Darío, diseñador gráfico, durmieron en el anonimato por algunos meses, hasta que un día, Hernán les mostró los dibujos a algunos amigos, con quienes compartían el sueño de ser padres y a los cuales habían conocido en la Fundación Foro. La reacción fue unánime, todos sintieron que eso era lo que estaban necesitando, que había que publicarlos. “En la angustia de la espera por lograr nuestro deseo de ser padres, nuestro ánimo estaba cada día peor, hasta que un día con Hernán nos plantemos ‘algo tiene que nacer ya’, y así nacieron los libros”.

Nuestras familias
Una de las motivaciones que los llevó a encarar la creación y publicación de estos libros, fue encontrarse con que en el mercado eran casi inexistentes materiales donde se reflejaran diversas formas de familias. “Cuando iniciamos todo ese proceso buscando ser padres entramos a formar parte de ese grupo que funciona en la Fundación Foro, donde había otras parejas y personas en el mismo camino”, explica Darío. “Ahí se debatía mucho qué cosas estaban bien y qué cosas no, cuáles eran los valores que les íbamos a trasmitir a nuestros hijos a partir de nuestra experiencia de habernos sentido en algún momento diferentes. Los debates, además, iban desde el tipo de colegios a los cuales debían ir nuestros hijos, el color de la ropa que utilizarían para no condicionarlos, los tipos de juguetes con los que debían jugar y hasta los libros que iban a leer. En ese momento empezamos a darnos cuenta de que no había libros para niños que hablaran de familias como las que estábamos intentando armar”.
Junto a su marido, Darío Fernández es uno de los creadores de Molinos de Viento, la editorial que pensó en los niños que no tenían libros.

Según el Censo de 2010, son 5.000 en nuestro país esas familias. como la que Hernán y Darío buscan armar. Familias con hijos pequeños, adolescentes y jóvenes que, aunque recién en los últimos años hayan obtenido un poco más de visibilidad gracias a leyes como la de matrimonio igualitario, existen desde hace mucho tiempo.
Los libros editados por Molinos de Viento, aunque están dirigidos a un público infantil y usan palabras que los chicos pueden entender, no tienen demasiados rodeos para decir las cosas. Sus historias no son fábulas, no hay cigüeñas ni semillitas ni princesas.
En ¿Cómo llegué a este mundo?, por ejemplo, se habla claramente de óvulos y esperma, llamando a las cosas por su nombre. Según comentaron sus editores, estos tres primeros libros están orientados a explicar el tema de las familias homoparentales, contando cómo son y cómo se conforman, pero en un futuro la idea es plantear la diversidad familiar en todos sus sentidos y no sólo desde lo que hace al colectivo LGBT.

Repercusiones
“El 6 de noviembre de 2013 los libros salieron de la imprenta”, recuerda Darío. “Teníamos la casa llena de cajas e inmediatamente surgió la pregunta: ¿y ahora qué hacemos con todos estos libros, a quiénes se los vendemos? Nosotros pensábamos que podían llegar a ser de interés para personas que estaban en nuestra situación y nada más. Al sábado siguiente, justo se realizaba la Marcha del Orgullo Gay en Buenos Aires, así que nos instalamos  con nuestros libros en Plaza de Mayo, a ver qué pasaba. Para nuestra sorpresa, mucha gente estuvo interesada en ellos, pero lo que más nos sorprendió era que pasaban por el stand muchos docentes, convocados por la consigna de ese año de la marcha, ‘Por una educación libre, laica y gratuita’. Todos estaban muy interesados en los libros ya que, según nos contaban, se estaban encontrando con estas realidades en los colegios y no tenían material que los ayudara a enfrentar estas situaciones. Con el correr de los días nos fuimos dando cuenta que el sector docente era el que se mostraba más interesado en nuestros libros. Algo bien habíamos hecho”.
La repercusión de la editorial crece día a día. Radios, diarios y canales de Argentina, México, Chile, Colombia, han mostrado interés sobre las temáticas que en sus publicaciones se abordan, ayudando a la visibilización de las familias diversas en regiones y países donde todavía se lucha para que sus derechos sean reconocidos.
“El contacto con medios de diferentes lugares, donde Hernán era presentado como ‘mi pareja’ o como mi ‘compañero sentimental’ y no como mi marido, nos llevó a reflexionar acerca de que si bien hay mucha más apertura desde la aprobación del matrimonio igualitario en algunos países de Latinoamérica, desde lo cultural y lo social todavía falta mucho, en especial en los países en los cuales las personas LGTB aún no han logrado un reconocimiento pleno de sus derechos. Creo que de a poco y paso a paso en algunas sociedades se va avanzando. Nosotros estamos muy contentos de poder poner un granito de arena para que nuestros hijos crezcan en una sociedad un poco mejor. Todavía hay mucho por hacer, pero creo que todos los que estamos hoy acá, de una u otra manera, lo estamos intentando. Sólo nos queda agradecer por eso”, finalizó Darío.

Publicada en Pausa #130, miércoles 26 de marzo de 2014
Disponible en estos kioscos

domingo, 30 de marzo de 2014

Mamá online

Por Licenciado Ramiro

Luego de años de cuidar celosamente mi intimidad. Luego de atender a cada una de las supuestas políticas de privacidad y actuar en consecuencia. Luego de configurar en detalle lo que se puede ver o no ver de mi vida, lo que quiero que se vea y lo que no, y creer que, pues, era una persona reservada, sucedió lo impensado… Y sin que yo pudiera siquiera mover un pelo para evitarlo, toda lo anterior sucumbió como si hubiese pasado el tornado Luisito arrasando todo a su paso. Sí, mi mamá se hizo un Facebook. Y eso no es todo: ¡está aprendiendo a usarlo! Y bueno, qué le vamos a hacer.
Mi hermana la ayudó con la configuración y se le abrió todo un nuevo universo absolutamente desconocido: el de la informática. Bah, de a poquito va queriendo abrirse. Imagínense que después de casi 70 años sin saber ver a través de un monitor de pc, el aprendizaje no es sencillo… ¡y la enseñanza ni les cuento!
Y no, para nada sencillo. Hay una generación de por medio, lo que implica un tipo de paciencia especial… hay que tenerle paciencia a los viejos eh… y más cuando el viejo es tu vieja o tu viejo, valga la redundancia. El otro día fui a darle una mano (lo que implica la resignación absoluta) y muy a pesar de mi buena voluntad iba viendo el horror: triple clic sobre el ícono del Mozilla (ya le instalé el Chrome, sí) en el escritorio, pero con los dos botones del mouse al mimo tiempo; posicionarse en los recuadros de escritura bien… pero recién donde termina la frase “escriba aquí su comentario” porque sobre lo escrito, dice desde su lógica, no se puede escribir. Y desde su lógica, tiene razón. No encuentra las secciones a las que dirigirse para buscar a alguien o algo; y por ahí se pierde y no encuentra su muro… o bien le agarró el alzehimer y ya no se recuerda su nombre, no sé. Y cuando, bien al estilo maestro ciruela, le pido que repita una acción para memorizarla y hacerla hábito, me dice: “Esperá que no me acuerdo. Tu hermana me lo anotó en este cuadernito cómo era”. Sí, maneja la computadora desde un cuaderno escrito con birome.


Encantadoras imágenes tuyas difundidas por mamá


Desde luego está suscripta a Pausa, pero ya le puse yo que le gusta el Facebook del periódico así que me debe estar insultando por escracharla de este modo. Si es que no tiró la notebook por la ventana y zafé que me odie hasta que le lea en papel la columna.
Pero tiene un par de cosas buenas también eh. Sí. Es casi tan mala onda como yo con sus contactos. Ya mandó a freír papas por privado a una amiga que le sugirió que podían ver las vidas de todos y, sobre todo, de sus hijos… y hasta comentarles en sus fotos que son unos “churrazos hermosos” y que nos gasten por toda la eternidad. Y tampoco acepta cualquier solicitud de amistad… por más de que se trate de familiares. Si a alguien salí sin la sensación de estar obligado a quedar bien con quien no quiero es a la parte tana de mi sangre, porca madonna.
Digresión obligada: recién me vino a preguntar unas cositas a mi casa y de paso aprovechó, entre sonrisas contentas, para decirme que estuvo practicando y movía la cabeza como significando “ahí va queriendo”, y entonces yo me siento una porquería de persona e hijo y de golpe me acuerdo que al segundo día de su estancia virtual le puso “Me gusta” a una publicación de la que estoy seguro no entendía muy bien a qué me refería, ya que mencionaba a algunas de las series que miro y al avión desaparecido no sé dónde. Y eso me hace dar cuenta de que todas mis paranoias sobre la privacidad, sobre alguna vergüenza que pueda sentir por algo que escriba en mi muro o los comentarios que ponga en mis fotos no son lo único que significa tener a mi mamá de “amiga” en Facebook (Además, vamos: los padres existen para que los hijos nos avergoncemos de ellos entre otras cosas, sino no serían padres).
Significa también otro modo de conocer a sus hijos, de estar al tanto de sus ideas, de lo que les va pasando, de lo que sienten, de qué se ríen, cómo se ríen y cómo son “fuera” de la familia. Es la posibilidad de conocer al hijo más allá del hijo, de conocerlo rodeado de sus amigos… de conocerlo adulto (yo tengo la hipótesis de que para los padres sus hijos nunca dejan de ser niños de 10 años), de conocer lo que otros creen u opinan de ellos… sentirse orgulloso o no por ello. Tener otro tipo de comunicación (aunque sea silenciosa) con esos niños que pertenecen a una generación de la incomunicación con sus padres: no conozco muchos casos de hijos que sean cariñosos con las palabras hacia sus padres; no he escuchado muchos “te quiero” de un lado o del otro… tampoco que intercambien ideas o sentimientos de manera cotidiana. De sentir ahí cerca, casi al lado, a esos niños que un día se fueron de la casa familiar (como debe ser) y que duermen en otros nidos. Y entonces pienso que tal vez, no se trate de conocer las vidas secretas de sus hijos, sino de decirle “buenas noches, que descanses” al hijo que ya no duerme en la pieza de al lado… y eso sí que bien vale toda invasión a cualquier idiotez que pueda publicar en Facebook. Buenas noches, ustedes también duerman bien.

