Por Gastón Chansard
Hace un mes, cuando Colón perdía el quinto partido de manera
consecutiva y Rubén Forestello se alejaba de la conducción técnica, en este
mismo espacio se publicaba una nota que llevaba como título ¿Quién baja aColón del tobogán?. Esas líneas intentaron sintetizar la sumatoria de
problemas que Germán Lerche consiguió a lo largo de los siete años en Colón.
Lamentablemente para los sabaleros de ley esa pregunta que
todavía carece de respuesta, y lo que aún es peor, el tobogán se inclinó un
poco más y la caída de Colón es más rápida. Un mes después, en materia
futbolística las victorias siguen sin llegar, la sequía de goles recién se
cortó en el último partido ante Newell´s y, lo más grave: a raíz de una deuda
con el Atlante de México por la compra de Juan Falcón, la FIFA sancionó con la quita de
6 puntos. Ahora el equipo está último en la tabla de posiciones y a cuatro
unidades del descenso.
En este mes que pasó, Lerche continuó el reposo como
producto de su internación en el primer fin de semana de octubre, y tuvo tiempo
para asegurar vía twitter: “Toda la verdad: ni quita de puntos, ni delitos
tributarios. Lo demás es solamente difamación. Mas firmes que nunca”. Todo eso
se le vino abajo en pocos días; el presidente fue procesado, pidió licencia por
tiempo indeterminado, perdió el puesto de secretario del Departamento de
Selecciones de la AFA ,
y para cerrar la semana, le notificaron a Colón que le descontaban 6 puntos por
la deuda con el club mexicano. En el medio, el vicepresidente Moncagatta llamó
a una conferencia de prensa que no fue tal: no le dejó preguntar a los
periodistas, pidió paciencia y sorprendió con una declaración que aludió al
desconocimiento de todo lo que está sucediendo en Colón. Moncagatta ya lleva
varios años en la actual comisión directiva.
Los socios se autoconvocaron en la sede del club y en la
puerta del Hotel de campo. El “andate Lerche” se hizo un himno, “que se vayan
todos” también, y “elecciones ya” fue un pedido combativo para calmar una
tormenta que parece no tener fin en el barrio Centenario. Algunos dirigentes ya
presentaron sus respectivas renuncias, otros podrían hacerlo en los próximos
días; mientras tanto Colón se desmorona en una de las peores crisis de su
historia y el adelantamiento de elecciones para el mes de diciembre aparece
como la única esperanza de un futuro con menos dolor.
Publicada en Pausa #125, miércoles 6 de noviembre de 2013
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