martes, 23 de julio de 2013

Los médicos, al hospital

Una resolución del Ministerio de Salud obliga a exhibir los horarios de atención de los médicos del sector público, generando suspicacias. Inmediata reacción de AMRA.

Por Milagros Argenti

“Instrúyase a todos los hospitales, SAMCos y demás centros asistenciales de salud que funcionan en el ámbito de este Ministerio, a exhibir en forma clara, precisa y a la vista, la planilla horaria de atención de los profesionales médicos que prestan servicios en el efector”, ordena la resolución nº 954 de la cartera sanitaria provincial. La respuesta de la Asociación de Médicos no se hizo esperar: “publicar los horarios predispone a una reacción violenta del paciente en caso de no localizar a un profesional”, afirmó el gremio médico en un comunicado. Pero para el secretario de Salud, Miguel González, “nadie va a hacer problema si sabe que efectivamente los turnos fueron cubiertos. La situación de violencia se puede generar por otras cosas, no por esto”.

Conversación de sordos
Las diferencias surgen, entre otras cuestiones, por falta de diálogo. Los médicos tienen de 24 a 44 horas asignadas, que cumplen de diversas formas: en consultorios externos, haciendo pase de sala, instruyendo residentes, etc. AMRA cree que el Ministerio pretende publicar la carga horaria completa de los profesionales. Si ese fuera el caso, cuando un médico no está atendiendo, el paciente podría pensar que aquél no está respondiendo a sus deberes, cuando en verdad se encuentra desempeñando otra de sus funciones.
Según González, esa realidad está contemplada y las planillas exhibirán solamente las horas de consultorio. “La idea es que los hospitales pongan la información a disposición de la gente, visibilizar qué médicos prestan servicios y en qué horario”, informa, aunque aclara: “Eso no quiere decir que el turno esté disponible. Como en cualquier clínica privada, donde la secretaria te dice si ese día te pueden atender o no”.
“Nosotros no tenemos problema en que nuestro nombre aparezca en un pizarrón donde se sacan los turnos”, asegura Néstor Rossi, secretario adjunto de AMRA. “Lo que no queremos es enfrentarnos con la gente porque se ponga toda la carga horaria, ya que muchas veces esas horas están asignadas a otras cosas”. Están de acuerdo, pero por la confrontación propia entre empleado y empleador, no lo saben.

Incumplimientos
“Nos están discriminando. En un hospital no hay un solo gremio. Si vamos a estar en cartelera, perfecto, pero figuremos todos entonces”, se queja Rossi. González es contundente: “En el resto del sector público no hay que pedir un turno electivo. Las tareas son de otro tipo, la población no necesita saber cómo organizarse en su vida como cuando va a pedir un turno”.
En el acta firmada el 21 de marzo pasado, el Ministerio se comprometió a pagar suplementos para diversas guardias, a efectivizar a los contratados y a otorgar el cargo de jefes de Servicio a personas que desde hace años merecen ese reconocimiento. “Entonces, me están exigiendo por este lado, pero hay mucho de lo acordado que nunca apareció”, dice Rossi. Además, desde AMRA sienten que su labor no es valorada justamente cuando más se ponen la salud pública al hombro y cuando mayor imprevisión evidencia el gobierno: en la típica epidemia anual de enfermedades respiratorias.
“Sabemos que en junio se nos despelota la historia. Pero sobrecargan al personal que trabaja con 400 pacientes por día y recién después ponen el refuerzo… ¡Empecemos al revés, si todos los años pasa lo mismo! Tengo derecho al zapateo. No creo que sea el momento para esta resolución. Ahora estamos todos abocados a cubrir la epidemia, tratando de ayudar. Es difícil. Quién tiene la verdad, no lo sé”, añadió Rossi.