Publicado en Pausa #130
Disponible en estos kioscos

sábado, 29 de marzo de 2014

Déja vú

De Ruckauf a Massa, políticos, demagogia y punitivismo ante el debate del nuevo Código Penal.

Por Máximo Sozzo (*)
Ilustración: Fausto Botta

En la Argentina, desde mediados de la década de 1990, se ha dado un proceso complejo de construcción social de la cuestión de la “inseguridad” –definida en términos restringidos en torno al delito de la calle o delito común, una fracción de los comportamientos que la ley penal define como delito, que frecuentemente son producidos por sujetos “débiles” económica y socialmente– como problema fundamental de la vida social. Esto no fue una consecuencia automática del crecimiento de ciertas formas de actividad delictiva, como muchas veces se sostiene. Durante la década de 1980 se produjeron aumentos en los indicadores disponibles referidos a esas formas de delito común tan marcados como en la segunda mitad de los años 1990 –o incluso mayores– y sin embargo eso no disparó la instalación de la cuestión del delito y el control del delito en el centro de la agenda pública, que en gran medida se encontraba repleta de otras cuestiones macroscópicas relacionadas con las promesas de la democratización reciente.

En este proceso complejo jugó un rol medular una fuerte politización del delito y el control del delito. Los políticos profesionales en el primer momento de la transición a la democracia habían mantenido esta serie de temas fuera de la competencia entre los partidos en los procesos eleccionarios. Esta exclusión se quebró en las elecciones de 1997 y 1999, especialmente, en forma muy marcada, en esta última. Los actores políticos que lanzaron esa dinámica integraban la alianza política del menemismo que enfrentaba en ese momento el inicio de una crisis de legitimación y lo hicieron para tratar de conquistar a través de este gesto consenso político y electoral. Lo hicieron planteando como respuesta, frente a lo que se visualizaba como un problema urgente, como una verdadera crisis, el endurecimiento de las intervenciones estatales, un aumento generalizado de su severidad, invocando desde la necesidad del incremento del uso de la violencia por parte de la Policía hasta la reintroducción de la pena de muerte. Un ejemplo paradigmático de este gesto político fue el del entonces vicepresidente y candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf. La estrategia alcanzó a los actores políticos opositores y los sectores más conservadores de la Alianza –liderados por el candidato a presidente Fernando de la Rúa– compartieron esta deriva punitivista.

De ese modo, desde 1999 y hasta la crisis de 2001, se sucedieron una serie de reformas legales a nivel nacional y provincial (especialmente en la provincia de Buenos Aires) que incrementaron la punitividad de diversos modos y que tuvieron apoyos en las dos fuerzas políticas más importantes en aquel momento. Dichas reformas legales –sumadas al clima político y cultural generado por esa politización– contribuyeron significativamente al incremento del volumen de encarcelamiento en la Argentina –especialmente de presos sin condena– que alcanzó niveles extraordinarios entre 1995 y 2002. En general, dichos actores políticos en aquel momento sostenían que apoyaban estas iniciativas punitivas porque era lo que “la gente piensa y quiere”. Esa fundamentación se nutría de encuestas de opinión pública –que se habían incorporado al trabajo cotidiano de los políticos profesionales como herramienta crucial– que mostraban que “la inseguridad” era una preocupación social central y que existía un difundido reclamo de mayor punitividad, indica-dores construidos a partir de preguntas simples y capciosas sobre muestras pequeñas y sesgadas.

Pero el argumento también se nutría de los medios masivos de comunicación, que reproducían incesantemente esos mensajes. Y se nutría de un rechazo de los discursos y propuestas de los “expertos” –algunos profesores universitarios y funcionarios judiciales, ligados al mundo del derecho– que eran presentados como alejados de las perspectivas de la ciudadanía.

Como es sabido, esta deriva punitivista encontró en el año 2004 un impulso ulterior “desde abajo” a través de la fuerte movilización de sectores de clases medias a partir del caso Blumberg y de la “cruzada Axel” a la que dio lugar y que se tradujo en una importante cantidad de reformas legales orientadas hacia incrementar la punitividad, apoyadas por legisladores de los diferentes partidos políticos –con algunas pocas excepciones– tanto a nivel nacional como provincial. En este caso los actores políticos aparecieron más bien como respondiendo a una iniciativa que surgía de otro lugar que como los promotores de la misma. Esta segunda ola de demagogia punitiva contribuyó significativamente a prolongar la tendencia al aumento de la población encarcelada en Argentina: especialmente, otra vez, de presos sin condena.

Quince años después se vuelve a reproducir una dinámica similar en torno al debate público en relación al anteproyecto del nuevo CódigoPenal elaborado por una comisión integrada por personas relacionadas con distintos partidos políticos con representación parlamentaria –han sido o son legisladores, ministros, asesores– y que, en algunos casos, al mismo tiempo, pueden ser considerados “expertos” en función de sus propias trayectorias profesionales –en el mundo académico y judicial–, presidida por el jurista argentino de derecho penal más prestigioso a nivel internacional y, además, juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Raúl Zaffaroni.  Esta comisión fue diseñada para generar acuerdos sobre el nuevo Código Penal que atravesaran  el espectro de los partidos políticos que participan en el juego democrático –aquellos que tienen más peso legislativo a nivel nacional. Resultaba una estrategia interesante para tratar de evitar la experiencia del anteproyecto de 2006, que fue elaborado por una comisión de juristas –académicos y funcionarios judiciales– y que no incluía esta dimensión política. Parecería ser que luego del proceso de politización de la cuestión del delito y el control del delito es ineludible contemplar de algún modo esta dimensión. Como tal, era una respuesta adecuada frente a los cambios recientes en la forma de elaboración de la política penal y una manera de canalizar inicialmente la construcción de un “Código Penal de la Democracia”.

Sin embargo, el diputado Sergio Massa –perteneciente a un nuevo partido político, ajeno a la comisión de elaboración del anteproyecto–, buscando recuperar protagonismo en la esfera pública y política, con el apoyo explícito de empresas dominantes en el ámbito de los medios de comunicación, lanzó una campaña contra el anteproyecto del Código Penal utilizando un lenguaje plagado de simplificaciones y eslóganes, conteniendo una cantidad de errores sobre el contenido efectivo de dicho anteproyecto y expresando posiciones de carácter reaccionario en la materia que se vinculan con las tradiciones políticas conservadoras y autoritarias.

Claramente, el diputado Massa, cual hijo de Ruckauf –parentezco que no resulta casual en función de sus trayectorias políticas al interior de ciertos segmentos del peronismo bonaerense–, ha encarnado en las últimas semanas  esta dinámica demagógica que busca conectar con ciertos sectores del público, reclamando la necesidad de ser duros con el delito, aún cuando dichas propuestas no tengan ninguna efectividad en materia de reducción del delito, tal como se ha comprobado en los más variados contextos en los que se han venido ejercitando en los últimos 35 años –incluyendo la propia provincia de Buenos Aires– y generen una amplificación de los efectos típicos de producción de sufrimiento, desigualdad y exclusión de los sistemas penales modernos, que recaen mayoritariamente sobre sujetos débiles económica y socialmente. Su posición resulta claramente antiliberal y pone en jaque incluso ciertos elementos cruciales del programa constitucional del derecho penal en la Argentina.

Esta campaña no resulta sorprendente si observamos la trayectoria de la politización del delito y el control del delito en el pasado inmediato en nuestro contexto. Pero resulta sorprendente la actitud de ciertos actores políticos que se han sumado a dicha campaña –ad alta voce o sotto voce– en las últimas semanas. Algunos dicen pertenecer a la misma alianza política kirchnerista que impulsó inicialmente la iniciativa, mostrando su carácter heterogéneo y, una vez más, volátil –y no sólo en este terreno.  Algunos pertenecen a partidos políticos que tienen en sus programas históricos un alma “liberal”, claramente afín a los principios y propuestas del anteproyecto de Código Penal y que, a su vez, han tenido, de algún modo, a un representante de sus propios elencos participando en su redacción. Dichos actores parecen recorrer el mismo surco que –ellos mismos u otros individuos de sus propios elencos políticos– transitaron a fines de los años 1990 y comienzos de los años 2000 al subirse a la primera ola de demagogia punitiva en nuestro país. Esta historia parece repetirse más de dos veces y en cada repetición mixtura grotescamente elementos de la farsa y la tragedia.

(*) Abogado (UNL), investigador y docente especializado en Criminología.

Publicada en Pausa #130, miércoles 26 de marzo de 2014
Disponible en estos kioscos

jueves, 27 de marzo de 2014

El sol de Colón viene asomando

Fútbol, deudas y juicios: conversamos con el síndico sabalero, Ricardo Calvo Arrázola.


