viernes, 31 de agosto de 2012

El voto subibaja


ESPECIAL 100 EDICIONES
Variaciones electorales a nivel provincial y nacional.

Más de 860 mil votos llevaron a Hermes Binner a la gobernación en 2007. Un poco tarde o con algún reparo, en 2009 apoyó a Rubén Giustiniani en su competencia contra Carlos Reutemann en la elección a senador. El Frente Progresista salió segundo, levemente por arriba de los 680 mil votos. En 2011, el actual gobernador Antonio Bonfatti contó con un respaldo más contundente de Binner, quien también fue candidato a la presidencia. Las boletas mermaron otra vez: el Frente no llegó a los 680 mil sufragios y un candidato mediático, Miguel Torres del Sel, quedó muy cerca de saltar del programa de Susana Giménez a las oficinas de Casa Gris. Hubo triunfo para el ejecutivo, pero se perdió el control de la Legislatura, creándose así el difícil marco de gobernabilidad que actualmente signa a la gestión provincial.
El lugar de Carlos Reutemann es el que Del Sel hoy ocupa. Las diferencias de estilo –uno mudo, el otro locuaz– no implican variaciones en los intereses y grupos que representan y, tampoco, en lo que sus figuras simbolizan: el hombre que viene desde el afuera de la política profesional. El 2013, así, se revela como una contienda crucial: Binner y Del Sel seguramente encabezarán sus listas. Su choque es decisivo para la solidez de la gestión y para el horizonte del 2015 en Santa Fe.
Mientras tanto, el kirchnerismo provincial nunca redondeó una elección categórica. Rafael Bielsa perdió en 2007, Agustín Rossi quedó muy atrás en 2009 (aunque renovó su bancada, en un mandato que culmina también el año entrante) y, en 2011, resultó tercero. Una excepción es el resultado en las legislativas de 2011, con la reaparición de María Eugenia Bielsa y sus más de 580 mil votos. Sin embargo, la composición de la Cámara de Diputados provincial muestra a un peronismo dividido en demasiadas islas, sin una mayor coordinación. Los efectos de la Ley de Lemas todavía repercuten en la estructura: cada uno hace fuerza por su lado, en contra del principio de unidad. Antes, ese escollo era solucionado automáticamente por el funcionamiento propio de la vieja ley electoral. Hoy, la mentada unidad es uno de los ejes del debate interno del partido.
Los vaivenes del PJ local parecen desprendidos de los movimientos a nivel nacional. De hecho, en 2009 Reutemann ya era un hombre de la oposición, en aquella elección de diputados y senadores nacionales donde hubo quienes le extendieron acta de defunción al kirchnerismo. El peculiar resultado de 2009 –cuyo producto característico fue el patético Grupo A– indica dos datos a tener en cuenta: el primero, que el kirchnerismo puede perder un gran volumen de votos; el segundo, que puede remontar esa situación. El pase de poco más del 30% al 54% que ungió reelecta a CFK en 2011 se explica en la frenética tarea de gestión que tuvo lugar en aquellos años y, además, en un dato sencillo: después de la disputa de 2008 por las retenciones, ese 30% del 2009 era, en sí misma, una cifra fenomenal de votantes. Votantes militantes, casi.
Así, en 2011 se dibujó un mapa de gobernaciones inédito en la democracia post 1983: todo es del PJ, excepto la ciudad de Buenos Aires y Santa Fe. ¿Qué se juega en el 2013? Es simple, si hay (o no) interna en el PJ. Dicho de otro modo, si evitan el enfrentamiento apostando a la Reforma Constitucional o si se entregan a un intríngulis que históricamente jamás han resuelto: encontrar un candidato nuevo y sucesor.

Publicada en Pausa #100, miércoles 29 de agosto de 2012

miércoles, 29 de agosto de 2012

Las cien ediciones de Pausa


Mayo de 2008. Cortes de ruta, ruralistas enardecidos, confusión en la opinión pública, desabastecimiento, pronósticos sombríos para una democracia todavía joven y para una economía atada a los vaivenes del mercado internacional. En ese contexto –que otra gente más prudente hubiese juzgado, con razones atendibles, como difícil, sino inviable– pusimos en la calle la primera edición de Pausa.
Desde entonces, muchas cosas cambiaron en el periódico y también en el contexto. De lo segundo nos ocupamos a fondo en el resto de esta edición. Está bueno repasar los 99 números anteriores y comprobar que no hablamos en el vacío, que los temas que elegimos tratar –en las tapas, los informes periodísticos, las páginas de cultura y de humor– tuvieron impacto.
La elección de los contenidos del periódico está atada a las preocupaciones cotidianas de nuestros lectores, nuestros vecinos: el trabajo, la educación, la salud, la vivienda. También hablamos de política y economía; indagamos sobre planificación urbana, divulgamos las voces de la cultura local, mostramos aristas deconocidas del deporte. Retomamos el viejo concepto de noticiero para condensar la información valiosa y separarla de la innecesaria.
Fue un planteo arriesgado. Al cabo de cuatro años, logramos ser una referencia de un colectivo amplio y plural, que incluye al cooperativismo, a las organizaciones sociales, estudiantiles, gremiales y territoriales, los partidos tradicionales y las nuevas expresiones políticas, los colegas más jóvenes (y algunos veteranos) que hicieron del periódico una de sus fuentes.
Arribar a este número redondo nos llama al mismo tiempo a la celebración y a la reflexión sobre nuestro trabajo.
En 2009 Pausa dejó de salir en forma semanal –como ocurrió durante 2008– para convertirse en un periódico quincenal. Eso nos permitió dedicarle más tiempo a la expansión. A partir de 2011, comenzamos a distribuirlo en Rincón y desde 2012 en Santo Tomé. Contar con un sistema propio de circulación, al que dedicamos tantos recursos como a la propia redacción, contribuyó al crecimiento sostenido de la cantidad de lectores, quienes fueron conformando –en virtud del sistema de suscripciones que pusimos en marcha– nuestro público; el mismo público que, desde nuestra llegada a las redes sociales, en 2010, no para de multiplicarse.
Apostar a la calidad de los contenidos, respetar al lector, ofrecer novedades en cada número: las premisas son las mismas desde el comienzo. Entre tanto, seguiremos trabajando por la consolidación del periódico y por su crecimiento: nos faltan más páginas para poder ofrecer un producto más completo y variado, pero para eso necesitamos más recursos. Ese es hoy nuestro desafío más importante.
No será fácil, porque estamos insertos en una cultura que aún no logramos superar: la cultura de la dádiva, del silencio negociado, de la complacencia y la conformidad. Pero vamos a encarar el desafío con la misma fuerza que nos llevó a poner en marcha un proyecto que hoy es una feliz realidad.
Lo vamos a hacer con la certeza de que no todo está en venta. Nuestro contrato con ustedes, nuestros lectores, nuestro sentido, es más importante que cualquier negocio de corto plazo. Respetamos eso, aunque nos lleve más tiempo terminar de instalarnos como referencia para todos aquellos sectores a los que aún no pudimos (o no supimos) llegar. Respetamos lo más importante del oficio: la credibilidad.
Eso no está a la venta.

Publicada en Pausa #100, miércoles 29 de agosto de 2012

PAUSA #100


Ya salió el número 100 de Pausa: una edición especial de 24 páginas en la que repasamos los principales temas tratados en los últimos cuatro años.

Escriben: Ezequiel Nieva, Juan Pascual, Marcela Perticarari, Sergio Ferreyra, Pilar Guala, Ileana Manucci, Juan Almará, Gastón Chansard, Alejandro David, Sebastián Pachoud, Marcelo Carballo, el Licenciado Ramiro y Adrián Brecha.

Fotos de Viqui Vázquez, José Almeida, Tito Bruschini, Mauricio Garín y Olivia Gutiérrez. Ilustraciones de Boligan, Montt, Maxi Sanguinetti y Rebo.

Columnistas invitados: Alicia Talsky, Mari Hechim, Rodrigo Barba, Claudio Chiuchquievich, Hilda Cardozo y Guillermo Acrich.

Incluye un suplemento sobre la 10º Bienal de Arte Joven de la UNL: todo lo que necesitás saber para no perderte nada del encuentro de cultura joven más importante de la región.
Y de regalo: la última entrega de la Colección SF2062, ilustraciones del futuro, a cargo de Jesica Bertolino.

PAUSA se consigue a solo $5 en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.
Para suscribirte y recibir el periódico en tu casa, mandá tus datos a pausadigital@gmail.com

sábado, 25 de agosto de 2012

Pausa #99 entero en pdf


El archivo completo en pdf de Pausa #99, si hacés click más abajo o si no acá.


Si no nos conocés, dale una hojeada. Y después, recordá que el #100, una edición especial de 24 páginas con todos los temas de la agenda de Pausa, te espera este miércoles en los kioscos de SF y Santo Tomé, o que podés recibirlo en tu casa (si nos mandás tu dirección a pausadigital@gmail.com).



jueves, 23 de agosto de 2012

Prostitución legal y trata, en debate

Las trabajadoras sexuales nucleadas en Ammar piden garantías para ejercer la prostitución por su cuenta. Varios proyectos sobre trata de personas presentados en la Legislatura.

Por Marcela Perticarari

En la Cámara de Diputados de la provincia hay diferentes proyectos pendientes de tratamiento para combatir la explotación sexual.  Uno de ellos, de la justicialista Alejandra Vucasovich (bloque Unión PRO-Federal), pretende “la adopción de medidas destinadas a prevenir, detectar y combatir el delito de trata de personas; la protección y asistencia a las víctimas de ese delito respetando sus derechos humanos, sea que su residencia y/o traslado se verifique dentro del territorio de la provincia de Santa Fe o que del mismo se detecten maniobras para su traslado fuera de los límites de su territorio, sea hacia otras provincias o hacia el exterior; el auxilio y apoyo al grupo familiar de la víctima y la cooperación entre el Estado Federal, los estados provinciales, los municipios y comunas”. De esta manera, podría obtener media sanción una normativa que le dará al Estado las herramientas necesarias para darle pelea frontal a una de las problemáticas que más golpean a los sectores vulnerables.
A raíz de la inminencia del tratamiento, la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar) se sumó a la mesa de discusión. En este sentido, representantes Ammar Nacional –una organización con 18 años de trayectoria– se reunieron con el diputado provincial Jorge Abello. “Ellas mejor que nadie conocen el sistema perverso que las secuestra y las pone a trabajar. Es el comercio ilegal de personas con propósitos de explotación sexual, un delito internacional de lesa humanidad que viola los derechos humanos, atenta contra la libertad y la dignidad de las víctimas”, afirmó el legislador.

