viernes, 11 de octubre de 2013

¿Quién baja a Colón del tobogán?

Con los números en rojo, la actualidad deportiva del Sabalero preocupa a sus hinchas.

Por Gastón Chansard

Por donde se lo mire el Club Atlético Colón está en un tobogán, y hasta estos días no hay nadie que pueda ni sepa bajarlo de ese lugar. Tobogán económico, deportivo e institucional, y todo con el Dr. Lerche a la cabeza.
Comencemos a repasar la situación del Sabalero por el dirigente mayor que tiene un club: el presidente. Germán Lerche está debilitado en todos sus frentes, empezando por su propia salud, que lo hizo pasar un fin de semana internado en un sanatorio de nuestra ciudad. Carece de credibilidad entre los socios e hinchas, sus relaciones con el poder de la AFA lo fueron distanciando de la realidad rojinegra, y las calles de Buenos Aires empezaron a ser más frecuentadas que las de su Santa Fe natal (un ex dirigente le dijo a Pausa que “desde hace mucho tiempo no se atreve a caminar ni dos cuadras por la peatonal”). Erró en casi todas las decisiones que tienen que ver con las contrataciones futbolísticas, y lo más importante tiene que ver con el calamitoso estado económico y financiero de la institución.
Desde la llegada de Germán Lerche a la presidencia, Colón se volvió un club que gasta mucho y mal. El extremo opuesto a su origen humilde.

Lo poco que el hincha sabalero le cree a su presidente decreció con el paso del tiempo, y desde su slogan de gestión, “lo mejor está por venir”, no hizo otra cosa que profundizar la pésima relación con el pueblo colonista. Lo mejor nunca llegó, aunque la excepción se la puede rescatar en la culminación de las obras de un estadio que comenzó en la era Vignatti y terminó siendo una de las mejores canchas de fútbol del país; y en la realización del predio deportivo y el hotel, aunque este último no se sabe si le pertenece al club o a una importante constructora santafesina. Vale la pena destacar que los socios no gozan de ningún beneficio en el predio, como tampoco en el hotel.
Volviendo al slogan, nunca el primer equipo profesional llegó a tener supremacía de jugadores surgidos en las inferiores rojinegras. En siete años de gestión llegaron 87 incorporaciones, algo más de un equipo titular por temporada (12,4). Con estos números no hace falta explicar cuántos chicos de las canteras quedaron relegados en la Primera División.
Y si hablamos de técnicos, el proyecto flota en una gran mentira. ¿De qué proyecto serio y a largo plazo habla Lerche cuando ya pasaron 10 entrenadores y ahora se viene el número 11? Casi un DT y medio por cada año de la actual gestión. ¿Será así el plan “Barcelona sin Messi” (dixit Germán Lerche, febrero de 2013)?
La pérdida de credibilidad se acentúa, entre otras cosas, cuando el presidente dice que trabaja en favor de la seguridad para erradicar a los violentos de las canchas (primer club con AFA Plus), pero en la tribuna popular de Juan José Paso siguen estando los mismos barras de siempre, que son “Los de Siempre”, muchos de ellos con importantes antecedentes policiales. El vínculo con los conductores del club fue tan evidente, que durante muchos partidos llegó desde ese sector el respaldo a Lerche, mientras el resto del estadio cantaba en contra de la Comisión Directiva y también del presidente. Y la respuesta de la barra a esos cánticos fue de amenazas a los que cantaban y hasta golpes de puños y robos a plateístas a la salida de la estadio.
El tobogán del abogado que dirige a Colón también se pone en funcionamiento cuando no puede explicar qué pasó con la salida de Batistuta en su función de director deportivo, o del goleador Gigliotti (la ida a Boca no le dejó ni un peso a Colón).
A los socios tampoco les quedó claro si Prediger es jugador de Colón o si el día en que se vaya pasará lo mismo que con el actual delantero de Boca. Otro de sus tantos dichos hablaron (la semana pasada) de “cambiar la historia del club contra viento y marea”. Bajo la gestión de Lerche, y desde que regresó a Primera, Colón nunca estuvo tan cerca de descender como en el año 2008 (Pirulazo ante Racing). Con el ritmo matemático de la campaña actual sufriría demasiado en esta temporada y debería tener un excelente 2013-2014 para mantener la categoría. ¿Eso será cambiar la historia?

Sin billetes no hay fútbol
El tobogán futbolístico se refleja en los números recientes: cinco derrotas consecutivas con sequía absoluta de goles. Resultado: Rubén Forestello afuera. Y referido al juego propiamente dicho, hay una pregunta flotando en mundo sabalero que hasta el día de hoy nadie la sabe contestar: ¿a qué juega Colón?
Pero a no olvidar un detalle, el mal juego y los pobres resultados cumplieron un año calendario, ya que por octubre de 2012 comenzó la caída de los dirigidos por Sensini. Se profundizó a comienzos de este año, se fue Sensini, tuvo una mínima recuperación en el arranque de Morant (quedó al frente del equipo porque “era barato”, tal como lo declaró el Flaco) y se estrelló en el suelo cuando perdió el clásico con un Unión ya descendido. O sea, en un año la única alegría importante del hincha fue haberle ganado al clásico rival 2 a 0 (noviembre de 2012). Debido a esa temporada de 46 puntos, Colón empieza a sacar la calculadora y le agradece a Mario Sciaqua los 60 que le dan algo de aire. 
Pero para analizar el fútbol de Colón hay que ir a la cuenta bancaria del club. Y es ahí donde el Sabalero ya está en el descenso. Aparecen las noticias que hablan desde un embargo millonario que sufrió por un juicio (accidente de un menor en la pileta del club), hasta decenas de cheques rebotados que dejaron fuera de juego a ex y actuales jugadores. El dato duro hasta septiembre de 2012, dice que el pasivo de la institución, según el balance del año pasado, asciende a la suma de 59.022.437,30 pesos.
La economía del club está atada al fútbol desde el mismo momento en que siempre se apostó a las incorporaciones con grandes sueldos y nunca a una base de jugadores titulares del club. A partir de ahí las deudas se incrementaron, tal es así que Colón salió al último mercado de pases con muy poco dinero, a traer jugadores prestados, y hoy los resultados dejan al desnudo que no hay jerarquía para aspirar a esos “grandes cambios” a los que hace mención el presidente Lerche. Por ahora, con los últimos refuerzos, los sabaleros están obligados a mirar de reojo la tabla del descenso.
El futuro deportivo es una pregunta enorme, pero al menos necesita una respuesta mentirosa (como las tres victorias en el actual torneo) para sacar algunos puntos que ayuden a respirar a un plantel que hasta el momento no es el responsable directo de todo lo malo que le pasa a Colón.

Lo que “se debe” y la realidad
Con respecto a lo político, nada es mejor que respetar la vida democrática de las instituciones. Por ese motivo todos los que desean el bien de Colón –agrupaciones y filiales que hacen a la vida del club– deberían reunirse con los actuales dirigentes, acordar un plan de salvataje, negociar un adelanto de elecciones si hace falta o llegar a la próxima contienda electoral (diciembre de 2014) con un club en vías de recuperación. 
Desde ese plano, al término del encuentro ante Arsenal, los pocos leales que le quedaron en la Directiva a Lerche (varios dirigentes también cayeron del tobogán), dijeron que solamente ellos tomarán las decisiones en el club. Por lo pronto, no hay síntomas de un cambio de rumbo, mientras tanto en las redes sociales sigue goleando el #andatelerche.

Publicada en Pausa #123, miércoles 9 de octubre de 2013

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