El 23 de marzo se cumplieron tres meses desde que arribó la nueva Comisión Directiva del Club Atlético Colón. El síndico de la institución sabalera, Ricardo Calvo Arrázola, fue muy ilustrativo: “Para muchos de los que trabajamos en el club nos parece que ya pasaron 10 años”. Así de intenso y desgastante es el trabajo que realiza esta nueva dirigencia para sacarlo a Colón del pozo en que lo dejó Germán Lerche y sus allegados.
“Sentí que entramos a un lugar donde habían tirado una bomba atómica, al devastamiento total. Fue encontrarnos con un cuerpo vacío de alma. Estaba todo abandonado, realmente era para largarse a llorar”, con esas palabras pintó un panorama desolador. Y no tardó mucho tiempo en recordar los días previos a las elecciones (diciembre 2013): “Tuvimos que salir corriendo con Lalo (Vega) para arreglar un convenio con la EPE para que no nos corten la luz y podamos votar con tranquilidad; también tengo la imagen de las cartas documento que nos iban llegando y todavía no éramos gobierno, de la situación de los empleados para pagarles los sueldos para poder realizar las elecciones”.
La imagen de un club a punto de quebrar suele aparecer cuando los servicios básicos están por cortarse. Con esa triste fotografía, la gestión Vega comenzó a transitar un camino de recuperación institucional y deportivo: “Nuestra preocupación fundamental cuando llegamos al club era salvarnos del descenso e investigar el pasado para hacer pagar a quienes nos dejaron en la situación que ya todos conocen: esos eran y son nuestros dos campeonatos a ganar”.
Agregó Calvo Arrázola que el plan de gobierno “es pragmático y tiene cuatro meses: salvarnos del descenso; pero además nos comprometimos a perseguir hasta las puertas del infierno a todos aquellos que le hicieron daño a Colón, y eso también lo estamos cumpliendo. A través del trabajo que llevamosadelante con la Comisión Sumarial”, donde además de Arrázola participaron los abogados Gustavo Abraham y Luis Hilbert, “dimos el primer paso con las sanciones administrativas, ya que el estatuto de Colón prevé ese tipo de sanciones y la máxima pena es la expulsión. De 12 sumariados hubo 11 expulsados (Germán Lerche, Rubén Moncagatta, Jorge Kaial, Juan Carlos Chemes, Carlos Marín, Marcelo Maglianesi, Osvaldo Pradolini, Pedro Eusebio, Horacio Ruiz, Rodolfo Sacks y Fernando Maglianesi), y cuatro de ellos deberán ser tratados por asamblea en caso de que pidan reincorporarse cuando se cumplan los tres años de expulsión, por lo tanto serán los socios los que decidan. Esos 4 son Lerche, Marín, Moncagatta y Marcelo Maglianesi. También para estas personas pedimos que se comunique a AFA la sanción, para que no sean premiadas en alguna oportunidad con un cargo en algún organismo internacional del fútbol, y además le pedimos a la Comisión Directiva que lo sancionen con el derecho de admisión, para evitar de esa manera que ingresen a nuestro estadio”. Cabe destacar que la actuación de la Comisión Sumarial fue de neto corte investigativo y luego determinó conclusiones que no son vinculantes a la Comisión Directiva, quien será la que resolverá el tema.

“Nadie sabía nada”
Entre tantos acontecimientos que lo llevaron por el camino del asombro, el síndico sabalero subrayó que durante todo el proceso de declaraciones le llamó la atención “el nivel de obediencia de los ex dirigentes a Germán Lerche”. Y destacó: “Nadie sabía nada, nadie sabía las funciones que le correspondía por estatuto, nadie sabía lo que hacía el presidente, firmaban los cheques en blanco y Lerche hacía lo que quería; el que tenía que controlar no controlaba, el que estaba en recursos financieros no sabía qué recursos se comprometían en Colón, y sin embargo hubo dos o tres que dijeron cosas interesantes, como el sobreprecio de más de 20 millones en algunas obras, otros declararon que conocían el departamento de Puerto Madero, pero desconocían que lo alquilaba Lerche a nombre personal y pago por Colón. Tengo el contrato donde figura Colón como garante, y lo pagó el club, Germán Lerche figura como locatario, el dueño del uso y goce sobre ese departamento era exclusivamente de él”. Y exclamó: “¡En Puerto Madero y con un contrato altísimo en dólares!”. También destacó las comisiones extraordinarias que se llevaban algunos de los tantos representantes que viven del fútbol, “a un representante por intermediar en una negociación para contratar a un jugador las comisiones pueden ser de un 10 o un 15% , pero acá descubrimos comisiones que van del 30 al 45%”.

¿Será justicia?
“Lo que encontramos fue suficiente para poder darle elementos a la Justicia para que investigue si hay delito, y entendimos que alcanzaba como para llegar a las sanciones que llegamos”, aseguró el letrado con respecto al próximo paso importante que debería dar la Comisión Directiva. “Nosotros, en la Comisión Sumarial, actuamos como consejeros, los jueces en esto son los miembros de la Comisión Directiva. Y después será la Justicia la que resuelva; esperemos que se dé en este nuevo sistema de proceso penal y que al final podamos poner a esta gente en el banquillo de los acusados frente a la sociedad, en un juicio oral y público”.
Teniendo en cuenta los elementos presentados a raíz de la investigación, manifestó como algo probable que exista “la posibilidad en el futuro, si se hacen las cosas como corresponde, de una condena para algunos miembros de la ex Comisión Directiva”.
A título personal, afirmó que su principal preocupación y también deseo es que “exista un fiscal con el suficiente coraje de llevar adelante el proceso que nosotros vamos a poner en marcha”.

Camino al salvataje
Desde el plano económico, Calvo Arrázola tuvo la responsabilidad de no brindar  números certeros con respecto a la millonaria deuda que dejó Lerche, por el simple motivo de que la Comisión Directiva anterior no tenía una memoria y balance, “algo que nos perjudicó mucho desde el punto de vista financiero, económico, estatutario con respecto a AFA, al movimiento bancario, a la deuda con el Atlante, etc.” Y agregó: “Luego de la asamblea de socios se creó una Comisión Investigadora que está compuesta por cinco personas que buscan distintas irregularidades contables y tratan de elaborar una nueva memoria y balance lo más cercano a la realidad, que se vuelva a exponer ante los socios, para que ellos decidan”.
En el mismo plano económico, aseguró “que muchos dirigentes tuvieron que llegar al club y poner una buena suma de dinero para pagar algunas deudas puntuales que servían para sostener el funcionamiento diario de la institución, para evitar la desafiliación, para resolver lo de Futbolistas Agremiados y el enorme dolor de cabeza que fue pagarle al Atlante”.
Osella ya había pasado por el club, y se barajaba como segunda opción. Hasta ahora, parece haber revitalizado al juvenil plantel sabalero. (Foto: Carolina Niklison)

Actualmente, se puede decir que la tormenta más fuerte ya pasó, por eso el síndico sabalero no dudó en aseverar que “Colón está tan ordenado, que con la cuota societaria (casi 25.000 socios) podemos mantener el club, y eso que no tenemos los recursos de la televisión, que ya fueron adelantados para la Comisión anterior”. Y en esta misma línea dijo que “el plantel profesional de fútbol es el más barato del fútbol argentino, no llega a 1,5 millones de pesos el presupuesto”. Y agregó que ahora “Colón volvió a caminar, pisando una deuda, pero camina”. Y con respecto a la deuda y las consecuencias legales, no dudó en afirmar que “el club se encamina hacia la Ley de Salvataje Económico, o vamos al salvataje voluntario o vamos por pedido de un acreedor. Lamentablemente entendemos que es la única solución”.

Admiración al conductor
“Lalo nunca pensó que podía ser presidente de Colón, todo se resolvió muy rápido y está al frente del club porque tiene los huevos bien puestos para estar en este momento, porque verdaderamente no necesita estar en éste cargo. Realmente está por amor a Colón, poniendo y poniendo desde el punto de vista económico (como otros miembros de la Comisión Directiva). Lalo acá deja la salud, cada partido de Colón lo vive como si fuera una final, además es un hombre con una enorme dosis de humildad, con una horizontalidad llamativa para las decisiones y un nivel de compromiso inmenso. Hace cuatro meses que empezamos a trabajar juntos y no paro de admirarlo, es una persona extraordinaria desde todo punto de vista”.

Caruso no, Osella sí
“Por primera vez en Colón tenemos dos personas que saben de fútbol, una sabe mucho, pero mucho de fútbol, como es Eduardo “Lalo” Vega (presidente) y el otro es el “Bicho” Godano (vicepresidente)”, dice Ricardo Calvo Arrázola, síndico de Colón. “Cuando nosotros nos reunimos por primera vez con Lalo, él nos habló de Diego Osella y nosotros nos reímos. No podíamos proponer grandes estrellas como técnicos, pero tampoco a Osella, pero además no creíamos que Osella pudiera hacer lo que hoy se está haciendo. Por eso al principio fuimos por (Ricardo) Caruso Lombardi, y después de tres días nos contestó que no. Resultó que tuvimos que aplicar el plan B y hoy tenemos los resultados de esa decisión”.
Además dijo que Vega lo observó a Osella cuando trabajaba como segundo ayudante de campo de Sensini, “vio la obsesividad del trabajo, toda su capacidad y, como buen conocedor del fútbol, Lalo supo elegir”. En su lado más pasional y futbolero del diálogo, el letrado sabalero destacó que el nuevo DT “logró concientizar a los chicos que están en Primera División, pudo cambiarles la actitud, consiguió la tan ansiada mística de grupo. Yo no recuerdo un equipo de Colón con esta mística. Ellos, los jugadores, se consideran héroes y están llevando esto adelante como héroes, y algunos de los pibes son menores de 20 años”.