Propuesta alternativa
En declaraciones por C&D a “El tema del día”, Mariana Contreras, secretaria nacional de Ammar, se refirió al proyecto de ley que apunta a cerrar y prohibir la apertura de prostíbulos: “Con esas medidas nuestras compañeras se están quedando sin fuentes de trabajo. Cuando se habla de la figura de las whiskerías, pedimos que sea como en las décadas de los ’70 y ‘80, antes de la precarización del trabajo en Argentina. En aquel entonces, nuestras compañeras estaban afiliadas al sindicato de Varieté: vendían copas y los dueños de los locales no ganaban dinero del pase de ellas. Bajo esa figura, los cabarets podrían seguir existiendo sin que haya un regenteador que viva y explote a nuestras compañeras”.
El objetivo de Ammar es lograr una ley que regule el trabajo sexual autónomo “para que exista un marco legal de garantías y derechos pero también de obligaciones, como cualquier trabajador”. Según su propuesta, serían viables las cooperativas donde las trabajadoras manejen su ingreso, sin un regenteador. “No vamos a entrar en la discusión acerca de si esto nos gusta o no, si es trabajo o no. Ya que nuestra presidenta habla de igualdad para todos y todas, nosotras como mujeres autónomas necesitamos una ley que ampare a las trabajadoras sexuales y que nos permita obtener un marco jubilatorio”, señaló Contreras.
Claudia Carranza, representante de Ammar de Entre Ríos, explicó que es la primera vez que un legislador las convoca para “hacer un trabajo articulado donde se escucha la voz de las trabajadoras sexuales planteando ejercer en las mejores condiciones posibles, sin explotación y sin trata. Cuando se hacen allanamientos compulsivos, no se dirigen hacia el dueño del prostíbulo sino que van a atacar a nuestras compañeras, que terminan lastimadas y detenidas. Se quiere barrer la mugre bajo la alfombra. Nosotras perdimos a nuestra compañera Sandra Cabrera, que denunció casos de trata y su crimen sigue impune. En esta provincia mataron a cinco trabajadoras sexuales durante 2012. Nosotras caminamos las calles, sabemos de qué estamos hablando, por eso nos molesta que los legisladores nunca nos tomen en cuenta. Ahora estamos complacidas con el proyecto de Abello, quien pidió el visto bueno de Ammar”.
Y agregó que “si se cierran todos los cabarets, las mujeres deberán trabajar en las calles, con los riesgos que ello implica y en muchas provincias rigen códigos contravencionales que usan para llevarnos detenidas. Muchas compañeras nunca han trabajado en la calle y no saben defenderse. Con una ley nosotras estaríamos resguardadas y habría una herramienta para combatir la trata. Queremos que no queden márgenes legales para que los tratantes ejerzan la explotación y que estén presos quienes captan y regentean personas”.

Coimas y condiciones indignas
Las referentes de Ammar admitieron que las condiciones para ejercer la prostitución “son indignas porque siempre hemos tenido que aportar dinero a la policía, el histórico patrón de las mujeres que trabajan en la calle y también puertas adentro, porque sabemos que hay un negociado, no solamente con la policía sino con altos funcionarios: si esos lugares existen es porque alguien los permite, hacen de cuenta que no están y por eso sigue existiendo la trata de personas. Es hora de que nos escuchen”, plantearon.
Mientras tanto, desde la organización se llevan adelante mesas de debate en diversos puntos del país para presentar el borrador de un proyecto de ley que regula el trabajo sexual autónomo para mayores de edad con voluntad propia.

Una larga historia
El proyecto de Alejandra Vucasovich fue ingresado a la Legislatura en 2008. No tuvo tratamiento parlamentario pero la legisladora insistió reingresándolo en 2011. Allí obtuvo despacho favorable en comisiones y está a consideración de la Cámara de Diputados para la media sanción.
La iniciativa sostiene que “el consentimiento dado por la víctima a cualquier forma de explotación no constituirá causal de exoneración de la responsabilidad del Estado provincial respecto de la contención, asistencia y protección de los derechos de ésta”. Además, establece que “las personas víctimas de trata, en todos los casos, serán protegidas y su seguridad garantizada, aun cuando pudieran ser responsables de otros hechos cometidos bajo violencia física y/o moral que inhiba la capacidad de libre determinación”.
También propone crear dentro del Ministerio de Justicia la Secretaría para la Lucha contra la Trata de Personas y la Protección y Asistencia de las Víctimas. La función del organismo sería “elaborar, proponer y ejecutar las políticas públicas destinadas a prevenir, detectar y combatir la trata de personas, y a adoptar las medidas tendientes a la protección y asistencia de las víctimas y sus familiares”.

“No es un trabajo”
La diputada Alicia Gutiérrez presentó en julio un proyecto para prohibir “la instalación y el funcionamiento de los locales comúnmente llamados whiskerías, cabarets, clubes nocturnos, boites, locales de alterne o cualquier otra denominación análoga”.
La legisladora del SI, acompañada por la socialista Inés Bertero, reclamó la “erradicación de establecimientos que facilitan la explotación sexual y el proxenetismo, dentro de una campaña de lucha contra la trata de personas y la explotación de la prostitución ajena, que están penadas por la ley nacional 26.364 y tipificadas por el Código Penal”.
“No consideramos a la prostitución como un trabajo. No hay elecciones para las mujeres que día a día entregan sus cuerpos a cambio de un dinero, cuya mayor parte va al explotador, al sostenedor de un sistema que trafica, explota y comercializa cuerpos de mujeres y niñas. Un sistema basado en la oferta y la demanda más cruel del capitalismo”, sostiene la legisladora desde “una perspectiva de género y derechos y humanos”.
“Lo más difícil aún es visibilizar la línea entre la prostitución y el abuso sexual infantil y la corrupción de menores, ejemplos sobran”, agregó la diputada Gutiérrez.

Las redes
Otro proyecto pendiente, apoyado algunos diputados del PJ e impulsado por Jorge Abello, prohíbe en toda la provincia el funcionamiento de whiskerías y cabarets, una medida tomada en Paraná. El legislador justicialista, acompañado por su par María Eugenia Bielsa, presidenta del bloque Encuentro Santafesino, mantuvo reuniones con la intendenta de la vecina ciudad, Blanca Osuna, “a fin de trabajar sobre el tema intercambiando experiencias, proyectos y el firme compromiso de avanzar juntos”. Preven también realizar reuniones de funcionarios y equipos técnicos en Córdoba y Entre Ríos, para coordinar el trabajo de la Región Centro.

Publicada en Pausa #99, miércoles 8 de agosto de 2012

miércoles, 22 de agosto de 2012

Fuga y masacre en Trelew: "Vamos, que nos vamos" (II)


Por Mari Hechim*
(primera parte, aquí)

A mi querida hermana Graciela
La fuga

La cárcel de Rawson, una de las más seguras del país, emplazada en un lugar muy aislado, se encontraba fuertemente custodiada. La edificación constaba de tres cuerpos rectangulares, paralelos, unidos por un corredor. En cada cuerpo había dos plantas. El edificio estaba rodeado por un muro con puestos de guardia. En el primer cuerpo estaban la sala de armas, las oficinas, la sala de guardia, etc. En los otros dos, los pabellones. Cuatro por cuerpo, dos por planta. Seguros de que el deber de todo preso político es pensar en la fuga, la propuesta la realiza el PRT-ERP a los compañeros de FAR y de Montoneros. Afuera, nadie creía que era un proyecto que se podía lograr, lo que traería graves consecuencias para la fuga, que se piensa en dos etapas: la toma de la prisión y la salida.

Hay que pensar en la solidaridad entre los más de cien hombres y mujeres de las organizaciones político militares que cumplían una cárcel en común. (En realidad, según la entrevista que Paco Urondo realiza a los sobrevivientes, La patria fusilada, la población de presos políticos llegaba a cerca de 250. La fuga se piensa masiva, para un poco más de 100)

Hay que pensar en los mil y un detalles que se deben prever. La preparación: “Desecharon cavar un túnel por la dureza del terreno (aunque en los años 80 la requisa descubrió un principio de excavación disimulada bajo las baldosas de una celda). El plan contempló escapar en camiones hasta el aeropuerto de Trelew, distante unos 20 kilómetros, y de ahí en avión hasta Santiago de Chile.
Facio, un guardiacárcel amigo de Mena, aceptó entrar algunas armas a cambio de dinero. Más tarde la represión lo descubrió y asesinó.
A último momento se invitó a Agustín Tosco, quien declinó por su carácter de dirigente de masas. Pero aclaró que estaba a disposición en todo lo que pudiera colaborar. Y en efecto, ayudó a controlar el penal mientras los guerrilleros intentaban fugar” (Tomado de aquí). Constituyó todo un acuerdo no sólo militar sino político, de unidad coyuntural entre las principales organizaciones guerrilleras.

Es de imaginar los meses y días de trabajo previo. Cuentan en el blog de Gaviotas blindadas que: “Las mujeres enseñaron a las compañeras a arrastrarse por el suelo y a desarmar a la gente practicando con un palo de escoba, tejían boinas para dispersarse entre los cuidadores, comenzaron las guitarreadas para acostumbrar a los guardia cárceles que estaban en las torres de vigilancia a escuchar ruidos, se empezó a formar a los compañeros con menos conocimiento marxista y la enseñanza de lectura a aquellos presos que no sabían hacerlo.

Los compañeros que eran carpinteros hicieron con jabones réplicas idénticas a todo tipo de pistolas para dar la impresión de estar muy armados, cortando los fierros de la cama y sacándole punta durante días enteros hicieron una especie de garrotes, con maderas tallaron réplicas similares a los fusiles automáticos ligeros (FAL), el plan estaba en marcha”.

Y, según Susana Viau: “Fabricaron uniformes, gorras, bordaron las insignias del servicio penitenciario, levantaron planos, acumularon información minuciosa de la rutina de los guardias, estudiaron horarios de aviones, frecuencias de vuelos. Habían logrado ingresar unas pocas armas cortas que servirían para reducir a los primeros efectivos; el resto del armamento lo proveerían los propios carceleros. Los militares iban a sospechar siempre que las pistolas habían sido introducidas en el penal durante las visitas por el abogado radical Mario Abel Amaya. Se tomaron un tiempo, pero no lo olvidaron: Amaya fue detenido y asesinado a golpes en la cárcel cuatro años después, en octubre de 1976. A las 18.30 del 15 de agosto de 1972, con unos minutos de retraso, Santucho se quitó el sweater que llevaba puesto y lo agitó”. Era la señal de comienzo de la operación de fuga.

