miércoles, 18 de abril de 2012

Letras frescas


Las producciones independientes son un soplo de aire renovador. La experiencia de María Muratore.

Por Juan Almará

Las editoriales independientes son una realidad en nuestro país. Mientras las grandes cadenas extranjeras apuestan a lo seguro, ellas se juegan por ignotos nombres que hoy brindan importantes aportes al panorama literario nacional.

En la región
Santa Fe no es ajena a esta movida. Prueba de ellos son las iniciativas surgidas en los últimos años: Ediciones Diatriba, nacida en 2008 y La Gota en 2009. En Julio de 2010, vio la luz María Muratore Ediciones. Allí convergieron Luis Escobar, de la librería Palabras Andantes, Luciano Candioti, de la Asociación Civil Juanito Laguna y Federico Coutaz. Pausa entrevistó a Escobar y Coutaz, con el fin de conocer los orígenes y el presente de la editorial, indagar en su metodología de trabajo, debatir el significado de la independencia y charlar del futuro.

Érase una vez un libro
Este colectivo nació con Los pecados provinciales, una novela histórica de Luis Candioti. Coutaz recuerda que “Candioti ya había sacado ediciones de autor. Llega con la idea de editar la novela a la Asociación Civil Juanito Laguna, donde se imprime con equipos propios. Proponía que el dinero que se recaude con las ventas quede para la ONG, su interés no terminaba en la salida del libro. Por otro lado, yo también estaba en Juanito queriendo publicar”. Escobar agrega que él dialogaba con dicha organización evaluando la viabilidad de lanzar una editorial en forma conjunta con su librería. Coutaz retoma para cerrar: “a raíz de la inquietud de Luis, terminamos convocados pensando qué posibilidades había de armar una editorial independiente en Santa Fe. Y así arrancamos, con su contribución económica para pagar ese primer libro. Después logramos sacar dos más de literatura”.
Y nacieron los tres primeros hijos de papel. El primero fue la novela, cuyo escenario se sitúa en un pueblo del interior a mediados del siglo pasado. El título diferencia los pecados capitales de los provinciales, que en palabras de su autor “son los vicios menores del alma, que no por ser menores dejan de ser dañinos”. El segundo es Algunas palabras de madrugada, donde el cantante de Cabezones, Cesar Andino, narra su internación posterior al accidente que sufrió en 2006. El tercero lo compone la recopilación de cuentos de Coutaz, llamada Papeles en el suelo. Analía Gerbaudo expresa que en los relatos allí presentes, “las pequeñas historias se cuentan con la suficiente tensión como para hacer de ellas inscripciones literarias”.

Un nombre, un espíritu
El nombre de este proyecto se relaciona con su impronta luchadora. María Muratore es el personaje central de Río de las congojas, novela publicada en 1981 por la jujeña Libertad Demitrópulos. Luis cuenta que “la historia trata sobre la colonización de Santa Fe la Vieja. A María Muratore le pasan diferentes situaciones. Desde viajar escondida dentro del barco de los españoles, a rebelarse en el Paraguay y, cuando baja en Santa Fe para la fundación, pasarse del bando de los españoles al de los mancebos. Fue una mujer guerrera” Recuerdan que Ricardo Piglia afirmó que Demitrópulos es la mejor escritora argentina. A Federico no le parece exagerada la opinión del autor y agrega que la novela “impacta, sorprende, es inclasificable. Y a la par de eso, está olvidada y es desconocida” Escobar reflexiona sobre la particularidad de una norteña relatando la historia de una ciudad del litoral que nunca pisó. Y une ideas: “eso tiene que ver con lo que planteamos en la Colección Fronteras: hablar de Santa Fe sin encerrarnos ahí. La posibilidad de narrar sobre un lugar sin estar habitándolo”.