Publicada en Pausa #130, miércoles 26 de marzo de 2014

Disponible en estos kioscos

César Luis Frillocchi: el buchón que entrega diplomas

Como personal de inteligencia en la dictadura pasaba datos de estudiantes de la UNL, donde ahora trabaja.

Los organismos de derechos humanos reactivaron la avanzada contra César Luis Frillocchi, agente de inteligencia durante la última dictadura y actualmente subjefe del área de Diplomas y Legalizaciones de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Pretenden que las autoridades de la casa de estudios lo separen de su cargo porque “no tiene idoneidad moral”.
Con ese cometido, representantes del Foro contra la Impunidad y por la Justicia –junto a dirigentes de los gremios de docentes y no docentes– se reunieron el 20 de marzo con el rector Albor Cantard y el secretario general de la institución Pedro Sánchez Izquierdo para entregarles un petitorio en el que detallan lalabor que cumplió Frillocchi, durante la última dictadura, como espía einfiltrado.
El subjefe de Diplomas no tiene procesos en su contra por delitos de lesa humanidad, pero fue procesado por falso testimonio en el marco de la causa Barcos, en la cual otro PCI (Personal Civil de Inteligencia), Horacio Américo Barcos, fue condenado a 15 años de prisión por el secuestro y las torturas contra el profesor Alberto Tur y su esposa Amalia Ricotti, cometidas entre el 15 y el 31 de mayo de 1978 (Barcos murió en julio de 2012).
El procesamiento por falso testimonio fue revocado por la Cámara de Casación Penal. Desde la UNL argumentaron que, sin proceso firme ni condena, no pueden hacer nada. No obstante, ante el reclamo, indicaron que en dos ocasiones –el 20 de diciembre de 2013 y el 25 de febrero de 2014– la Dirección de Asuntos Jurídicos de la UNL requirió al Tribunal Oral Federal que informe sobre las causas de lesa humanidad vinculadas a Frillocchi.
El argumento central esgrimido en el petitorio entregado al rector Cantard se apoya en el artículo 6 inciso A del Estatuto de la UNL, donde se afirma que “todos los miembros de la comunidad universitaria del litoral” tienen el deber de “defender los derechos humanos, la democracia y el desarrollo sustentable”.
“Está claro que este señor no cumplió ni puede cumplir con tales deberes, sino que fue parte de una estructura represiva del terrorismo de Estado que violó sistemáticamente los derechos humanos en la Argentina”, sostiene el petitorio firmado por una treintena de organizaciones, entre ellas Madres, Hijos y los gremios Adul y Apul.
“Al ser descubierta su doble función en los tiempos del terrorismo de Estado (durante el proceso contra su colega Barcos), resulta indisimulable que César Luis Frillocchi (agente “Fitipaldi” o “Fernández” para el Ejército de la dictadura genocida) carece de la idoneidad moral exigida como requisito para el ejercicio de la función pública”, continúa el petitorio, que será analizado por las autoridades universitarias tal como se comprometió el rector Cantard.

El buchón
Si bien no hay, hasta ahora, ninguna denuncia contra Frillocchi por su actividad durante la dictadura, se sabe que reportó al Ejército como “agente de reunión” o “agente de calle” y que su tarea era infiltrarse en grupos de estudiantes para marcar a los que más tarde serían blancos de la represión ilegal.
El ex jefe del Destacamento de Inteligencia del Ejército, Domingo Manuel Marcellini, había declarado en el marco de la causa Brusa que el suboficial Eleodoro Jorge “Lolo” Hauque tenía bajo su mando a todos los PCI de la unidad a la que pertenecían ambos. Marcellini murió impune en marzo de 2010, poco después de la condena contra Brusa y los otros miembros de su patota. Por entonces se tramitaba el juicio oral contra Barcos. Una de las mentiras en que incurrió Frillocchi ante el Tribunal, en esa causa, fue haber negado conocer a Hauque, a quien entregaba sus informes.
Como parte del complejo engranaje de la represión, los PCI reportaban a los mandos militares pero cumplían tareas de infiltrados en diversas instituciones, blancos de la dictadura: gremios y universidades, entre otras. En la ciudad de Santa Fe y su zona de influencia operaron 140 PCI junto a 40 militares dedicados a tareas de inteligencia y una cantidad no determinada de agentes de la Policía. En ese marco se desempeñó Frillocchi, cuyo objetivo central fue la Facultad de Ingeniería Química.
De acuerdo al relato del militante Luis Larpín, expulsado de la UNL por los interventores que designó la dictadura, Frillocchi se infiltraba en las casas que compartían los estudiantes para recabar información y suministrarla al Ejército. Usaba un nombre falso con idénticas iniciales: CLF. “Fitipaldi” y “Fernández” eran los apellidos que alternaba; “Carlos” su nombre de pila.
La tarea de los agentes encubiertos o PCI durante la dictadura era obtener información en forma secreta, proponiendo la persecución de estudiantes, trabajadores, dirigentes sociales y gremiales, intelectuales y todo aquel que participara de la resistencia contra la represión ilegal. “Hay cosas que son imposibles de seguir soportando”, señaló Larpín en relación a Frillocchi, reciclado en el seno de la UNL.

Los registros
Aunque no hay pruebas concretas de la participación del actual funcionario universitario en operativos represivos, los organismos de derechos humanos se abocarán a “la difícil tarea de establecer su responsabilidad penal”, según anticipó el abogado de Hijos Guillermo Munné el pasado 18 de marzo en el panel “Universidad y dictadura: ¿Vos sabés quién es Frillocchi?”, realizado en la Facultad de Ingeniería Química de la UNL.
De acuerdo a los registros enviados, en octubre de 2007, por el Ejército al juez Reinaldo Rodríguez, Frillocchi aparece en la lista de los PCI que prestaron servicio en el Destacamento de Inteligencia Militar 122. Tres años más tarde, en 2010, la entonces ministra de Defensa de la Nación, Nilda Garré, desclasificó y publicó la lista de los 4.300 integrantes del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército que habían operado en la dictadura. En ese listado también figura Frillocchi como PCI en la función de “agente de reunión” del Destacamento de Inteligencia 122.

Publicada en Pausa #130, miércoles 26 de marzo de 2014

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miércoles, 26 de marzo de 2014

Pantalla avanzada

Vuelve el Ciclo Desvelado al cine América, con una primera selección de joyas eclécticas y novedosas.

Se larga la décima edición del Ciclo Desvelado que organiza cada año el Cine Club Santa Fe: una referencia obligada en las noches de jueves para los amantes del séptimo arte. El ciclo irá los jueves a las 22.30 en el Cine América (25 de Mayo 3075).
Computer chess, de Andrew Bujalski, una de las películas que forman parte del Ciclo Desvelado 2014.

El nuevo Desvelado empieza el jueves 27 de marzo con Guía de la ideología para perversos (Reino Unido-Irlanda, 2013), un film escrito y protagonizado por Slavoj Zizek y dirigido por Sophie Fiennes, que es la secuela del documental La guía perversa del cine (2006), un trabajo del mismo género donde el filósofo esloveno explicaba los mecanismos inconscientes que subyacen en las películas, los cuales tienen como función mantener el status quo y condicionar al espectador en la dirección deseada por los grandes realizadores cinematográficos.
En tanto, el 3 de abril se proyectará Filth, de Jon S. Baird (Reino Unido, 2013). James McAvoy es el protagonista de la adaptación de Escoria, la novela de Irvine Welsh con las aventuras del detective de policía más desfasado e incorrecto de Edimburgo. Escrita en 1998, cuenta la historia de Bruce Robertson, un investigador de policía maleducado, pervertido, misántropo y adicto a las drogas y el sexo de Edimburgo.
El 10 de abril será el turno para Le grand soir (Francia, 2012), dirigida por Gustave de Kervern y Benoit Deléphine. Los Bonzini son dueños del restaurante La Pataterie en una zona comercial. Su hijo mayor, Not, es el punk con el perro más viejo de Europa. Su hermano, Jean-Pierre, es vendedor en una tienda de ropa de cama. Cuando Jean-Pierre pierde su trabajo, los dos hermanos se encuentran. Es la historia de una familia que decide hacer la revolución a su manera.
El 17 de abril se proyectará Un lugar donde quedarse (This must be the place), de Paolo Sorrentino (Italia, Francia e Irlanda, 2011). Cuenta la historia de Cheyenne, un judío cincuentón, antigua estrella del rock, que sigue la estética gótica y lleva una vida aburrida de prejubilado en Dublín. La muerte de su padre, con el que hacía tiempo que no se trataba, le lleva de vuelta a Nueva York, donde, a través de la lectura de algunos diarios, reconstruye la vida de su padre en los últimos treinta años, en los que se dedicó a buscar obsesivamente a un criminal nazi que se había refugiado en Estados Unidos. Con una inexorable lentitud y sin capacitación alguna como investigador, Cheyenne, contra toda lógica, decide continuar la tarea de su padre y emprende la búsqueda del nonagenario alemán a través de Estados Unidos.
El 24 de abril la propuesta es Alan Partridge: Alpha papá, de Declan Lowney, película centrada en la vida del reportero Alan Partridge que es una parodia de los comentaristas deportivos y presentadores de radio y televisión.
Por último, el 1º de mayo se proyectará Computer Chess (de Andrew Bujalski, 2013), un falso documental, una película de historias múltiples que recuerda el trabajo de Robert Altman (Vidas cruzadas). La excusa es una competencia que dura todo un fin de semana para descubrir qué computadora es mejor jugando ajedrez contra un hombre. La película fue grabada íntegramente en blanco y negro con una cámara que se usaba en 1980; por esa peculiaridad resultan fantasmagóricas las tomas que componen el film.