Se estima que el copamiento no duró más de 10 a 15 minutos. Se redujeron de 50 a 60 personas del servicio penitenciario.

Cuentan, en el libro del Paco, que había un guardia que cuando hacía entrar a las celdas a los presos, decía: Vamos, que nos vamos. Es decir, que se metieran adentro, así él podía irse. “Y nosotros pensábamos que cuando llegara el momento nosotros íbamos a decir: “Vamos, que nos vamos”.” Se hizo famoso: “Vamos, que nos vamos”.

Se lee en Gaviotas blindadas: “El grupo 1 integrado por grandes referentes de las organizaciones era el encargado de llamar al oficial de servicio con un pretexto X y reducirlo.

El plan iba a la perfección: se había rescatado armamento sin disparar un sólo tiro pero al llegar a la garita de entrada las primeras balas debieron salir de sus fusiles.

Una seña mal hecha, un avión que se iba, un Falcon que subió a los grandes referentes como estaba planeado y en vez de ir al aeropuerto fue a buscar a los camiones, compañeros desesperados en la puerta de un penal tomado, la gente de adentro (entiéndase los presos comunes) en silencio sabiendo que se estaba produciendo un hecho histórico sin precedentes estaban utilizando la empatía que le habían enseñado los que se fugaban.

Los despidieron en silencio, algunos con la mano izquierda y el puño cerrado, otros con la V de victoria en sus dedos, pero siempre silenciosos, como si estuvieran en mute para no despertar sospechas.

Un rato largo esperaron los del Falcon a los otros compañeros, mientras Pedro Bonet, Mariano Pujadas y María Antonia Berger llamaban taxis en donde entraron 19 militantes más y se encaminaron para el aeropuerto.

Pronto tres mil hombres encerraron la cárcel, los que querían fugarse entran nuevamente, desde adentro los miran, comprendiendo lo que pasó, siguen en silencio y así permanecerán un buen tiempo.

El avión no puede esperar más y despega mientras los 19 lo ven desde el aeropuerto, también en silencio lamentándose y sabiendo lo que les esperaba, es por eso que deciden tomar el aeropuerto, las negociaciones empiezan, la integridad física por dejar el aeropuerto sin un muerto”

Rumbo a Chile

El primer contingente que sale del penal estaba constituido por: Fernando Vaca Narvaja (de Montoneros), Mario R. Santucho, Enrique Gorriarán, Domingo Mena (del PRT), Marcos Osatinsky y Roberto Quieto (de las FAR). Tiempo después, cuenta Susana Viau, el Gringo Mena le cuenta a Luis Mattini que “él llevaba también un uniforme ‘pero yo parecía un comisario de pueblo. Vaca Narvaja lo llevaba como un oficial’. Vaca Narvaja tenía, sin duda, el physique du rôle y su prestancia ayudó a disuadir al guardia que, extrañado, dudó al verlos llegar. Un rato después, cuando con Santucho corrieron por la pista del aeropuerto para detener el avión que carreteaba, fue la naturalidad con que llevaba el uniforme de mayor del ejército la que terminó de convencer a los pilotos de que debían detener la máquina. El uso del uniforme constituía una afrenta adicional para el honor militar. Al punto de que al arribar a Chile, se le solicitó al jefe montonero que, para desembarcar, se desvistiera”.
En un avión de Austral, los seis dirigentes llegan a Chile. El gobierno militar solicita su extradición bajo los cargos de piratería aérea. El gobierno de Salvador Allende delibera qué hacer hasta que llega la noticia de los fusilados en Trelew. Entonces, se otorga la salida de los fugados a Cuba, donde fueron acogidos por el gobierno de Fidel Castro.

En Chile

Relato de lo que pasó en Chile, elaborado por el Dr. Eduardo Duhalde en 1990: “Estaban en un gran salón del primer piso, con rejas en las ventanas y una larga mesa. Algunos estaban parados. Me acuerdo de que Robi (Santucho) estaba sentado a la cabecera de esa mesa. Yo les digo que había habido una masacre de presos y termino diciendo los nombres de los muertos. Ahí cada uno reaccionó de manera diferente. Los más impulsivos, como Fernández Palmeiro o Gorriarán, gritaban, maldecían. Robi puso sus brazos cruzados sobre la mesa, apoyó la cara y quedó así por más de dos horas. No pronunció una sola palabra. Quedó como petrificado mientras a su alrededor los gritos llenaban el cuarto. Fue una escena desgarradora y aún hoy no sé qué fue más conmovedor: si el llanto y los gritos, o el silencio petrificado de Santucho.
A partir de ese momento iniciamos una delicada gestión en dos direcciones: por un lado los cubanos, y por otro el gobierno de Allende. Luego de dos días, en la mañana del 25 de agosto, la secretaria de Allende nos llamó a Roca y a mí para invitarnos a almorzar. Cuando llegamos a La Moneda nos sorprendimos porque el almuerzo era con todo el gabinete. Era una mesa larga y solemne, como todas en esas ocasiones. Allende presidía la reunión. Nos dice que quiere que asistamos porque cada uno de sus ministros expondrá sobre la tesis de extradición o de encarcelamiento en Chile. La ronda la comenzó Clodomiro Almeyda explicando las dificultades serias que planteaba la situación para las relaciones bilaterales con Argentina, y aun con el resto de los gobiernos vecinos como Bolivia y Brasil. A suposición se sumaron todos los ministros, unos veinte, con una tibia diferenciación de Tomic y una decidida defensa en favor de la libertad de los guerrilleros, la única, del secretario del Tesoro, Antonio Novoa Montreal.


Osatinsky, Santucho y Vaca Narvaja 

La comida ya había terminado y pensamos que las cartas estaban echadas. Tomó la palabra Allende, y dijo: ‘Chile no es un portaviones para que se lo use como base de operaciones. Chile es un país capitalista con un gobierno socialista y nuestra situación es realmente difícil’. Repitió, haciéndolos propios, todos los argumentos de sus ministros. Nosotros nos hundíamos cada vez más en las sillas. De pronto, Allende dijo: ‘La disyuntiva es entre devolverlos o dejarlos presos...’. Hubo un segundo de silencio que Allende rompió con un puñetazo sobre la mesa: ‘Pero éste es un gobierno socialista, mierda, así que esta noche se van para La Habana’. No podíamos creer lo que escuchábamos; corrimos a realizar las gestiones con Cuba para que volaran esa misma noche.”

Rendición y masacre

Otros 19 presos lograron alcanzar el aeropuerto. Al fracasar el transporte previsto, llaman por teléfono a varios remises y taxis y fue así como se trasladaron. El BAC 111 de Austral ya había partido. Ante esta situación, intentan tomar otro avión que debía aterrizar, pero no tuvieron éxito porque el avión fue alertado desde la base naval Almirante Zar.
Llaman a un juez para que les garantice su integridad física, se llama a un médico para que constate el buen estado de salud de todos, llaman a los periodistas. Mientras tanto, las fuerzas policiales y de la marina los rodean. Hacen una declaración ante la prensa. Los que hablan y realizan las negociaciones son Mariano Pujadas, Pedro Bonet y María Antonia Berger.
Ante la pregunta del Paco Urondo, en La patria fusilada, sobre qué estaba haciendo Alberto Camps, éste contesta: “Yo estaba en la torre de control en ese momento. Después bajé: mientras yo estaba en la torre ya habían sido ocupados todos los puestos, muchos de los compañeros habían almorzado muy livianamente, entonces buscábamos cosas para comer, tropecé con un Perlinger y conseguí rebaja en las compras, porque me habían sorprendido los precios de las cosas. Después ocupé un puesto de guardia: también estaba Perlinger por ahí, buscaba fichar nuestra filiación política, nuestra manera de pensar. Esto también se repetía con los periodistas que circulaban por ahí.”
A las once y cuarto de la noche, el 15 de agosto de 1972, los 19 entregaron las armas (que habían conseguido en el copamiento) en la rotonda del aeropuerto y fueron llevados en ómnibus a la base Almirante Zar. El capitán de corbeta Luis Emilio Sosa, jefe de las tropas de represión, les explicó que la medida era provisional (ellos habían solicitado ser devueltos al penal) y se tomaba porque la zona había sido declarada en estado de emergencia.

A partir de la llegada a la base Almirante Zar (que se encontraba a 6 km. de Trelew, rodeada de un desierto de piedra) fueron rigurosamente incomunicados. Eran sancionados cada vez que se los encontraba hablando, por lo que tenían que mantener diálogos usando el lenguaje de las manos o el sistema morse. Había un soldado armado frente a cada puerta. Al ver que los prisioneros se relacionaban con los guardias, que les daban cigarrillos, al segundo día retiran a todos los soldados del pasillo, al que dejan libre, y pusieron dos o tres armas pesadas en el extremo abierto, donde había un hall. “Además de eso dos fusiles Fap en posición de tiro sobre el pasillo, elevados sobre una mesa. En esas condiciones pasamos todo el resto de la semana. A partir del segundo día se dio de esa forma la situación” se relata en La Patria Fusilada. Fueron interrogados varias veces en esos días, siempre de madrugada.

