lunes, 29 de abril de 2013

Las marcas de cuando el abandono se hizo muerte

Una obra inconclusa, un tercio de la ciudad bajo agua, 158 víctimas y ningún culpable.

Los mapas que pintan a nuestra ciudad bajo el azote del Salado son conocidos y fueron publicados en difentes medios a pocas semanas de la catástrofe del 29 de abril.
Esta infografía incorpora varias referencias que aquellos valiosos mapas poseen. Los utilizamos como fuentes informativas. En marrón oscuro se ve el cauce del Salado cuando está en su altura habitual y en marrón claro se pinta la zona inundada, sea por lluvias o por el ingreso del río. No hay fuentes precisas para representar otras zonas que estuvieron anegadas, como las del centro norte de la ciudad. También están, en azul y rojo, las trazas de la avenida Mar Argentino y de la Circunvalación Oeste, las dos obras que produjeron el embalse del Salado. Cerca del Hipódromo de Las Flores la línea roja se corta abruptamente, tal como lo hiciera el terraplén que sostenía a la Circunvalación. Ese terraplén nunca fue superado por el río Salado, que sencillamente fluyó por esa apertura, con letal naturalidad.
La diferencia en este mapa son las cruces.
La inundación de 2003 produjo 158 muertes. Apenas 23 fueron reconocidas oficialmente; las víctimas faltantes fueron relevadas por la Casa de Derechos Humanos. Personas que murieron en centros de evacuados, que interrumpieron sus tratamientos médicos y nunca los pudieron retomar, que jamás tuvieron atención para los procesos depresivos que las llevaron a entregarse a la tumba. Parejas donde muere un integrante y, al poco tiempo, el otro perece de tristeza. Diabéticos infectados por la pestilencia, que no pudieron detener su avance implacable.
Cada cruz está ubicada en el lugar aproximado en el cual se produjo una muerte, según el relevamiento del organismo de derechos humanos. No todos los casos están geolocalizados. La mayor cantidad de víctimas provino de los barrios más pobres de nuestra ciudad, especialmente los del suroeste, donde el Salado no fue un manso curso de planicie sino un aluvión imparable.
Cada una de estas cruces tiene un nombre y un apellido. Son los mismos que se leen todos los 29 abril en la Plaza de Mayo, desde hace 10 años, para reclamar justicia por los ausentes.

Infografía: Juan Curto

Publicada en Pausa #112, miércoles 24 de abril de 2013

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