PROGRAMACIÓN

27 de marzo
Guía de la ideología para pervertidos, de Sophie Fiennes

3 de abril
Filth, de Jon S. Baird

10 de abril
Le grand soir, de Gustave de Kervern, Benoît Delépine

17 de abril
This must be the place, de Paolo Sorrentino

24 de abril
Alan Oartridge: Alpha papa, de Declan Lowney

1º de mayo
Computer chess, de Andrew Bujalski

Los jueves a las 22.30 en el Cine América, 25 de Mayo 3075
Entrada: 15 pesos
Socios del Cine Club: sin cargo

Publicada en Pausa #130, miércoles 26 de marzo de 2014

Disponible en estos kioscos

martes, 25 de marzo de 2014

Pausa #129, completo en pdf

El archivo completo en pdf de Pausa #129, si hacés click acá.

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lunes, 24 de marzo de 2014

Animarse a ventilar el cine

Con presencia internacional, El Ventilador se afianza como festival de animación.

Por Marcelo Przylucki

La época de los prejuicios torcidos es difícil de obviar: en materia de género, de despenalización, de estigmatización, el fenómeno afecta también a  los campos de cultivo cinematográficos. La juventud de Cinema La Calor (grupo promotor del cine independiente, desde una postura de autogestión) se puso como objetivo volver a la animación un lenguaje posible para públicos adultos, atendiendo primordialmente a la diversidad de recursos disponibles y de técnicas que ofrece este modo de producción audiovisual. Como motor de ese impulso se abocaron a la tarea de diagramar muestras interactivas, proyecciones y charlas bajo la forma de un festival: El Ventilador, artefacto tan indispensable en el porvenir de cualquier santafesino como lo es la promoción de su cultura.
A mediados de 2012, el colectivo lanzó la convocatoria para lo que sería el 1° Festival de Cine de Animación de Santa Fe: tres jornadas  en las que se ofrecían diversas actividades como, por ejemplo, experiencias de introducción a la animación con juegos ópticos (zoótropo, taumatropo, entre otros). Asimismo se realizaron muestras como Anhistoria, que destacaba la historia de distintos animadores y Animatécnica, en la que se reseñaron las distintas técnicas de animación como dibujos animados, stop motion y pixilation; igualmente, hubo espacio para la proyección de producciones no independientes pero que sí cargan con una trascendencia especial para los chicos de La Calor: Señal Santa Fe y Espacio Santafesino, dos programas estatales que se dedican a estimular la generación de contenido cultural bajo la premisa de un “esfuerzo compartido” entre la sociedad y el Estado. Paula Yódice confió a Pausa que, “si bien sus fondos no son suficientes, demuestran una intención real de incentivar la producción audiovisual en la provincia y también, lo que es para remarcar, de fomentar que la gente pueda vivir gracias a lo que produce”.

Trascender la programación
Si bien la gala de su trabajo cobra la forma del festival en cuestión, La Calor continúa pensando en su militancia minuto a minuto: “Lo que nosotros también buscamos es que sea un espacio de generación de contenido, para que después se puedan llevar a cabo lo que llamamos muestras itinerantes. Esas otras instancias consisten en ir proyectando durante el resto del año diversas selecciones con piezas provenientes de lo cosechado en el festival, con grillas móviles de acuerdo a la ocasión, a la temática y al público al que le estemos acercando el material” comenta Ignacio Lillini, adelantando lo que será el post-Ventilador. De ese modo, las selecciones logran circulación entre públicos que no han asistido a su estreno y que están nutridas, además, por otros festivales de renombre a nivel internacional, de donde también se extraen materiales indispensables: ANIMA (Córdoba) y Ojo al piojo (Rosario).
Caídos de experiencias infantiles y juveniles del Cine Club o de talleres en la Escuela Mantovani, los coordinadores del festival aspiran a recibir producciones que discutan al cine comercial. La categoría que contempla a los niños como realizadores ofrece alternativas, como el desguace de una linealidad en los relatos, la atribución de testimonios a objetos que logran generar sentimientos gracias a esa brujería que aparenta ser la animación. No obstante, iniciativas como PakaPaka ya están cubriendo esas fisuras que antes había en cuestión de animación para chicos, es por ello que el ingreso de públicos jóvenes y adultos a piezas animadas es lo que más se remarca, “por caso, desde algunos años algunos ciclos de Cine América o algún corto entrometido que emplee este tipo de lenguaje están cumpliendo esta labor de, al menos, visibilizarlo”, rescató Yódice.



Pasar la frontera
Una de las principales (si no la principal) causa de que el cine de animación no pueda repetirse con una frecuencia mayor es que su producción es trabajosa, lenta, exigente de paciencia. Esto apareja otra cuestión central: es casi imposible hallar una plataforma de contenidos totalmente renovada de un año a otro. Por ello, para la edición 2014 de El Ventilador, la convocatoria se tornó de carácter mundial, puesto que el idioma no se torna un obstáculo cuando se trata de recursos visuales y de perspectivas acerca de temáticas universales (de todos modos, para aquellos que enviaron tramas dialogadas fue requisito excluyente el envío al comité organizador con subtítulos incluidos en el idioma oficial del festival, el castellano). Entonces, restringir la invitación, al menos en este campo, no es saludable ya que se caería indefectiblemente en la repetición no sólo de las piezas contenidas en el mismo certamen, sino también en los demás que se organizan en el resto del país.
Por otra parte, se aprovechó la nueva jurisdicción para invitar a grandes animadores de otras latitudes a participar a través de retrospectivas de sus obras. Así, el irlandés David O’Reilly preparó y envió un set con material de primer nivel sin ofrecer ningún requisito (su trabajo se basa en la animación 3D con una estética bastante similar a la de los videojuegos y también en la noción de una cultura libre y sin restricciones de autor), del mismo modo que la también británica Julia Pott, que trabaja en el palo de la ilustración. Renglón aparte para los colaboradores brasileños de VJSuave, que “llevan la animación a espacios reales mediante proyecciones, incrustando personajes en situaciones del acontecer urbano cotidiano, como puede ser un pájaro en vuelo o también una bicicleta pasando sin tripulante”, explica Lillini. Por último, habrá una proyección de homenaje para Rodolfo Pastor, uno de los tantos argentinos víctimas del exilio setentista.
Los cortos recibidos varían en contenido y técnicas de realización como en lugares de procedencia: Panamá, Hungría, España, EEUU, Colombia, entre otros que serán sometidos a una instancia competitiva cuyo jurado será el público mismo.


Esta segunda edición del festival  El Ventilador tendrá una jornada más que la primera, de modo que se tratarán de cuatro días de actividades que van desde el jueves 27 hasta el domingo 30 de marzo. La locación será el auditorio AMSAFE, con entrada libre y gratuita.

Programación
Jueves 27 
Función para escuelas primarias
9.00 y 14.00. Anina

Viernes 28
19.00. Muestra Homenaje: cortos seleccionados de Rodolfo Pastor
20.30. Muestra de cortometrajes seleccionados (competencia premio del público)
22.00. Retrospectiva “Invitados de honor”: VJSuave
22.45. Música en la terraza y ágape

Sábado 29
16.30. Rodencia y el diente de la princesa
18.15. Muestra El ventiladorcito (cortometrajes para niños y adultos)
19.45. Charla de experiencias de animación en talleres para jóvenes y niños
21.00. Retrospectiva “Invitados de honor”: David O’ Reilly
22.00. Música en la terraza

Domingo 30
18.00. Muestra de cortometrajes seleccionados (competencia premio del público)
19.00 Charla con animadores de Santa Fe, Rosario y Paraná
20.30 Retrospectiva “Invitados de honor”: Julia Pott
21.00 Cierre del Festival - Mención cortos elegidos por el público

Publicada en Pausa #129, miércoles 12 de marzo de 2014

Disponible en estos kioscos

24 de marzo: una Flor vs.

OTRO YO MISMO
Por Mari Hechim

El 24 de marzo del 76, a la cero hora, los militares entraron en la cárcel de Mendoza a los tiros. Todavía no estábamos dormidas; se levantó un silencio denso para dejarnos aguzar el oído. María, una compañera “común”, subió apenas el volumen de la radio para que escucháramos una marcha militar. Nos miramos con la Negrita, con quien compartíamos la celda, junto con su bebé Valentina. Tensa, me dice: “Nos tiramos al suelo sobre la beba”. Eso hicimos. En minutos, oímos voces: caminaban el pabellón, jefa de celadora que informa a un militar cuántas éramos, etc.
Golpe era para nosotras Chile. Decíamos: “Nos van a fusilar en estadios de fútbol”. Desveladas, vimos llegar el amanecer y, con él, varios soldados se ubicaron contra el paredón que está frente a las celdas, apuntándonos con armas largas; estábamos de pie junto a cada celda, y un teniente armado hasta los dientes daba pasos largos recorriendo la galería, vociferando una confusión de insultos y órdenes.
Ninguna de nosotras lloró: un hilo nos unía, como dice René Char, y era un hilo indestructible: la dignidad de cada una nos protegía a todas.
Nos hicieron numerar de a tres y volvimos las número 1 y 2 a la celda. Yo y Negrita regresamos. ¿Las matarán? Aferradas a la mirilla, llorando, vimos a Florencia, alta y rubia, apoyada ligeramente a una columna, con Ana en brazos. Ana, llena de rulos negros como el carbón. Flor le cantaba una canción en el oído, y era muy dulce, a juzgar por la sonrisa de la nena.