Imágenes tomadas por la prensa al momento de la rendición de los 19

Cuenta Susana Viau: “El 21 de agosto fue un día de reuniones militares en la Casa Rosada. Desde las 11 de la mañana se dio cita ahí la Junta de Comandantes: Lanusse, el brigadier Carlos Alberto Rey y el almirante Guido Natal Coda. El secretario de la junta, brigadier Ezequiel Martínez, el secretario de la presidencia Rafael Panullo y el ministro del Interior, el radical Arturo Mor Roig, iban y venían. Estuvieron hasta altas horas. Se cuenta que un corresponsal de la prensa inglesa comentó a sus colegas de Balcarce 50: ‘Esta noche los matan a todos’. No era una corazonada. Ciertos datos se habían filtrado. La gente común sentía que, con las horas, el ambiente se enrarecía. Algo terrible iba a ocurrir”.
El día 22, a las 3.30, el capitán Sosa, el capitán Herrera y los tenientes Roberto Bravo y Del Real, sacaron a los rehenes de sus celdas y comenzaron a disparar. Los que no murieron inmediatamente, fueron rematados con un tiro de gracia. Los fallecidos fueron:

Alejandro Ulla (PRT-ERP) 27 años
Alfredo Kohon (FAR) 27.
Ana María Villarreal de Santucho (PRT-ERP) 36.
Carlos Alberto del Rey (PRT-ERP) 23.
Carlos Astudillo (FAR) 28.
Clarisa Lea Place (PRT-ERP) 23.
Eduardo Capello (PRT-ERP) 24.
Humberto Suárez (PRT-ERP) 25.
Humberto Toschi (PRT-ERP) 25.
 José Ricardo Mena (PRT-ERP) 21.
María Angélica Sabelli (Montoneros) 23.
Mariano Pujadas (Montoneros) 24.
Mario Emilio Delfino (PRT-ERP) 29.
Miguel Ángel Polti (PRT-ERP) 21.
Pedro Bonet (PRT-ERP) 30.
Susana Lesgart (Montoneros) 22.

Los heridos que lograron sobrevivir y gracias a los cuales se conoció que la falsedad de la versión que adjudicaba a los presos un segundo intento de fuga, que habría justificado la matanza fueron:

Alberto Miguel Camps
María Antonia Berger
Ricardo René Haidar

“El capitán Sosa”, sigue Susana Viau, “fue premiado con un curso en los Estados Unidos y, al igual que el teniente Bravo, con un puestito en la embajada argentina en Washington. Se dice que más tarde, Sosa pasó por un país latinoamericano y hay quien creyó verlo por Buenos Aires durante la Guerra del Atlántico Sur. Lo único firme es que Sosa pasó a retiro el 1º de abril de 1981. Dos años antes, el 1º de abril de 1979, lo había hecho el teniente Bravo.”

La comuna de Trelew

Dice Tomás Eloy Martínez en La pasión según Trelew: “Dos hechos mayores sucedieron en Trelew hace treinta y siete años. Uno de ellos se ha desvanecido casi de la historia: el alzamiento de la ciudad entera contra el poder militar y la instauración de una comuna que duró tres días, con su propio sistema de abastecimiento y sus líderes espontáneos. El otro episodio —la matanza de dieciséis guerrilleros en una base naval— ha sido evocado con frecuencia en crónicas y libros. Ambos me cambiaron la vida. (pág. 13).
Al principio, cuando los primeros presos políticos llegan al penal, se van creando amistades “imposibles” entre los habitantes y los familiares que iban llegando de lugares distantes con medicamentos, ropa, etc. Algunos de esos ciudadanos se convierten en apoderados de los presos, participan en una comisión de solidaridad con los presos. Así se establece una relación con los presos, los familiares y los abogados. Nadie cree en el relato de la segunda fuga. Un silencio pesado cae sobre la ciudad. La fuerzas de seguridad empiezan a patrullar las calles, hasta se desata un operativo que describe el diario El Chubut en la edición del 13 de octubre del 72: “Un triste amanecer tuvo la zona el miércoles pasado cuando la población de Trelew, Rawson y Puerto Madryn pudo observar y en muchos casos sufrir en carne propia un operativo ordenado por el Comando del Quinto Cuerpo de Ejército, con sede en Bahía Blanca, que realizó allanamientos, detuvo ciudadanos y ciudadanas de la zona y paralizó prácticamente la actividad de la región, produciendo alarma y temor en el pueblo que no acertaba a explicarse las razones por lo ocurrido”.
Ninguno de los detenidos era digno de sospecha. Se trataba de militantes pacíficos de partidos políticos que actuaban en la democracia, profesores, dirigentes sindicales, etc. Los llevaron con las manos atadas a las espaldas, a un campamento improvisado junto a un avión Hércules C-130. Fueron 16, en una simetría que parece simbólica.
Se suceden allanamientos por todos lados. Por más que dieron vuelta armarios, roperos y bibliotecas en la búsqueda de algún arma no se toparon con nada que oliera a pólvora. Como prueba del “delito”, a Encarnación Díaz, –profesora de literatura y actriz– le confiscaron el libro En la colonia penitenciaria, de Franz Kafka, un “autor oscuro”, según lo calificó el jefe del operativo.
La ciudad responde con una gran indignación. Más de tres mil personas colman durante una semana la sala del teatro Español (que se nombra Casa del Pueblo) desde el amanecer hasta la noche para reclamar la devolución de sus presos. Nadie duerme. La gente come en los asientos de la platea. Se crea un sistema propio de información y abastecimiento. Florecen las asambleas y los discursos. Se cantan poemas compuestos durante la vigilia, se leen mensajes de solidaridad de los pueblos vecinos.
“La paralización y cierre de comercios fue tal que “ni los kioscos vendían cigarrillos” y en una de las principales movilizaciones, desde los barrios altos bajaron a la plaza unas 6.000 personas, casi la cuarta parte de la ciudad, como lo señalara después Elisa Martínez, otra de las apresadas, quien era militante del justicialismo y apoderada del montonero Mariano Pujadas, uno de los fusilados el 22 de agosto. La ciudad hervía, los teléfonos no dejaban de sonar y nadie se quedó en su casa hasta que no retornó el último encarcelado”, cuenta Mariela Mulhall en el periódico Crítica, en agosto de 2008.

La brutalidad, la obscenidad del fusilamiento fue resultado del odio y la venganza, porque los compañeros de Rawson demostraron la importancia de la determinación y la solidaridad contra el cerco represor. El fusilamiento fue la matriz letal que tendió las líneas por las que ya transcurría en el 72 la dictadura del 76. A partir de allí ningún militante que se considerara revolucionario iba a ignorar que en su actividad política se estaba jugando la vida.

*Especial para periodicopausa.blogspot.com

Fuga y masacre en Trelew: "Vamos, que nos vamos" (I)

Por Mari Hechim*

A mi querida hermana Graciela

En la mañana del 23 me despertó el ruido de la radio y unos sonidos como ahogados que provenían de la cocina. Me levanté y, trastabillando por el sueño, salí de mi habitación y vi a las chicas acodadas en la mesa alrededor del informativo. Justo escuché el nombre de Carlos Alberto del Rey en medio de la lista y me salió un sollozo desde el fondo del alma. Una compañera, Susana Paradot, me cruzó la cara de una pequeña cachetada: hay que sentir bronca, no llorar, me dijo. Tenía toda la razón del mundo, pero, cuánta pena, cuánta pena. Ella, temblando de bronca, y yo, llena de dolor, éramos una síntesis de lo que sentía en ese momento toda la Argentina. El Lobo del Rey era mi amigo. El mejor, el más dulce. Era de Rosario y estudiaba acá. Los habían fusilado.
Jorge Alejandro Ulla

Un par de días después, le entregaron a los Ulla el féretro con el cuerpo de Jorge. Cuando fuimos al velorio, vimos que hacía falta una bandera del Erp. Nosotros no éramos del Erp, pero pensamos que le hubiera gustado a Jorge que estuviera esa bandera. Así que, ahí nomás, nos fuimos a la sedería Albor, donde trabajaba mi padre, y compramos las telas. ¿Habremos comprado seda? Susana, la Bocha Clapés y yo le pedimos a Alberto Tur que nos llevara en auto a coser la bandera. No sabíamos en qué lugar iba el campo celeste y en cuál el blanco. No sabíamos cómo hacer una estrella de cinco puntas. Llegó Marta Zamaro y nos ayudó. Como a la madrugada la terminamos y la llevamos. Yo me quedé sentada en un rincón. No había mucha gente a esa hora. De pronto, entra un muchacho, un flaquito, vestido de jean y un paquetito envuelto en papel en la mano. Yo lo conocía del comedor universitario: era el Churi, del Erp y seguramente traía una bandera. Llegó a los pies del féretro, lo miró, vio la bandera, dio media vuelta y se fue.

Además del Lobo, que era de Rosario y de Jorge, también uno de los sobrevivientes de la masacre de Trelew era de Santa Fe, Haidar.

Qué dijeron los medios en la ciudad

La cobertura de estos hechos por los medios en Santa Fe se detalla a partir de la entrega del féretro de Ulla a sus familiares (tomado de aquí)

En el aeródromo de Sauce Viejo esperaban familiares, amigos e integrantes de la Comisión de Familiares de Presos Políticos, rodeados de un gran despliegue de fuerzas militares y policiales, “que habían tomado control de la zona”. Decía Nuevo Diario:

La máquina se detuvo a unos mil metros de la sala y hacia allí se dirigieron un jeep, tres camionetas militares con soldados, así como dos camionetas particulares en una de las cuales viajaba el padre del joven escribano Alejandro Ulla y el furgón fúnebre.
Previamente observamos que el escribano Ulla había firmado ante el mayor del Ejército encargado del operativo los papeles correspondientes a la entrega del cadáver.
Desde el aeródromo hasta la funeraria el cortejo sólo fue seguido por custodia policial y allí se produjo el cambio de féretro, acto al que sólo se permitió la entrada de los padres y hermanos.
Frente a la funeraria se suscitaron entredichos, algunos un tanto violentos, entre familiares de Ulla y las fuerzas policiales encargadas de mantener el orden, originándose el principal de ellos en el hecho de que no se permitió en un primer momento el acceso al recinto de la esposa del escribano Ulla que no había podido sortear a tiempo la barrera infranqueable que formaron las tropas allí apostadas.

Desde allí y hasta arribar al departamento familiar, ubicado en el piso 15 de un edificio de Rivadavia y Tucumán, la custodia fue reforzada con tropas del cuerpo de control de disturbios y con un carro de asalto.

El despliegue en la cobertura del sepelio es importante tanto para Nuevo Diario como para El Litoral. Sin embargo, es el primero quien da mayor espacio y publica numerosas fotografías de un suceso que aún es recordado por quienes lo vivieron.
Carlos Alberto del Rey

La decisión del editor de Nuevo Diario fue ilustrar la tapa con una fotografía de lo que sucedía en Buenos Aires y otra del cortejo fúnebre que acompañaba a Ulla aquí en Santa Fe. El pie de foto decía: “La multitud se interpone entre los carros policiales y el furgón que llevó ayer los restos de Alejandro Jorge Ulla al cementerio local. Poco después los efectivos de seguridad cargaron contra el cortejo obligando a los presentes a dispersarse”.