Disponibilidad o imprevisión
Para AMRA, la exigencia del cumplimiento horario está viciada por la discusión en torno a las horas “en disponibilidad”: aquellas que no se cumplen en los lugares de trabajo, pero en las cuales los médicos deben estar a disposición, dondequiera que estén. Por cada hora no efectiva en los nosocomios se computan tres fuera de ellos. Puede resultar que un médico cobre sin trabajar (porque no fue llamado) o que le toque en suerte atender en todas sus horas en disponibilidad.
AMRA propuso este régimen para los médicos de localidades pequeñas, que no son precisados con horarios fijos, sino que deben estar accesibles para los vecinos los 365 días del año y a cualquier hora, porque son los únicos en su zona de influencia.
Para el Ministerio, en cambio, esto debe aplicarse a la totalidad de los profesionales. Según Rossi, en las ciudades con cobertura hospitalaria, esto “es ridículo” y “busca cubrir la escasez de ambulancias y de gente. No es así –critica–, poné más ambulancias o más médicos. No armemos el viaje en vuelo. Seamos más prolijos. Lo de la hora en disponibilidad suena a querer paliar un montón de otras cosas”.

Control social
El segundo considerando de la resolución 954 dice “que los profesionales universitarios de la sanidad tienen los mismos derechos, deberes y prohibiciones del personal de administración pública provincial; entre ellos (...) cumplir íntegramente y en forma regular el horario de labor establecido”. Así, el Ministerio de Salud termina admitiendo sus sospechas sobre los médicos del sector público.
Sin embargo, esas sospechas son negadas oralmente: se habla de derecho de acceso a la información y de control social. “Si la gente ve que un profesional que tiene asignado un horario no dispone de él, va a pedir cuentas”, argumenta González. Pero no es “la gente” sino el gobierno quien debe pedir cuentas. Y si no confía en que los departamentos de Personal o Recursos Humanos le van a dar la información necesaria, tiene que operar en consecuencia, con toda firmeza. O deberá confrontar con los jefes médicos, directores de hospitales o miembros de consejos de Administración. Sin embargo, el Ministerio pone sus fichas en los pacientes.
—Plantear un control social, ¿no es reconocer que los controles administrativos están fracasando?
—No, porque los controles normativos no son el único modo de contralor –respondió González–. Cuando un maestro no cumple su tarea, hay reuniones de padres que ponen en situación lo que al sistema no le es tan fácil detectar.
—Pero por eso, si no es tan fácil detectarlo, ¿el ojo del Ministerio no tendría que estar sobre los controles administrativos en lugar de hacer foco en el control social?
—No se está poniendo el foco en el control social; se dispone de mecanismos múltiples y uno de ellos puede ser perfectamente el control social.
—Pasa que entre bueyes no hay cornadas y los incumplimientos jamás se denuncian desde los consejos de administración. Al menos nunca se ha visto un caso así.
—Y… es posible, pero no es tan simple. Son cosas que se resuelven estrechando las posibilidades de ejercicio del control social. Y esto se hace conociendo los derechos. La idea es poder visibilizar estas cosas. No esconderlas.
Lo cierto es que es un secreto a voces entre el personal de los efectores y entre los propios funcionarios de Salud que hay médicos que “se hacen escapaditas” durante su horario en el sector público para atender pacientes en sus clínicas privadas. Hasta el propio Rossi lo reconoce: “Todos los hospitales saben quiénes son y conocen a cada uno de sus profesionales. Los tenés extremadamente cumplidores y tenés los otros, que se te fugaron toda la vida desde hace 30 años”.
—¿Pero quién le pone el cascabel al gato?
—El jefe de Servicio. Yo lo hago. Y es muy simple.
—Así es usted. Pero no todos sus colegas hacen eso.
—Bueno… no tengo idea –concluyó el dirigente gremial.
La pregunta, entonces, es quién tiene idea. Porque el Ministerio no admite los verdaderos motivos de su resolución ni demuestra coraje para ir contra los responsables y el gremio médico se mueve, como siempre, corporativamente. En el medio quedan aquellos que hacen colas interminables desde horas impensadas para conseguir un turno que obtendrán mucho después de lo aceptable.

Publicada en Pausa #117, miércoles 17 de julio de 2013

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