A publicarse en Pausa #130


domingo, 23 de marzo de 2014

Los desaparecidos de Casa Cuna

Veinte carpetas con registros de ingresos de niños al hogar, durante la dictadura, sobrevivieron a una antigua quema y fueron halladas y entregadas a las autoridades.

Por Ezequiel Nieva

El hallazgo de archivos de la época de la dictadura por parte de las autoridades de Casa Cuna y su posterior entrega a la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, para su análisis y eventual utilización en el esclarecimiento de casos de apropiación de menores, arroja un poco de luz sobre una de las zonas más oscuras de nuestro pasado reciente: el rol de la sociedad civil durante los años de plomo.
El lunes 10, las autoridades del hogar entregaron al secretario de Derechos Humanos, Horacio Coutaz, 20 carpetas con información sobre los menores que pasaron por allí entre 1976 y 1983, que serán analizadas para determinar si pueden aportar a las diferentes investigaciones abiertas en la provincia por delitos de lesa humanidad.
Los archivos permitirán avanzar también en casos de búsqueda de identidad no relacionados con la dictadura, algo frecuente: en 2013 hubo al menos diez causas por restitución de identidad. Por ello Coutaz afirmó: “Sin querer generar falsas expectativas, pueden ser muy útiles no sólo para casos vinculados a delitos de lesa humanidad sino también para otros casos de identidad. La información puede ser de importancia, pero el análisis va a llevar un tiempo”.
La nueva comisión directiva de Casa Cuna, que asumió en febrero de 2012, confirmó lo que era un secreto a voces: los interventores designados por la dictadura quemaron buena parte de los archivos. Aún así, el reciente hallazgo de una veintena de libros y carpetas renueva la discusión en torno al papel que jugaron las llamadas “fuerzas vivas” bajo el terrorismo de Estado. El caso del ex juez de Menores Luis María Vera Candioti, próximo a llegar a juicio, es apenas un botón de muestra (ver aparte).
Asesoradas por el abogado Domingo Rondina, las autoridades de Casa Cuna entregaron el material a la Secretaría de Derechos Humanos, cuyos funcionarios “creyeron conveniente y muy valioso para el estudio de lo que ya está empezado en trámites judiciales”, según explicó la presidenta de la entidad Stella Ferreyra. El letrado indicó que hay datos de no menos de 300 menores que pasaron por el hogar durante la dictadura.
¿Qué fue lo hallado? Libros y carpetas con los datos de ingreso y egreso de una cantidad no determinada de menores (“son muchos”, admitieron) que fueron inscriptos con nombres falsos o directamente como NN. Destacaron que en muchos casos aparecen los datos de los padres y la edad de los menores durante su paso por la institución.
“Creemos que estos documentos pueden colaborar en la búsqueda de verdad y justicia por parte de las víctimas de delitos de lesa humanidad que aún hoy intentan recuperar su identidad”, señaló Stella Ferreyra. “Esperamos poder reparar, al menos en parte, el horror vivido por nuestra sociedad”.
—¿Sabían que estaban esos libros en la institución?
—No sabíamos que estaban guardados –explicó la presidenta de Casa Cuna–. Se renovó la comisión directiva (en 2012), hubo un relevamiento de los distintos lugares de la casa y se encontraron estos papeles. Asesorados por el doctor Rondina, se los brindamos a la Secretaría de Derechos Humanos para tratar de solucionar algunos problemas.
—¿Dónde estaban los libros?
—Estaban en un archivo que hace muchos años no se usaba para nada, en el edificio mismo.

El futuro de los datos
A partir del descubrimiento, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia suscribió un convenio con la asociación civil Casa Cuna por el cual la Secretaría de Derechos Humanos se hizo cargo de los libros, que pueden resultar de interés para la labor del equipo de Investigación, Apoyatura y Seguimiento de causas de lesa humanidad en relación al derecho a la identidad.
El acuerdo que se firmó el 10 de marzo en la sede de Casa Cuna deja constancia de que el material será digitalizado, resguardado y custodiado por la Secretaría de Derechos Humanos. Luego será devuelto, cuando así se lo requiera, a la asociación civil junto con una copia digitalizada de la documentación. “Con la debida protección de los datos personales, las pruebas que surjan serán aportadas a los distintos juzgados”, adelantó Coutaz.
“Como Secretaría, hemos iniciado un montón de causas y hemos aportado pruebas a otras que, por distintos motivos, no habían avanzado. Por la cantidad de información, no sé si se podrán abrir nuevas causas o aportar datos a causas ya existentes”, dijo el funcionario.
Si bien no hay causas abiertas por apropiación, “sí puede haber referencias a chicos que hayan pasado por aquí y hayan sido apropiados, o incluso que hayan sido adoptados de buena fe y hayan tenido un paso por Casa Cuna o por algún hogar similar”, explicó Coutaz. “Es material al que siempre quisimos acceder y recién ahora pudimos”, agregó el secretario de Derechos Humanos en agradecimiento a las nuevas autoridades de Casa Cuna.
En ese punto coincidió el diputado provincial Leandro Busatto, presente en el acto: “Estamos esperanzados de que podamos seguir encontrando muchos más chicos apropiados por la última dictadura genocida”, dijo y resaltó “el destacable gesto de las autoridades actuales de Casa Cuna y el inentendible gesto de las autoridades anteriores”. Según Busatto, “la comisión directiva de Casa Cuna tuvo un gesto democrático que nos invita a creer en las instituciones”.

En la red del terror
Durante la dictadura, Casa Cuna formó parte del circuito represivo por su cercanía con el centro clandestino de detención que funcionó en la Seccional 4º de Policía, el hospital Cullen –donde había una sala de presos políticos– y el Distrito Militar, sede del Destacamento de Inteligencia 122 y del Comando de Operaciones Tácticas que dirigía la represión. Todo –la vida de los detenidos y el destino de sus hijos– se resolvía en unas pocas manzanas.
Por eso el hallazgo actualiza uno de los debates que todavía no saldó la democracia: la colaboración civil con la represión y la apropiación de menores. “Está claro que el proceso no fue sólo militar sino que fue un golpe cívico, político y económico, que hubo participación de la sociedad civil en los distintos estamentos y con distintas grados de responsabilidad”, sostuvo Coutaz. Pero luego aclaró que “No es lo mismo la responsabilidad de un empleado de Casa Cuna que la de una persona que haya tenido un cargo jerárquico”.
“Está probado que en nuestro país la apropiación de niños fue parte del plan sistemático del terrorismo de Estado, que fue premeditada y que tenía que ver con un montón de circuitos bien aceitados donde los chicos pasaban por un lugar y eran entregados. Y había gente que intervenía en estas entregas. En eso, este tipo de instituciones tuvieron algo que ver. Por eso es importante esta decisión (de exhumar los archivos), porque Casa Cuna da un servicio fundamental, de excelencia, trabaja con chicos y les da contención. No tiene nada que ver con la otra Casa Cuna, que en algún momento pudo haber participado en casos de apropiación”.

Un caso testigo
Aún sin fecha de inicio, el juicio oral contra el ex juez de Menores Luis María Vera Candioti, por el delito de sustracción de identidad, marcará un nuevo mojón respecto del accionar de la Justicia durante la última dictadura, tal como ocurrió en 2009 con la condena contra el ex juez federal Víctor Hermes Brusa.
Vera Candioti fue juez de Menores durante la dictadura, se recicló en democracia, siempre en el Poder Judicial, y se jubiló como fiscal de la provincia en 2005. Está procesado en la causa que investiga la adopción irregular de Paula Cortassa, en 1977, por parte del matrimonio Guallane.
“En ese juicio hay muchas pruebas, pero puede ser que surjan nuevos datos”, sostuvo el secretario de Derechos Humanos Horacio Coutaz al ser consultado por los documentos hallados en Casa Cuna, hogar por donde pasó la menor antes de su adopción, entre febrero y abril de 1977, tras la desaparición de su padre, Enrique Cortassa, y el asesinato de su madre, Blanca Zapata, a manos de un grupo de tareas.
El procedimiento fue en una casa de Castelli al 4500. La mujer estaba embarazada y recibió un disparo en la cabeza que terminó con su vida y la del bebé que esperaba. Según las investigaciones judiciales, su hija Paula estuvo 10 días en en manos del grupo de tareas y después fue alojada en Casa Cuna hasta que la rescató –desnutrida y con un principio de turberculosis– la familia que le dio su nueva identidad: María Carolina Guallane.
Ella decidió portar esos nombres porque sus padres adoptivos le salvaron la vida. Recién en 1998 conoció su origen y su identidad. La causa incluye, entre otras pruebas, una orden del Ejército firmada por el teniente Carlos Enrique Pavón que disponía entregar tres niños a Casa Cuna, entre ellos Carolina, que ingresó como NN.
El documento firmado por Pavón informaba que el 4 de febrero de 1977 –la fecha es falsa, ya que el operativo ocurrió una semana después: el 11 de febrero– ingresaron a Casa Cuna dos nenes (Ramón, de cinco años, y Hernán Joaquín, de un año y siete meses) junto a una beba NN. Y deja constancia que habían sido tomados luego de un “operativo antisubversivo” en el norte de la ciudad. Las fechas eran falsas para evitar el rastreo de los chicos desaparecidos.