El Litoral, en cambio, realiza una crónica más bien despojada, pero muy contundente tanto del velatorio como de cada paso dado por el cortejo.

Marca que el ataúd se hallaba destapado y el cuerpo cubierto hasta la barbilla con una bandera argentina “y al medio de ella la clásica estrella roja de cinco puntas del ERP”. La familia había solicitado que no se acercaran coronas, y que su importe se donara a la capilla de Cristo Obrero, de Villa del Parque.

Relata también uno de muchos de los incidentes que se produjeron; uno muy significativo es el del intento de la policía de impedir que el ex gobernador Aldo Tessio pudiera ingresar al edificio.

El cortejo fúnebre se inició con los concurrentes entonando el himno nacional. El relato de El Litoral continúa señalando la cantidad de remises y carros de asalto que habían cortado el tránsito en la zona.

En momentos en que se temían incidentes graves, el padre de Ulla, que acompañado de su otro hijo caminaba junto a los restos, subió al paragolpe trasero del furgón manifestando en alta voz “Quiero que marchemos en paz para dar sepultura a mi hijo”. La versión de Nuevo Diario es levemente diferente: dice que la policía obligó a los familiares a subir a los carros de asalto y que la violencia provocó que Decio Ulla, por entonces vicedecano de la Facultad de Derecho, increpara al jefe de la Unidad Regional Uno.

El Litoral relata que se demoraban aproximadamente veinte minutos por cuadra y que en la columna de caminantes que acompañaban los restos se encontraban los sacerdotes Atilio Rosso, José Serra, Osvaldo Catena y Ernesto Leyendeker. La lentitud era tal que el motor del coche fúnebre se recalentaba, y se optó por empujarlo a mano.

Nuevo Diario aporta: “Cerca de la intersección con 1º de mayo fue desplegada sobre la parte delantera del furgón una bandera argentina con la inscripción Montoneros y un círculo en el centro con la sigla PV a partir de entonces la columna llevó a pulso el furgón formando los jóvenes acompañantes un largo cordón delante y a los costados del coche”.

En el cementerio

La crónica de Nuevo Diario dice que al llegar el cortejo al Cementerio Municipal, aguardaba otra multitud: “Al llegar el cortejo arrojaron al paso del féretro claveles rojos, mientras se entonaba el Himno Nacional camino hacia el panteón familiar. Previamente en el tarjetero colocado a la entrada las tarjetas eran llenadas por jóvenes que escribían solamente la sigla ERP, mientras otros desplegaban carteles con inscripciones de las organizaciones clandestinas que operan en nuestro país, así como de gremios locales que se habían hecho presentes también”. Finaliza diciendo que allí se entonaron “las estrofas del himno ‘Venceremos al fin’ y se dieron vivas por la libertad, la Patria, la revolución, y las organizaciones ERP, FAL, FAR y Montoneros”.

La de El Litoral agrega que antes de la inhumación de los restos de Jorge Alejandro Ulla en el panteón familiar de la familia de Nicanor Álvarez el cura José María Serra pronunció una oración. Luego hablaron tres estudiantes jóvenes, una representante de la Comisión Nacional de Familiares de Presos Políticos; el presidente del Centro de Jubilados Azul y Blanco, José Bugilolo y una delegada de los barrios marginados.

O sea, la policía arranca el féretro de seno de la manifestación y se lo lleva velozmente al cementerio. No recuerdo que nunca, ni antes ni después, hubiera tanta gente en la calle en nuestra ciudad.
En todo el país hubo idénticas manifestaciones multitudinarias de indignación.

(próxima entrega: La fuga)


*especial para periodicopausa.blogspot.com

martes, 21 de agosto de 2012

Instinto de zorro

De la dvdteca del Cine Club, Fantastic Mr.Fox (2009): una peli para todas las edades.

Por Sebastián Pachoud

Sin entrar en preámbulos innecesarios, tengo que decir que esta película me ha hecho llorar de risa (y digo llorar para no levantar quejas histéricas por la utilización gratuita de verbos escatológicos por parte de lectores impresionables), aunque también dudé mucho en verla. Y el prejuicio es a veces bueno, pero generalmente malo.
Me había fanatizado de una manera saludable con las películas de Wes Anderson y pensé que a ésta no debía verla. Hasta que el director periodístico de este hermoso periódico me dijo que no sea tonto, que la saque de la devedeteca del Cine Club Santa Fe (que hoy ya supera los 1000 títulos, todos de acceso gratuito para sus socios) y que la mire, que me iba a pasar aquello que digo que me pasó al comienzo de esta nota.
Para pasar rápido a otra cosa, vamos a contar que Fantastic Mr.Fox (2009) está hecha en stop-motion (que tienen el tupé de llamar “animación casera”, eso de filmar cuadro a cuadro cada movimiento de los muñecos y decorados que tengan movimiento), que fue nominada al Oscar como mejor película de animación (esos datos que le encantan a las madres, pero perdió), que las voces las hacen George Clooney, Meryl Streep y la misma caterva de actores fetiches del director como Bill Murray (por si no lo entendés, en el wikipedia de Wes Anderson te hacen un cuadro sinóptico muy ilustrativo), que no está basada en hechos reales, pero si en un libro del mismo tipo que escribió otras historias así de imaginativas (y cuando digo “imaginativas” no estoy intentando inducir ningún tipo de pensamiento segregacionista en usted lector por el supuesto uso de psicotrópicos por parte del autor) como Charlie y la fábrica de chocolate y algunas más.
Se ha hablado mucho de lo mal que nos ha hecho el congelado Walt y de lo mucho del bien que han traído estos nuevos “dibujitos para adultos” (que nada tienen que ver con los pornográficos, aunque sean interesantes ambos). Como acá tampoco nos vamos a detener en eso, sólo diremos que entra en tal categoría. Porque lo que las distingue no es la técnica, sino el cuento (sobre todo el uso de la ironía y el sarcasmo). Historias supuestamente tontas que regocijan nuestro candor y a la vez nos hacen pensar (por ponerlo de alguna manera).
No le falta cierta fábula, del heroísmo infantil e infantilismo adulto siempre podemos aprender alguna simpática lección.
Fantastic Mr.Fox es una historia de divertidas aventuras que no por eso deja de plantearse (desde un lado nada solemne) cuestiones como la insatisfacción del hombre moderno y la identidad, si así lo dice el mismo cánido protagonista: “¿Por qué un zorro? ¿Por qué no un caballo, un escarabajo, o un águila? Lo pregunto más como algo existencialista. ¿Quién soy? ¿Cómo puede ser feliz un zorro sin un pollo entre sus dientes?”.
La historia es más o menos sencilla: el fantástico Señor Fox es un zorro que no puede reprimir su instinto salvaje y (mientras escribe columnas para un periódico) vuelve a su vieja costumbre de robar gallinas. Sus víctimas, los granjeros Boggis, Bunce y Bean (“uno gordo, uno petiso, el otro encorvado, de aspectos tan distintos, igual de malvados”) comandados por éste último, deciden darle caza, lo que pondrá en peligro al resto de animales que conviven con él. Aunque el Sr. Fox siempre tiene a garra un plan para zafar (de ahí el epíteto en su nombre, y de ahí la manipulación de empatar a los tramposos con los zorros, aunque no a Don Diego de la Vega).
Con frenético ritmo de comedia, en la puesta en escena está todo el exagerado universo Anderson: humor de situación (perdón, siempre quise escribir eso), composiciones de cuadro fijas y armoniosas, paleta de color conjugado (dorado zorro), sobreimpresos divertidamente al pedo, guiños cinéfilos, grandes diálogos, canciones conocidas y chistosas, problemas familiares, deliciosos detalles y numerosos y extravagantes personajes en busca del sentido en el mismísimo sinsentido. Todas partes subordinadas al todo: un holístico del carajo.
Anderson utiliza herramientas estéticas ya casi en desuso y parece evocar su niñez, sumergiendo sus raíces narrativas en aquella infancia e intentando recuperar así el aspecto de la fantasía como ese lugar mágico que fuimos perdiendo (aunque en muchos casos no en su totalidad, como el mío) en la transición al famoso mundo de “la adultez”.
El paraíso que nos hacen perder al morder la manzana de la responsabilidad es recuperado a través del cuento infantil para inculcar valores en la infancia, demostrando así el poder curador de todo arte y promoviendo la imaginación como utensilio fundamental en el montaje de eso que solemos llamar realidad social.

Publicada en Pausa #99, miércoles 8 de agosto de 2012


domingo, 19 de agosto de 2012

El norte también existe



La comunidad educativa reclama carreras terciarias y cursos de capacitación, una decisión que beneficiaría a cien mil vecinos de 20 barrios del noroeste.

Por Ezequiel Nieva

Cooperadores, docentes y alumnos del noroeste de la ciudad quieren aulas radiales de nivel terciario para facilitar el acceso de los vecinos de la zona a la educación superior. Mientras trabajan en la conformación de una asociación para gestionar el reclamo, avanzan por distintas vías con la campaña “Quiero el terciario en la zona norte”, cuyo objetivo es concientizar a la sociedad y las autoridades sobre la necesidad de concretar en barrio Yapeyú el proyecto del Complejo Educativo Dr. Manuel Menchaca.
La intención es lograr que se dicten talleres de capacitación laboral y carreras de nivel terciario –como Enfermería y Magisterio– con reconocimiento oficial. Parten de un diagnóstico preciso: de los 29 institutos terciarios que funcionan en la ciudad, todos están al sur del bulevar, salvo el Almirante Brown y el San Roque. Esa carencia, tras décadas de crecimiento de la ciudad hacia el norte, afecta en forma directa a vecinos de 20 barrios: Yapeyú, San Agustín I y II, Loyola, Estanislao López, 20 de Junio, Juventud del Norte, Las Lomas, Los Troncos, Acería, Las Flores, Sarmiento, Las Ranitas, La Tablada, Eva Perón, El Abasto, Bobbio, Monseñor Zaspe, Cabaña Leiva y Recreo Sur. Unas cien mil personas, la mayoría en situación de pobreza estructural.
Entre los argumentos del proyecto que la comunidad educativa del Eempa 1298 María Remedios del Valle presentará ante el Ministerio de Educación se lee: “Hay quienes con el estudio secundario finalizado acomodan su situación laboral, pero desean superarse. En esa etapa comienzan los obstáculos. Por un lado, la lejanía con los centros de formación terciaria o de capacitación laboral, en casi todos los casos las condiciones económicas adversas impiden afrontar gastos de traslado hasta el centro de la ciudad. Por otra parte, el contexto de inseguridad de la zona les impide el regreso a sus barrios a altas horas de la noche, lo que constituye otro modo de marginación para quienes desean continuar estudios superiores”.

