miércoles, 24 de julio de 2013

Bienvenidas las luchadoras

Itatí Castaldi, una de las cuatro santafesinas en la selección de básquet sobre silla de ruedas.

Por Gastón Chansard

Energía, fuerza, perseverancia, voluntad, deseo y sacrificio son palabras que intentan representar todo lo que transmiten unos ojos celestes que brillan de vida. Itatí Castaldi, o “Tati”, como todos le dicen, es la dueña de una mirada transparente y positiva, emotiva y esperanzadora.
Desde su silla de ruedas, luego de un entrenamiento más de básquet en Cilsa, con una sonrisa anfitriona recibió a Pausa. Nos trasladamos hasta un salón del club y recorrimos una historia personal que pone al deporte en el centro de la vida. “Creo que soy una luchadora, siempre fui positiva, desde jovencita la vida me puso trabas, pero siempre rescaté lo bueno y tomé lo malo como enseñanza”. Así fue como se definió como persona, para luego narrar dos sucesos puntuales que marcaron su vida.
“Cuando tenía 19 años y estaba en mi último año de la Escuela Industrial (me recibía de técnica química), mi papá se enfermó y estuvo al límite de perder la vida. Mi mamá era ama de casa, él se tuvo que jubilar y la situación económica en mi casa se puso complicada, además tengo dos hermanos más chicos. A los 20 años hubiese querido estudiar, pero la necesidad de trabajar en ese momento truncó esa parte de mi vida, la del estudio universitario”. Aquella jovencita cargó con la mochila de toda una familia en su espalda, consiguió trabajo y fue un sostén fundamental para los Castaldi. Tati la peleó en años donde el país comenzaba a navegar por la desocupación y la hiperinflación. “Era muy difícil conseguir un trabajo en esa época de Alfonsín, en los años 87, 88, hasta que a través de un amigo conseguí un trabajo en una casa de fotos; me enamoré de la fotografía, trabajé siempre en ese lugar y hasta llegué a ser gerente de una sucursal”.
Antes de llegar a esa primera gran batalla que le dio la vida, Tati tiene los mejores recuerdos de su infancia y adolescencia. Entre tantas imágenes que guarda su memoria, las escenas deportivas siempre tienen un álbum privilegiado. “Desde chica fui amante del deporte, es más, siempre quise vestir la celeste y blanca. Jugué al voley muchos años, me encantaba, y cuando ya era más grande, a los 28 empecé a jugar al hockey. Ya era una etapa más liberada de mi vida, pero además siempre iba al gimnasio y también hacía un poco de natación, pero siempre me gustó el deporte en equipo”.
“Tati” jugó diez años al hockey, hasta que tuvo un accidente a los 39 años. En marzo se recibió de locutora y ahora va por la Copa América.

Cuando Tati disfrutaba a pleno del deporte, la vida le presentó la segunda y más dura de todas las batallas. “Jugué diez años al jockey, hasta que tuve el accidente de tránsito a los 39 años (julio de 2006). Íbamos en el auto con dos amigas a jugar al hockey en Franck, por la ruta 6”, recuerda. “Yo iba atrás sin el cinturón de seguridad y de repente el auto agarró un pozo, golpeó en las ondulaciones que forman los camiones en el asfalto, la chica que manejaba perdió el control, nos cruzamos de carril, derrapamos, caímos en una cuneta que estaba vacía, dimos contra una alcantarilla y comenzamos a dar tumbos en vertical. El auto salió hacia un alambrado y salí despedida hacia un campo, mis amigas quedaron en el auto y yo me quebré la columna. A partir del derrape, donde casi nos matamos contra un árbol de eucalipto, no recuerdo más nada, solamente recuerdo cuando me desperté, que fue la peor sensación que tuve en mi vida, porque sólo sentía la cabeza, del cuello para abajo no sentía nada”.
En el detallado relato contó que al llegar a Franck le hicieron las primeras radiografías y que ahí ya se observaba que la quebradura de columna había sido muy importante y que se veía un desplazamiento medular, “en realidad yo tuve corte medular, por eso perdí toda sensibilidad de la cintura para abajo y quedé con una paraplejía”. Luego llegaron algunas operaciones complejas, sin embargo Tati subrayó que “gracias a Dios no tuve ningún golpe en la cabeza, nada que me haya provocado algo delicado a nivel psíquico”.
Luego llegaron las palabras prótesis, andadores, internación por dos meses en la Clínica de Nefrología, seis meses en el Vera Candioti y como si esto fuese poco, dos años de rehabilitación ambulatoria. “En el interior sabes que algo muy malo pasa, pero al principio lo negás, sentía en mi cabeza que algo estaba fallando, que el cuerpo de alguna forma estaba desconectado. Después te das cuenta de que por más recuperación y rehabilitación las cosas no funcionan y, de a poquito, empezás a vivir de nuevo desde cero. Y también empecé de cero con mi vida laboral, me costó, pero tomé la decisión de jubilarme para empezar hacer cosas que tenía ganas de hacer”.             
En su “nueva vida”, el vínculo con el deporte llegó a través del remo, aunque previamente, cuando estaba en el Vera Candioti, había recibido una invitación para jugar al básquet en Cilsa. “La rechacé porque no me gustaba y después me invitaron para ir a remar en la Escuela Tupá, me enganché y me di cuenta que me encantaba el remo, pero me faltaba la comunicación con mis compañeros, el equipo”. Además, Tati hizo natación como parte de la recuperación, “pero también me pasaba lo mismo, no sirvo para los deportes individuales”. Hasta que un día la volvieron a invitar a jugar al básquet, y esa segunda oferta no la rechazó.
Juega desde comienzos de 2011 y hoy es una apasionada del deporte de la americana. “Empecé a jugar y me encantó, por el deporte en sí y por el grupo que se formó”. Las ganas, la pasión, el entrenamiento y el gusto por este deporte la llevó a cumplir con el deseo que tuvo desde chica, jugar con la camiseta argentina. “En febrero de 2012 el nuevo cuerpo técnico de la selección nacional hizo una convocatoria de algo más de 60 jugadoras de todo el país, la preselección de a poco se fue achicando, pero a mí me convocaban siempre. Ahora, llegó el momento en que me convocaron para jugar en la Copa América de Guatemala, clasificatoria para el Mundial de 2014”. El pasado 31 de mayo, Maximiliano Mainardi (DT) terminó de confeccionar la lista de 12 jugadoras que representarán al básquet femenino argentino sobre sillas de rueda en el torneo que se desarrollará del sábado 27 de julio al domingo 4 de agosto en Guatemala, y repartirá tres plazas para el Mundial de Toronto 2014. Además de Castaldi, otras tres integrantes pertenecen a Cilsa Santa Fe: Mariana Capdeville, Silvia Linari y Adriana Motura. “Después de enterarnos de la citación, las cuatro lloramos de emoción durante una semana”. Y volvió a destacar: “Cumplí el gran sueño de mi vida, ya desde que entré por primera vez al CeNARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo)”.
Tati, la basquetbolista, además de la práctica deportiva y la rehabilitación, estudió y se recibió en marzo de este año de Locutora Nacional. Tiene otro deseo: “trabajar en una radio”. ¿Alguien duda que podrá lograrlo?

Publicada en Pausa #117, miércoles 17 de julio de 2013

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