Publicada en Pausa #129, miércoles 12 de marzo de 2014

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viernes, 21 de marzo de 2014

Mil mates: FALTA Y RESTO

Por Fernando Callero

Llegó marzo, con una facha melancólica que ya anuncia el otoño, cuando yo todavía no tuve mi cuota saludable de paseo y natación. Me faltó verano, la verdad, creo que a muchos santafesinos les debe pasar lo mismo, incluso a aquellos que abominan del calor. Me faltan brazadas en el río. Me falta club. Me faltan rodeos ociosos y diligencias sudorosas en la bici. Apenas me metí una vez en el Coronda, a la altura de los cuarteles, creo que el día más caluroso del año, o de los últimos años. El agua estaba fresca, hermosa. Pero al salir, la sombra del aromo que elegí como sombrilla parecía estar colocada en el centro candente de una estrella y tuve que levantar campamento rápido y volver atravesando el monte a largos trancos, urticado de jejenes, tábanos y chicotazos de ramas en el cuero. No se podía estar. Incluso en el agua la cara ardía, el pelo se secaba enseguida y la cabeza pedía a gritos el sosiego de la profundidad.
Me faltó, me faltó. No alcancé a visitar siquiera la pileta del club Suboficiales.
Ahora me acuerdo que una siesta de diciembre, antes de las fiestas, cuando parece que todo lo bueno del mundo está por suceder, fui con mi hijo a la playita municipal de Santo Tomé. Pero nos tuvimos que volver enseguida, porque la estrecha franja marcada por los andariveles apenas dejaba lugar para chapotear en una olla tibia con un resabio de cocoa en el lecho pringoso.
El primer trecho de enero fue un horno, ¿se acuerdan?, con temperaturas que superaron los 40 grados, para después dar lugar a largas temporadas de lluvia tropical, pesada, inclemente. Y ahora, esa melancolía sonsa con que el otoño se va a robar la mejor época del año, al menos para mí, repito: el verano.
Hoy, cuando me levanté para atender a un tallerista, miré el patio con el pasto agrisado por la luz de un cielo en capota y le dije: ¿Ves? Eso es la melancolía. Una palabra horrible que ningún poema debería utilizar. Mejor decir ese patio así como lo ves. Y ahí no más se me ocurrió cambiar el tema de esta primera entrega para Pausa que hasta entonces iba a tratar sobre las semillas que el INTA está comenzando a distribuir en esta nueva temporada de siembra: lechuga, achicoria, acelga, espinaca, tomate, etc.

Publicada en Pausa #129, miércoles 12 de marzo de 2014

Disponible en estos kioscos

Otro yo mismo: RESISTENCIA

Por Mari Hechim

Algo atrae su mirada hacia la puerta abierta del negocio y ve que se trata de una mujer que viene en bicicleta, se detiene allí mismo y entra con una sonrisa como si lo conociera. Pone sus manos en los bolsillos de atrás del jean. Era amiga de un amigo, pero demasiado joven, 20 años quizá. No es especialmente hermosa, pero tiene un desenfado, una tranquilidad. Pasa la mirada por las antigüedades del local, rápidamente.
Es de Santa Fe, estudia cine. ¿Qué hace ella en esta Resistencia adormilada por el calor? Visita a una hermana que se rompió un tobillo. Salen esa noche a cenar. Y los días subsiguientes. Ella recita García Lorca, el llanto por la muerte de Ignacio con voz baja. Se va unos diez días más tarde. Él la va a buscar para llevarla a la terminal, le lleva una cajita de madera de regalo. La hermana tiene las obras de Lenin sobre la mesa.
Él sigue con su vida. Los amigos, el negocio, la madre y la hermana. Siente que su cuerpo está todo agujereado, huecos que se van agrandando día a día “por donde sopla el viento”. Un día lo decide y se va a Santa Fe.
Ella vive en una casa con muchas estudiantes. No está en la casa, pero a la nochecita lo va a buscar al hotel.
Parece otra persona. Habla mucho, del reciente Cordobazo, de rendir Historia del Cine en pocas semanas, de reuniones. Tiene las manos en los bolsillos del jean. Nombra personas, películas y sonríe con frecuencia, tranquila y segura.
Él se lo dice, más tarde, cuando salen del hotel buscando tomar un café por ahí.
¿Querés casarte conmigo?
Ella corre la silla para atrás, mira el cigarrillo que sostiene en la mano derecha. ¿Qué piensa? ¿Que él es mucho mayor? “Tenés cara de prócer”, le hacía dicho, “San Martín o Moreno”. ¿Piensa decirle que no? ¿Que sí? ¿Que necesita un tiempo?
Apaga el cigarrillo, con la misma mano se tira el pelo hacia atrás. Pregunta: ¿Qué haría yo en Resistencia? Lo mira en forma directa y sencilla.
Al otro día él se vuelve a su casa. Va a los bares en donde se encontraron dos meses atrás. Piensa en el gesto de retirarse el pelo de la cara. Su anciana madre le dice: Parecés estremecido. Repite los gestos: ir al negocio, los amigos en la cena.
Pasa una noche en el hotel donde ella le dijo el poema sobre Ignacio. En la madrugada relee las últimas páginas de El oficio de vivir.

Publicada en Pausa #129, miércoles 12 de marzo de 2014

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jueves, 20 de marzo de 2014

Las tempestades

Tras una serie de hechos que casi llevan a suspender el show, Experimento Negro presentó su disco “Yo”.


“Acá toreamos las tormentas y le damos para adelante”, sentenció Rodrigo “Negro” González en la caliente noche de Tribus. Acto seguido, Experimento Negro arrancó con “Toreando las tormentas”. Y es que esa canción resumió el espíritu del recital. Por un lado, fue la presentación de un disco (Yo) que entre idas y vueltas tardó cuatro años en editarse. Y por otro, imprevistos de último momento obligaron a cambiar dos músicos: Damián Gómez en reemplazo de Guido Grazzini en batería y el guitarrista Ariel Echarren en lugar del recientemente incorporado Bruno Leurino (quien a pesar de su tendinitis en ambas muñecas estuvo presente en varios temas). Por suerte, se trató de ex integrantes de la banda, conocedores de las canciones que se iban a interpretar.

De principio a fin
Custodiados por un telón negro con las iniciales del grupo como fondo y pasadas las 23.30, Rodrigo tomó el micrófono para anunciar que repasarían todas las canciones del disco en su orden original.  A sus costados estaba flanqueado por las guitarras de Francisco Romeu (izquierda) y Echarren (derecha). Atrás suyo se ubicaba Gómez en batería, Martín Pirola en bajo y Fabio Pis Alonso en teclados. Además, González contó con un set percusivo propio, que le otorgó una potente densidad sonora al de por sí energético combo rockero.
La noche abrió con la instrumental “Intro al bosque negro”, que crece en profundidad nocturna a medida que avanza.
El pasaje desembocó en “Uno es lo que hay”, toda una declaración de principios que explota en un estallido de furia punk que termina antes de llegar a los dos minutos. Siguió “Vengo envuelto (regalado)”, canción que le sirvió a González para agregar un nuevo instrumento: la armónica.
La balada “Brillame” dio pie para que se sumara Bruno Leurino, conformando un poderoso trío de guitarras (para este tema, Romeu tocó una electroacústica). El Negro, casi arrodillado, desgranó los poéticos versos que dicen: “Detrás de un río de dolor / tomamos vuelo armónico / adoro en labios tu actitud / destinos en similitud”. Al terminar, hizo una especial dedicatoria: “en el Día de la Mujer, gracias mujeres por llegarnos. Todo esto es culpa de ustedes”.
Siguió “8 sueños”, un relato en forma de canción que combina experiencias oníricas de diverso tipo. Luego vino “Héroe del naufragio”, tal vez el mejor tema del disco. Una balada con aires a Pink Floyd, y una más que sentida interpretación de González.
“Toreando las tormentas” arribó precedida por una dedicatoria a Grazzini y una retribución a Gómez: “Damián estaba recién llegado a Buenos Aires. Lo hicimos volver a Santa Fe para no cancelar el recital”, explicó el Negro.
“Una canción de playa”, así definió el cantante a “Piriapolis”, tema que evoca recuerdos de su niñez: “tus árboles / perfumes de mi infancia en libertad / sol y luna en el mar”. “No abandones” trajo un homenaje a los amigos.
Después de atarse su rebelde melena, el Negró dio lugar a “Diez”, tema lento que se hunde en reflexiones introspectivas. La calma terminó con la potente “Perdido por perdido”, que mostró al grupo en su máxima expresión y desató hacia el final un duelo percusivo entre González y Gómez. La beatlesca “Evidentemente” tuvo como destinatarios a “todos los que tienen hijos. Y al mío”, en palabras de Rodrigo. A su vez, fue la encargada de cerrar los temas que componen la primera obra de la banda.