La fachada de Almirante Brown, uno de los dos establecimientos ubicados al norte de bulevar (si bien el Brown está a apenas dos cuadras).

La falta de establecimientos donde poder cursar carreras terciarias en el noroeste de la ciudad contrasta con la situación de los niveles inicial y medio, cuya demanda en esa zona está cubierta. Por ello, ya en diciembre de 2008 un grupo de egresados del Eempa 1298 habían pedido un aula radial de Enfermería, lo cual fue rechazado por cuestiones formales en agosto de 2010. Los próximos pasos de la comunidad educativa son: ingresar el proyecto en el Ministerio de Educación y continuar el trabajo articulado con el resto de las instituciones de la zona.

Voces del barrio
Una de las impulsoras de la iniciativa, Eliana Dreher –docente del Eempa 1298– comentó que se trata de “una inquietud que viene de hace varios años” y explicó: “Ahora se está armando el proyecto en el que constan qué carreras son las que nuestros alumnos quisieran seguir estudiando y cuál sería el espacio físico donde se podrían llevar a cabo. Por otro lado, lo que se pide son talleres de capacitación laboral, porque muchos de nuestros alumnos trabajan de albañiles, electricistas, plomeros y lo que aprendieron fue por herencia, trabajando. Lo que queremos es brindar una formación en ese sentido, porque el lugar más cercano que tienen es el Industrial”.
Por su parte, Claudio Ayala –vecino de Yapeyú y alumno de esa escuela nocturna– sostuvo: “Tenemos el ejemplo del Eempa. Hay gente grande que termina de trabajar y se va a estudiar. Gente que quiere mejorar su nivel de vida, formarse, terminar una carrera. Y se complica porque no hay lugares ni tiempo para seguir estudiando. Por ejemplo, la carrera de Enfermería es a la mañana; la mayoría se hace en horarios que a nosotros, en la zona norte, se nos complica. Llegar en colectivo hasta el centro son 40 minutos, una hora. La idea nuestra es tener la misma oportunidad que tienen todos de estudiar y seguir una carrera”.

Detalles del proyecto
Lo denominaron Complejo Educativo porque pretenden que ambos espacios, tanto el terciario como el instituto de capacitación laboral, funcionen en la misma manzana en que funciona el Eempa 1298, la escuela primaria 1109 Hipólito Yrigoyen, la escuela de enseñanza media 265 Yapeyú, la escuela de educación manual 199 Madre Teresa de Calcuta, el jardín de infantes 224 y las aulas radiales de la escuela primaria nocturna 2545 José Hernández: todas instituciones que trabajan “con una matrícula de alumnos cuantiosa”, según remarcaron desde la comunidad educativa.
El objetivo es organizar un complejo o centro de capacitación integral para los jóvenes y adultos que desean insertarse en el mundo del trabajo y por ello vienen planteando, año tras año, la necesidad de utilizar el edificio que durante el día ocupa la escuela 265 y que desde de las 17 queda deshabitado. Entre otras ventajas, argumentan que el establecimiento “se encuentra en un punto equidistante entre varios barrios del noroeste de la ciudad y hasta él llegan dos líneas de colectivos (5 y 15), que los interconectan y permiten el acceso de alumnos, docentes y el personal afectado a una escuela”. Los impulsores de la movida destacan que el edificio cuenta con laboratorio, biblioteca, cocina, comedor, aula de informática y todas las instalaciones necesarias.

Un techo más alto
El reclamo se justifica en la necesidad de que “las instituciones escolares secundarias de la zona dejen de ser el techo educativo” de sus egresados, que “no tienen recursos económicos para llegar hasta alguna facultad de la UNL o los terciarios que funcionan muy lejos de sus hogares”. “Estas cuestiones quedarían allanadas si funcionaran en el lugar algunas ofertas educativas que demanda la población de la zona”, agregaron.
“La razón más importante es que se estaría dando respuesta a una demanda silenciosa de todas esas barriadas casi sin erogación por parte del Estado, insistiendo en la importancia de la existencia de la infraestructura escolar. Solamente habría que destinar partidas para sueldos, para cubrir los cargos creados, los que no deben ser tomados como pérdida sino como una inversión futura en sus ciudadanos, para que se profesionalicen y capaciten por el bien propio y de la sociedad”.
El anteproyecto fue entregado a la concejala Cristina Quinteros en un acto público que se realizó en abril en el barrio Yapeyú y, luego, al vicegobernador Jorge Henn. Tras el lanzamiento de la campaña “Quiero el terciario en la zona norte”, mediante la cual buscarán hacer visible el pedido, el grupo de trabajo formado por cooperadores, docentes, alumnos y ex alumnos llevará la iniciativa al Ministerio de Educación de la provincia.

Publicado en Pausa #99

sábado, 18 de agosto de 2012

El Caracol y los gringos

Por Adrián Brecha

Oventic se encuentra en el municipio de Larráinzar, en los altos de Chiapas, en el sudeste de México. Este es nuestro próximo punto del viaje. Allí nos encontraremos con el Caracol “Resistencia y Rebeldía por la Humanidad”. Los Caracoles fueron creados en el año 2003 para reemplazar la anterior forma de organización, que eran conocidas como: “Los Aguascalientes”.
Esto llevo una extensa discusión sobre la necesidad de modificar la relación entre las comunidades del EZLN y de las comunidades con el mundo exterior. Es así que se da vida a las Juntas de Buen Gobierno, el primer órgano formal de administración de los municipios autónomos. El gran encargo que se les dio fue el de “mandar obedeciendo”. Se les encomendó resolver los problemas de la comunidad y ser puentes entre las comunidades y el mundo.
Un dato no menor es que sus miembros son rotativos (cada una semana) y a su vez son reemplazables en todo momento.
Sin dudas el Caracol de Oventic, podría considerarse como el más concurrido o, mal que nos pese, el más turístico. Eso se debe a que está a menos de una hora de San Cristobal de las Casas y el acceso es por una ruta pavimentada. O sea, se llena de pinches gringos.
Nuestro celular marca las 10:30 hora oficial, detras de un portón-reja custodiado por un tzotzil con pasamontañas es otra hora, la hora zapatista. Le comunicamos que queremos dialogar con la Junta de Buen Gobierno. Nos dice que debemos esperar. Luego de unos minutos aparece otra persona, que cubre su rostro con un pañuelo. Nos pregunta los nombres, de donde venimos y a qué organización pertenecemos. Nosotros informamos que nuestro interés es poder dialogar con la Junta sobre el estado de las comunidades zapatistas, como funciona el sistema de salud y educación autónomo.
10:45. El hombre del pañuelo asoma nuevamente por la calle empinada. Nos pide los apellidos. Se retira.
10:55. Llega un taxi de donde bajan tres gringos, con la pinta de viajeros progres. El hombre del pañuelo nos informa que la Junta no autoriza a hablar de lo primero, pero sí de los otros temas. Nosotros le decimos que nos interesa hablar con ellos de todas formas. El español como idioma es una barrera.
11:05. Pueden pasar.
12:05. Por una puerta asoma el rostro de una niña que también cubre su rostro con un pañuelo, nos avisa que la Junta está reunida y que debemos esperar.
12:30. Nos recibe la Junta. En este punto, ya nos sentimos turistas, gringos y occidentales. Estamos ante cuatro personas que cubren su rostro, el lugar está poblado de banderas y fotos. No falta la bandera argentina al lado de la foto del che, como tampoco una serie de recuerdos que dejan quienes visitan esta casa. La charla transcurre en tres temas: educación, salud y agroecología.
Uno de los tantos problemas que están viviendo las comunidades indígenas es que el mal gobierno regala semillas de maíz transgénico. Nosotros a esta historia la conocemos. Hoy se regala la semilla, mañana se compra. Menos manos, más químicos.
Quizás esa mezcla entre tzotzil y español les permite una licencia temporal: “Nuestros ancestros no usan químicos, ellos plantan maíz, no envenenan la tierra”. O también puede ser una forma de ver la vida, en donde conviven los tiempos. Que el pasado permanece. No lo sé.
Es claro que son herméticos, que no hablan demasiado. Sin embargo, afuera está la clínica autónoma funcionando. Como nos dijo Pancho, otro zapatista, una vez que prende la semilla, pueden cortarnos de cuajo, pero las raíces quedan.

Publicada en Pausa #99, miércoles 8 de agosto de 2012

viernes, 17 de agosto de 2012

Política en años de asfixia



¿Cuánto sobrevive hoy de las resistencias de los 90? ¿Qué significaba militar en el menemismo?