Atravesando fronteras
“Fronteras” es la colección que reúne publicaciones que giran en torno a las ciencias sociales. El financiamiento para su concreción llegó de la mano de una distinción otorgada por el Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe. La propuesta fue seleccionada como Producción editorial en la convocatoria 2010/2011 de Espacio Santafesino, un programa estímulo a las iniciativas culturales. Como primer eslabón de esta cadena, en la edición del año pasado de la Feria del Libro de Santa Fe, fue presentado Auroras en Provincia. Proyectos educativos y discursos pedagógicos en la formación docente santafesina (1909-2009) cuya compilación estuvo a cargo Bernardo Carrizo y Juan Cruz Giménez.
En el marco de la iniciativa provincial se encuadran dos títulos más. Uno es Plástica santafesina. Renovaciones estéticas en los años 60 de Ivana Splendiani, que se está dando a conocer actualmente. El último se llama Hasta la vista con el oído. Los códigos audio-visuales en la educación musical, de Camila Molinas y Gustavo Omega. El objetivo es culminar la triada para abril. Una vez terminado el convenio, planean continuar “Fronteras” con dos títulos más. Uno aborda las problemáticas de psicoanálisis y educación, y será una co-edición con la UNL. El otro es Memorias en montaje. Escrituras de la militancia y pensamientos sobre la historia de Roberto Pittaluga y Alejandra Oberti, aparecido originalmente en 2006 por Ediciones El cielo por Asalto. Este lanzamiento está previsto para finales de junio.

La dinámica de trabajo
La publicación de un libro responde a un proceso que comienza cuando el texto llega a manos de los editores. Luis nos explica el recorrido: “recibimos un material, lo leemos y si nos interesa, vemos en qué colección lo ubicamos. Ahí empezamos con la corrección. Una vez que acordamos las modificaciones, pasamos al diseño. Tenemos un diseñador que trabaja en Juanito Laguna. Él se encarga de la diagramación, el armado interno y las tapas. Se hacen varios modelos de portadas, se consulta con el autor y acordamos algo que le guste a él, a nosotros y que quede dentro de la estética de la colección. Una vez que está la impresión trabajamos la distribución. Los primeros libros, al ser de literatura local, circularon por Santa Fe, Paraná y en alguna ciudad de la región. Con “Fronteras” largamos una comercialización que implica ciudad y provincia Buenos Aires y el litoral. Pero es un laburo muy incipiente”.

Las dificultades
Tanto Luis como Federico reconocen que la editorial no es su actividad principal. Esto deriva en la imposibilidad de una dedicación sistemática. Y los problemas no tardan en aparecer. Coutaz afirma que “cuando ganás un premio pensás que lo fundamental es la guita. Pero te encontrás con un montón de quilombos que estamos aprendiendo a resolver. Se nos complicó mucho, sobre todo con los tiempos y las formas. Pero estamos con ganas”. Escobar acota que “trabajar sobre la marcha nos enseña a adecuarnos a nuestras posibilidades. En este momento estamos revaluando cuales son nuestras perspectivas concretas de editar. Hay mucha gente que quiere hacerlo. El problema es definir qué queremos buscar y qué podemos ofrecer”.

¿Independencia o autonomía?
El 14 y 15 de abril de 2011 se realizó en Paraná una Jornada de Editoriales Independientes, en la cual Maria Muratore Ediciones participó. Sobre esa experiencia, Luis recuerda que “se dio un intercambio de posturas. Hubo gente de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe”. Cree que “una de las cosas a definir es el significado de independiente. Se puede hablar de editoriales autónomas, en el sentido de que se autosustentan. Y dentro de ellas hay mil proyectos diferentes. Está la que hace todo a pulmón o las que son autónomas pero administran los fondos de autores. Eso difiere de otras que apenas pueden subsistir libro a libro” Federico cree que “hay una fuerte cuestión de militancia y actitud política directa. No nos surge plantearlo así, y no es que no tengamos posturas: en un criterio de selección se juegan cuestiones ideológicas. Para nosotros, lo político es la posibilidad de construir una alternativa real de existencia de textos que permita la circulación del material. Hay un contexto provincial y nacional que favorece esta cuestión”.

El balance
El responsable de Palabras Andantes expresa que “siempre estamos en punto de partida. No logramos pasar del proyecto. Publicamos cinco libros con tres ediciones. No es suficiente como para hacer un balance. El tema pasa por una cuestión de aprendizaje: pensar qué cambiamos de lo que proyectamos y cómo nos adaptamos a la realidad. Al principio era todo utópico y ahora trabajamos con los pies en la tierra” Federico aporta las últimas y justas declaraciones: “me acuerdo de las primeras reuniones. Uno podría pensarlas como promesas de borracho, aunque estábamos sobrios. De eso a hoy hay cinco libros. Y seguimos”.

Publicada en Pausa #91, miércoles 11 de abril de 2012

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