¿Y ahora?
“Ahí terminó el disco ¿Y ahora?” se preguntó el Negro. Tanto el público como él ya sabían la respuesta.
Antes de arrancar con un tres por uno de La Cruda, González aprovechó para agradecer a todos los sponsors y amigos que hicieron posible la salida de Yo. “Ellos nos ayudan a pelear a grandes monstruos y compañías”, graficó el cantante.
“Comarca en paz” y “Corazón umbilical”, fueron los dos primeros temas de La Cruda que hicieron explotar al público de Tribus. Luego de presentar a cada uno de sus músicos y de afirmar su agrado con el sonido del trío de guitarras, llegó el cierre definitivo con “Júpiter”, otro clásico crudo de Mente en cuero.
Un sonido poderoso y ajustado. Una banda creativa que no se encasilla y toma el sendero de la búsqueda como camino a seguir. Un público fiel que se mantiene y a la vez crece (“somos todos amigos, conozco al 99% de los que están acá” dijo un emocionado Rodrigo sobre el final). Elementos de un cóctel que, combinados, son capaces de darle pelea a cualquier tipo de adversidad.

Publicada en Pausa #129, miércoles 12 de marzo de 2014

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miércoles, 19 de marzo de 2014

El costado izquierdo de Bolivia

Tata y Sangui, los dos ciclistas que salieron el año pasado de Santa Fe al continente.


Diego Gentinetta (Sangui) y Mariano Peralta (Tata) mantienen el sueño en estado de realidad. El oriundo de Ramona y el vecino de Guadalupe Oeste siguen pedaleando por nuestro continente, coleccionando historias, saboreando culturas, conociendo esas venas de las que ya escribió Eduardo Galeano.
El viaje, que comenzó el domingo 15 de septiembre de 2013 a las 7.15 desde el Puente Negro de Aristóbulo del Valle, se sigue desarrollando de manera exitosa y por estos días de marzo los dos amigos que salieron a recorrer América del Sur se encontraban en Guayaquil (Ecuador). Cuando atravesaban Bolivia, el “Tata” y “Sangui” nos enviaron una postal más de su aventura por las tierras de Evo Morales.
“Tres pibes sentados al costado de la ruta frente a una de las tantas capillitas erigidas como homenaje a los fallecidos en accidentes de tránsito. Bebían y compartían su chela con el muerto, seguramente algún amigo. Respetaban la tradición que indica que los primeros de noviembre las almas bajan a visitar a sus deudos y al día siguiente parten otra vez al más allá, satisfechas por las ofrendas recibidas. Los cementerios se llenan de vivos y se requieren operativos especiales de seguridad, como en un clásico de fútbol. En ese contexto, ingresamos a Bolivia en nuestras bicicletas, nadie nos esperaba, todos estaban pendientes de los espíritus”.
“Como ante cualquier destino, uno teje preconceptos, hipótesis acerca de lo que puede venir. Comentarios de viajeros, secciones de noticias internacionales, films o literatura relacionada alimentan los presagios. En el caso de Bolivia, las ideas fuertes pasaron por la ausencia de agua potable y los calamitosos males contraídos por beber de la canilla (los testimonios podrían reunirse en una verdadera antología de la cagadera), la imposibilidad de acampar, el atraso infraestructural y la parquedad de los pobladores. Allí estábamos, entonces, como dos científicos a pedal para corroborar o refutar tales hipótesis”.

Agua
“Nuestro camino incluyó desde pequeñísimas poblaciones hasta grandes ciudades del oeste boliviano. Antes de la llegada de Evo en 2006, esta zona era la más relegada en la visión del Estado. Muchos planes para ampliar la provisión de agua potable son previos a Morales y estaban fuertemente apoyados por financiamiento externo, sobre todo del viejo continente. En los últimos años se intensificaron, aunque el acceso sigue siendo restringido: un 70% de la población total. Habiéndose frenado los vientos que soplaban de Europa, se complica el desafío para los bolivianos que esperan llegar a su bicentenario, en 2025, con una cobertura del 100%”.
“Cuando se transita la ruta poco a poco, es muy probable recalar en el 30% sin agua potable. Resolvimos la cuestión con pastillas potabilizadoras. El agua embotellada es la opción más utilizada por los turistas, pero nosotros somos viajeros y no pensábamos gastar plata en agua. También tratamos de disminuir el componente sugestivo, olvidándonos un poco de los temores. Nos fue bien, cero cagaderas. De esa forma, cruzamos el país ahorrando unos pesos en el vital elemento y papel higiénico”.

Karpov
“Dónde dormir, dónde cocinar y comer, dónde cagar. La experiencia ganada en Argentina respecto al mangueo de espacios para el desarrollo de actividades cotidianas fue muy importante. A diario nos veíamos en la obligación de evitar hospedaje pago. Con la premisa de continuar ese austero devenir ingresamos a la tierra de la coca”.
“Bolivia no cuenta con campings. Por lo menos en el camino elegido por nosotros. No es una práctica arraigada en los habitantes la de acampar. Sin embargo, la mayoría de las noches que dormimos en ese país fueron dentro de “Karpov”, nuestra casa ambulante con dos habitaciones y espacio para las bicicletas. Hay que olvidarse de los servicios como baños, mesas y bancos de cemento y asador. Pero quien quiere, puede acampar en plazas, al costado de las vías, debajo de una tribuna en construcción, en el fondo de una escuela y en cuanta parcela encuentre apta para clavar una estaca”.
“Aunque a nivel doméstico se observa un ‘atraso’ en lo que hace a construcción (baños precarios, paredes sin revocar, pisos de tierra), la obra pública ha generado gran cantidad de espacios nuevos y acondicionados para distintos órdenes de la vida en comunidad”.
“Cuando se transitan las rutas, también nuevas o en proceso de culminación, pueden observarse muchas escuelas, playones deportivos, microestadios, centros de salud. Como si esta parte del país estuviera estrenando su posibilidad de entrar en las inversiones del Estado”.
“Internet figura entre los pendientes. Aunque roce lo superficial incluirlo en la lista de tan importantes deudas, no puede negarse relevancia pedagógica e inclusiva. El servicio es inexistente en muchos pueblos y precario en poblaciones más grandes”.
“Esta incipiente mejora infraestructural se da en el marco de una discusión sobre lo que significa el ‘progreso’. Mientras en la mayoría de los países hay una convención establecida sobre la idea de desarrollo –bastante occidental–, en Bolivia se pone en tela de juicio el concepto al incorporar la cosmovisión de las comunidades originarias, fuertemente organizadas y empoderadas. El debate es complejizado al incorporar actores alejados del discurso imperante y capitalista, el que alguna vez sugirió un ‘fin de la historia’. Por eso, la construcción de una carretera puede demorar años, hasta que se establecen los consensos necesarios”.

Monólogos de ciclistas
“Ni bien arribamos a Villazón, ciudad de frontera boliviana, un hombre de mediana edad se acercó a charlar. Estábamos en la plaza principal en un mediodía atestado de gente y sol. El tipo era muy desenvuelto e informado. Había viajado por muchos lugares del mundo. Le causaba entre gracia y bronca que alguien como Binner se llame socialista, apoyaba el gobierno de Evo y consideraba que Bolivia debía asumirse como el gran país que era, solucionado ese punto, serían una nación ‘sui generis’ en Sudamérica”.
“Ese personaje, verborrágico y desenfadado, no fue más que una excepción. Siempre que entramos en contacto con la gente fue porque nosotros iniciábamos el diálogo. En general, para consultar una dirección o pedir algo. Pocas veces las conversaciones se extendían una vez resuelta la primera cuestión. Por ejemplo, luego de pedir agua, nadie nos preguntaba ‘Cómo se les ocurrió salir a andar en bicicleta’ o algo por el estilo. En algunos casos, alejados de las áreas urbanas y con personas de edad avanzada, la charla se vuelve imposible porque el castellano es apenas una segunda lengua del aymara”.
“La extravagancia de viajar en bicicleta también impone una distancia. Lamentable, por cierto. Salimos a recorrer el continente amparados en los lazos de hermandad, en la Patria Grande que somos y muchos –no todos, claro– nos reciben como “místers” o “gringos”, términos con un correlato despectivo. Algunos nos llamaban así porque especulaban que éramos norteamericanos o europeos (la mayoría de los ciclistas que cruzamos lo son) y otros porque también consideran a los argentinos así de lejanos. Tal vez como pueblo nos ‘ganamos’ esa diferenciación”.
“Alrededor de esas vicisitudes, hay un bello país, digno de conocer. A pesar de su timidez o distancia, la gente no deja de ser solidaria. La hostilidad de algunos caminos siempre se compensa con los maravillosos paisajes. Valles, quebradas y ríos. Cerros de colores y la vastedad de la altiplanicie. El imponente salar de Uyuni, ese mar seco, interior y único, por lo menos hasta que el país obtenga su merecida salida a alguno de los océanos”.
“Para los que nos consideramos progresistas, también es un desafío conocer esta tierra. La complejidad de los procesos que se están generando en ella. Los matices. La vehemencia de quienes perdieron protagonismo en los últimos años para enfrentar y denostar a los referentes y seguidores del MAS, partido de Evo. Dos aclaraciones aquí: primero, es más adecuado el término ‘protagonismo’ que ‘privilegios’, ya que aun ostentan estos últimos y se siguen enriqueciendo, tanto en Bolivia como en el resto de los países de Sudamérica cuyas economías crecieron; segundo, el MAS no está formado por las carmelitas descalzas, idealizarlo entorpecería la tarea de entenderlo, pero su línea defiende los intereses de sectores históricamente relegados por las clases dominantes del país”.
“Y, eso sí, no es necesario que vengan en bicicleta, aunque si quieren ser los más progres...”.

Publicada en Pausa #129, miércoles 12 de marzo de 2014
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