Por Juan Pascual


Democracia de la derrota, se la llamaba, y su apogeo se dio en la década del 90.
De un lado, estaba la herencia. La generación aniquilada del ’76, un quiebre en el tiempo y las experiencias de la organización política, se hacía presente como un vacío enorme y desconcertante. Eran demasiados los que iban a faltar para siempre. (En los 90, mientras había 30 personas marchando en la plaza del Soldado junto a las Madres, parecía que su única forma de perdurar iban a ser esas fotos carnet en blanco y negro, ampliadas en fotocopia para la movilización. Esas fotocopias y esas mujeres caminando, templadas, convencidas, conmovedoras).
Pero todo vacío, en política, es un lugar a ocupar. En los 90, ese vacío era un lugar muy particular, aciago, para ocupar. Y estaba vacante, más aún pasada la primavera del desengaño democrático. En la pax democrática sobraban titubeos frente las trayectorias de antiguos militantes. Indicar una filiación era casi vociferar una verdadera falta de respeto, una intromisión. Una agresión a la memoria. ¿Cuánto se podía esperar, cuánto se le podía pedir, a quienes militaban, con los ausentes como pasado inmediato? ¿Cuánto se exigían a sí mismos quienes deseaban el cobijo –simbólico– en esa historia, la historia de las luchas de los 70? ¿Cuánto dolían esos desaparecidos, con tan poco tiempo pasado? ¿Cuál era la tarea en el nuevo tiempo?
No eran muchos los puentes; toda una serie de biografías compartidas de sangre y lucha por comprender, cuyos testigos y actores tampoco podían terminar de elaborar para el testimonio. Historias de militancias ancladas en otro mundo, desvanecido, porque el otro lado de la democracia de la derrota fue su hegemonía resultante. A poco más de diez años respecto de 1976, a menos de veinte de 1973, el paisaje completo del país era irreconocible. Martínez de Hoz, la mente y la mano económica de esos años, había triunfado en todo y sobre todos –con el fusil y con las urnas– y eso era absolutamente evidente.
(Si bien está claro que la década del 90 en Argentina se extiende, al menos, hasta los días de diciembre de 2001, todavía no hay certeza respecto de cuándo comenzó. ¿Fue con la Convertibilidad o con las privatizaciones? ¿Con el Punto Final y la Obediencia Debida? ¿O con la designación de Sourrouille y el retorno de los ajustes? ¿Es justo plantear que la década del 90 empezó en 1976 –o, por qué no, con el plan Rodrigo en 1975– o es una forma de no hacernos cargo de que una cosa es una dictadura y otra cosa es elegir democráticamente a los gobiernos?).
Paralelamente, campeaba el discurso antipolítico. Siempre existieron esas expresiones y siempre tuvieron el mismo cariz: la inutilidad de una casta parasitaria y burocrática –el político– y la virtuosa solvencia del individualismo depredador, animal puro y prístino del mercado –lo antipolítico–, son sus dos rasgos sustantivos. No era eso lo terrible: se trata de una formulación común, básica y elemental. Sólo afecta a quienes desde el principio no quieren mover un dedo hacia la política.
La peor condena venía por otra línea. En la época, los 90, se la llamaba la “caída de los grandes relatos” y hacía conjunto con una palabreja: posmodernidad. Posmoderno era, literalmente, un insulto. Te miraba el “moderno” y decía: “Ah, sos un posmoderno”, y lista la condena.
Se afirmaba, entonces, que ya no tenían peso específico, que ya no producían identificación, que ya no tenían sentido los “grandes relatos”, como el marxismo, el socialismo o, incluso, el liberalismo clásico, para organizar la política. Del peronismo militante de los 70 sólo se recordaba la plaza en la que el líder había expulsado a los imberbes. ¿Cómo, sino, filiar doctrinariamente –otra cosa son los modos de conducción– al menemismo con el peronismo?

A nivel planetario esto ratificaba el apogeo del neoconservadurismo. A nivel local, era algo así como la expresión teórica y refinada de la derrota, pero en una dimensión moral cuyo reverso era asfixiante. El sostenimiento de un “gran relato” era presentado como una simple cuestión de convicciones, de convencimiento, de arrojo. Los buenos y fuertes sostuvieron “grandes relatos”. Un posmoderno, sayo con marca generacional, era un alma frívola, sin deseo, idiota, la versión deforme de lo que antaño era fuerza, potencia, política en su esplendor. Y nadie escapaba a ello, menos una militancia cuya vara de medición más próxima se recordaba ritualmente los 24 de marzo.
(Que análisis más pueril del 89 alemán y del 91 soviético que es esa noción de los “grandes relatos” desmoronados por carecer de bocas fuertes que los pregonen. Se desmoronó el bloque comunista, no se cayeron simples ideas. El panfleto con el AK 47, la militancia internacionalizada con mayor o menor práctica revolucionaria y ferretería ad hoc, se hacía con ese respaldo –el de una de las dos mitades del planeta–, no con el puro romanticismo del querer y el único sustento de las ideas).
Así, la militancia del 90 ocupaba mal el lugar (imposible de cubrir) de los ausentes y además carecía de las convicciones suficientes para hacerlo, en un tiempo donde ya nadie en el mundo alcanzaba esa dignidad. Posteriores, inconsistentes, desganados y sin raíces. Encima, el menemismo ganaba las elecciones de taquito.
Política en la asfixia. La asfixia de la contumacia del 1 a 1, la asfixia de la derrota, la asfixia de la desubicación histórica.
Pero, sin embargo, política.
Cuando se hace la crítica de los 90, hay que tener mucho cuidado con pegotearse a esa asfixia y olvidarse de, justamente, la política. Es fácil pensar que sólo la nada absoluta se oponía al triunfo neoconservador. Que vivíamos bajo los rayos de un gran, gigantesco sol radiante con sonrisa de maniquí importado. Que la política había muerto y que por ello todo el desastre fue posible. Es cierto: ni remotamente había tantos cuerpos y voluntades entregadas a una lucha (como sí en los 70, como también ahora). También es cierto: la revancha monetarista fue muy larga, profunda y feroz. Pero mientras se desarrollaba el proceso que llevó a la peor crisis social y económica de nuestra historia, hubo que inventar. Inventar mucho. Y lo que se inventó –o consolidó– le hizo frente a la intemperie; no había otra red para evitar la caída.
En el centro de las historias concretas de esas resistencias está lo que significaba en ese momento ser una minoría (y fragmentada). Grupos y estigmas clásicos: los estudiantes independientes sin partido como leves inorgánicos (entre ellos: Axel Kicillof e Iván Heyn, igual podrían sucederse los nombres, apuntando a diferentes líneas políticas, en el resto de la enumeración que continúa...), los delincuentes que cortaban la ruta y amasaban la crítica integral a las privatizaciones, los obreros subversivos sin patrón, ladrones al mando de las máquinas, los jóvenes abatidos en el 2001, los que seguían caminado junto a las Madres, nostálgicos a los que sumaron los Hijos, los pobres infelices campesinos y sus movimientos por la tierra, las sospechosas ONG que sí caminaban por el territorio donde nada llegaba, los maestros vagonetas en huelga de hambre, los periodistas de la prensa chiquita, empleando en soledad palabras como neoliberalismo, los parias intelectuales de las academias, ¡los jubilados como sujeto político, elaborando demandas!
¿Cuánto perdura hoy de aquello? ¿Dónde, si no en la ruta, se formó el discurso contra las privatizaciones? ¿Quiénes bancaron a las Madres hasta llegar al histórico acto en la Esma? ¿No eran esos marginales de la fiesta, perdedores, impugnados, los que no entendían el modelo, minorías locas como las viejas locas, los que luego entregaron las palabras para un nuevo sentido común político hegemónico? ¿Por qué el kichnerismo se enarboló a sí mismo, de saque y para arrancar, como lo opuesto de los 90? ¿Con qué palabras lo hizo? ¿Cómo esas palabras recorrieron todo el arco partidario, si lo hicieron?
¿Y cuáles son nuestros gestos para con quienes hoy no están dentro, o están en el borde, de las diferentes variantes del sentido común político que domina? ¿La escucha o la ridiculización?

Publicado en Pausa #99, ahora disponible en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

jueves, 16 de agosto de 2012

Los bebés también son lectores

Sobre la nueva peatonal, en la casi centenaria Biblioteca Pedagógica, hay un espacio para que los niños de hasta 4 años, junto a sus padres, entablen su primera relación con los libros.

Por Marina Ramayo
Foto: Olivia Gutiérrez

La bebeteca Tutú Marambá es el sector para los más pequeñitos –de 0 a 4 años– de la Biblioteca Pedagógica y Popular Domingo F. Sarmiento. El espacio se inauguró el 12 de abril en su sede de San Martín 2839.
El término “bebeteca” no es muy conocido, se forma por la fusión de la palabra “bebé” con “biblioteca” y refiere a un espacio que combina el mundo de la lectura, los libros y el disfrute, con la particularidad de estar especialmente pensado para bebés. Con estos datos ya podemos desterrar de la imagen las mesas altas, sillas rígidas, silencio de sala de lectura y orden en las estanterías. Una bebeteca está dotada de libros especiales, hechos de materiales resistentes y confiables para un uso que incluye el viaje a la boca, algunos están editados en materiales que permiten llevarlos a la ducha o bañera, otros son de tela como los libros almohada, los hay con figuras que se despliegan al abrirlos, con ojos movedizos, títeres… Y en todos los casos, con mucho color e imágenes. Además, una biblioteca para bebés ofrece almohadones, algunos juguetes, alfombras.
Desde Pausa nos acercamos, justo estaban de visita los chicos de la sala de 3 años del Jardín de Infantes N° 174 Olga Cossettini explorando los libros, cajones y rincones. Al cerrar el encuentro la bibliotecaria les convidó un cuento e invitó a volver con su familia. Después charlamos con las dos iniciadoras del proyecto, Micaela Piccini y Mercedes Baldisarri.
Micaela explicó “desde todos lados se hace hincapié en fomentar la lectura y la apuesta es hacerlo desde la más temprana edad. El fomento de la lectura no tiene que empezar a los 10 años, porque si no parecería ser una cosa que tiene que darse como un rayo que cae,  te ilumina y vos pasás a ser lector de pronto. Y no. Todos nos hacemos lectores de diferentes modos; cuanto antes mejor. Cuanto antes te convidan con algo que es placentero y te gusta, vas a ser habitué de eso si te genera placer, si es algo saludable, que te va constituyendo como persona. Inclusive desde la panza se puede convidar literatura a los chicos. Cuando las madres hemos estado embarazadas les cantamos, les hablamos… Todos tenemos tantas cosas para decir, para contar, estamos hechos de palabras”.
Por su parte, Mercedes explicó por qué el nombre, “lo del proyecto fue coincidente con el fallecimiento de María Elena Walsh, así que en realidad no dimos muchas vueltas con el nombre… Podría haber sido Manuelita también. Así que fue eso y ya. Nos pareció que, a pesar de ser un espacio dentro de otro más grande, tenía que tener un nombre identificatorio”. Asimismo explicó que la bebeteca “funciona como una parte más de la biblioteca. Nosotras dos trabajamos de tarde. Si bien por la mañana no hay ninguna de las ejecutoras originarias de este proyecto, tenemos una compañera que también está muy metida y que se ocupa de recibir las visitas. Pero es algo nuevo para todos, de modo que todos estamos probando un poco, conociendo cómo interactuar, qué hacer y cómo manejarlo”.
—¿Cómo arrancaron con este proyecto?
—Era lo que faltaba en esta biblioteca que está cercana a cumplir los 100 años en 2015 —dijo Micaela—. Quien fue la directora hasta el año pasado, María de los Ángeles Tevez, tenía en mente, antes de jubilarse, ver un espacio de estas características, una bebeteca. Con Mercedes, mi compañera, nos prendimos. Si bien acá no estamos en un área específica, sí hay ciertas afinidades. Yo la tengo para con este espacio, porque me interesa, porque estoy en Abracuentos (una biblioteca itinerante) desde hace ocho años, hice un postítulo en Literatura Infantil… A las dos nos interesó la propuesta y mandamos el proyecto a CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares): uno presupuesta para el proyecto y ellos mandan el dinero. De eso surgió comprar los puff, alfombras, libros, sillones… Los bebesit los donó la ex directora, los cajones son parte de la vieja “valija viajera” de la biblioteca. Reciclando y comprando se armó…
—¿Ya tenían algo de literatura para bebés?
—No, todo esto lo compramos. La sección infantil contaba desde antes con algún material de tapa dura, pero poquito. Faltaba la parte para bebés. Se adquirieron en principio unos 120 libros y ahora compramos otra partida con plata de Cooperadora, que es un pilar fundamental en la Biblioteca. Es una literatura muy cara y tiene un desgaste muy grande, si bien uno trata de cuidar.
—¿Por eso se pide el acompañamiento de un mayor?
—Sí, esto no es guardería. Está la idea de habilitar a la brevedad una hora de lectura pero que sea con padres, abuelos… Porque nosotros estamos con los chicos un ratito pero después ya no más, por eso es importante que esté la familia (o las maestras) que son los que están todo el tiempo con ellos. Encima una biblioteca es un lugar de paso para la gente, la  escuela sí tiene un seguimiento con el que nosotros no contamos. Por eso es fundamental lo del vínculo.
—¿Se inauguró en abril?
—Sí. El proyecto lo hicimos el año pasado, se recibió el dinero en diciembre. Compramos las cosas, cerramos la biblioteca, volvimos en febrero y armamos lo más rápido que pudimos. Ahora la idea es aprovechar el patio que está acá como una parte de la visita de los chicos que vienen con los jardines.
—¿Cómo hicieron la búsqueda del material que compraron?
—Hay mucha propuesta editorial para esta etapa de los chicos, en donde se busca calidad estética. En este momento no hay autores conocidos por el contenido porque entra todo por la vista. Por eso no nos detuvimos buscando historias, autores con calidad literaria, sino que perseguimos la calidad estética. Un poco ya sabíamos qué íbamos a comprar y otro poco son cosas que nos sorprenden cuando vamos a la librería. Vamos nosotras a hacer la búsqueda, estamos tres horas eligiendo y a lo mejor sólo traemos 20 libros... En la última compra que hicimos buscamos recuperar la palabra como parte del libro. Ahí está la importancia del adulto que llena el relato, él está para relatar lo que falta, ponerle palabras.
—¿Y cómo es la recepción?
—Muy buena y todavía no largamos invitaciones a las instituciones… El boca en boca funcionó y tuvimos salida en los medios. Es la primera Bebeteca en una biblioteca pública de la ciudad, es un espacio original ya que es difícil encontrar atractivos para esta edad. A partir de los 3 o 4 años hay muchas más cosas, porque los chicos ya son más independientes. Entonces, era una necesidad en la ciudad y la zona. Además intentamos hacer algo atractivo, colorido, lindo, que dé gusto, placer, de estar.
Como si lo dicho fuera poco, el espacio cuenta también con un horario muy amplio de atención. Tutú Marambá es un paseo como para no perderse y, aunque dentro de las salas no se permite tomar mate, uno puede llevarse el equipo y disfrutar de los libros al aire libre en el patio del fondo.
Como desafíos a concretar, las bibliotecarias expresaron los deseos de implementar también el préstamo a domicilio ya que “prestar es la función de la biblioteca”.  Es una meta que seguramente tendrá concreción.

En detalle
La Biblioteca Pedagógica y Popular Domingo F. Sarmiento (San Martín 2839) fue creada el  24 de mayo de 1915 como Biblioteca para el Maestro. A través de los años fue ampliando su espectro de usuarios afirmando su objetivo de ser una institución educadora. Hoy define su misión como la de “participar en forma activa en el proceso de enseñanza-aprendizaje e investigación educativa y promocionar el placer por la lectura en niños y adultos, brindando el acceso a la información especializada y actualizada, acorde a las necesidades de los Programas vigentes en todos los niveles de la Educación y al desarrollo del acervo bibliográfico para promover la lectura recreativa”. Depende de la Jefatura Provincial de Educación Superior, Perfeccionamiento Docente y Proyectos Educativos y está subvencionada por la CONABIP. Además, cuenta con una activa Comisión de Asociados que tiene el nombre de “Asociación Protectora de la Biblioteca Pedagógica”. Actualmente integra la red de Bibliotecas Pedagógicas.
La biblioteca cuenta con servicios de consulta en sala, préstamo a domicilio, acceso a Internet, catálogo colectivo de Ciencias de la Educación (integrado por 13 bibliotecas de instituciones educativas de nuestra ciudad), consultas por correo electrónico, videoteca educativa (material no librario), impresión de listas temáticas, scanner para gráficos y reproducciones, preparación de bibliografías, entre otros. Está dividida en secciones con espacios físicos y materiales diferentes.
La sección Infanto Juvenil está preparada específicamente para el público más joven, se encuentra al fondo del establecimiento, justo antes del patio donde pueden instalarse los lectores. Cuenta con material muy variado y es donde funciona la Bebeteca Tutú Marambá.
Horarios de atención: lunes a viernes de 7:30 a 19:45, sábados de 9 a 11:45. Consultas y visitas: 4572974. Vía internet, la dirección es bibpopsf.blogspot.com.ar.

Publicada en Pausa #99, miércoles 8 de agosto de 2012

miércoles, 15 de agosto de 2012

Perfume adolescente


Por Licenciado Ramiro

Yo entré a mi adolescencia al mismo tiempo que entraban los 90. Recuerdo intensamente aún que fue una noche de viernes de 1991 cuando escuché por radio “mi” primera canción de Divididos: “Sábado”. Al otro día fui a la disquería a comprarme el casette y mi oído no volvió a ser el mismo… Mi cara tampoco, porque fue por esa época en la que se me empezó a llenar de acné, pero esa es otra historia.
Si bien ya escuchaba rock desde antes, yo sé que ese viernes algo cambió. Aquel año fue el mismo en el que MTV hizo mundial el “grunge”, con Nirvana y Pearl Jam a la cabeza. Para quienes no estén al tanto (no tienen la obligación) las letras de este género musical se “destacan por su desencanto y apatía y por tratar temas como la alienación (el fenómeno de suprimir la personalidad) la búsqueda de la libertad o la marginación social. A través de estos temas, los músicos del género mostraban su disconformidad con la sociedad y con los variados prejuicios de ésta” (http://es.wikipedia.org/wiki/Grunge). Su sonido se caracteriza por las distorsiones, muchos gritos y baterías predominantes. Lo necesario para que nuestros padres simplificaran la cuestión en “ese ruido que sale de la habitación”. Como sea, el grunge contaba con todo aquello que un adolescente podía asimilar como propio… y lo asimilamos muy bien.
Tal como refleja su nombre, el adolescente “adolece”. En esa etapa de su vida, está desubicado: no es niño ni tampoco joven o adulto. Está en transición, en un movimiento caótico permanente. Va de acá para allá, a pesar de que muchas veces el acá es allá, y viceversa. En su interior está lleno de… todo; y por eso mismo, creo yo, se conforma con… nada. Inquieto, ansioso; quiere ya no importa muy bien qué. O bien, quiere dejar de no-ser para ser-no-sabe-aún-qué. Si esto no fuera suficiente, siente la extrema necesidad de pertenecer; busca aquello que lo identifique con otros… Necesita ser, también, otro; no alcanza con “venir como eres” (el clásico de Nirvana “Come as you are”). Desesperante cóctel que implota y necesita salir, manifestarse en ira, enojo, angustia… el adolescente, no es difícil esto de notar, se “brota” fácilmente. Y es lógico y deseable que lo podamos notar.
Los adolescentes de los 90 (o al menos aquellos que conozco y de los que puedo hablar) tuvimos el rock para explotar (sacar afuera) y expresar ese enojo (y también algunos tuvimos una tía que confundió furia con adicción a la cocaína y pretendía hacer rinoscopías). Depositamos allí nuestra subjetividad. Ahí vomitamos nuestra ira. Nos sacábamos todo eso que nos dolía en cinco minutos de furia musical. Algunos otros, como yo, le agregábamos a la música alguna que otra patada al pobre placard. El rock era nuestro rivotril. Al menos yo nunca necesité de un ansiolítico durante mi adolescencia. Sólo estaba enojado (como la gran mayoría). 15 años después de mi adolescencia, cuando me enojo pongo “Smells like teen spirit”, de Nirvana, y es suficiente para tranquilizarme, aunque suene paradójico.


Hoy los adolescentes siguen enojados y siguen disconformes (y está bien que así sea). También se angustian… como todo el mundo “sano”. Lo que no sigue siendo igual es el rock; o al menos, el rock donde se externaliza esa furia. Más arriesgado de mi parte es afirmar que ya tampoco se escucha rock como antes. Prima el dance, la cumbia, el reggaetón que, sin ponerme en el papel de guardián del buen gusto, no son lo mismo: son el producto de una cultura del ser “cool”, el pasarla y verse bien, vivir sexy. Creo que no expresan lo mismo. Allí, el adolescente no se expresa igual.
Lo que tampoco sigue siendo igual –lógico– es lo que actualmente la sociedad entiende por enojo, angustia, alegría. Hoy un adolescente enojado, angustiado, inquieto, disconforme pareciera ser un enfermo. Se diagnostica al adolescente que adolece. Y como está enfermo, es medicado. Es necesario calmar ese enojo, apaciguar la inquietud. Es necesario conformarlo y que se adecúe a ciertos parámetros de normalidad calma y tranquila que se parecen más bien al letargo. Hoy, a diferencia de lo que venía diciendo, el rivotril es el rock, la no-expresión adolescente. El silencio y la implosión.Los adolescentes se están enfermado,
drogando o emborrachando y miren si no seremos miserables cínicos que encima los culpamos de ello. No me canso de citar al protagonista psicólogo de la película The Wackness (contextualizada en la New York “limpia” del alcalde Giuliani) que le dice a su paciente adolescente que clama por calmantes: “No, porque te quiero despierto”. Despierto y en movimiento, enojado, disconforme y buscándose; transpirando ese hediondo espíritu adolescente que grita “Let me be”.

Publicado en Pausa #99