jueves, 19 de abril de 2012

Las cifras del machismo


Una encuesta a nivel nacional reveló que el 60% de la población percibe un entorno cultural machista. El índice es superior en el interior del país.

Por Ileana Manucci

Durante el mes de febrero, la Consultora Ibarómetro realizó una encuesta a nivel nacional que permite conocer las dosis de machismo presentes en nuestra sociedad. “Nos interesaba conocer la percepción de los argentinos en torno a la desigualdad entre mujeres y hombres”, explica Ignacio Ramírez, director de Estudios de Opinión y Mercado de Ibarómetro, “es decir: ¿Los argentinos perciben diferencias o más bien vínculos y oportunidades simétricas? ¿En qué ámbitos la percepción de desigualdad se encuentra más marcada? También nos interesaba sacar una radiografía de los valores y las actitudes de los argentinos en torno al género: si subsisten posturas machistas, y en qué medida y en qué segmentos están más generalizadas”.
Para el relevamiento, se elaboró un índice en base a diez “indicadores de machismo”. De acuerdo a esa escala, el 51% de la sociedad calificó dentro del “nada-poco machista”, y el 49% corresponde a los “bastante-muy machistas”.
—¿Cuáles fueron los resultados más relevantes?
—Fueron muchos los resultados interesantes, pero podemos resaltar que el 47% de los argentinos percibe que la desigualdad entre mujeres y hombres es muy o bastante grande. El ámbito laboral y las relaciones de pareja surgen como espacios en los que la percepción de desigualdad se encuentra más acentuada, mientras que la política es considerada un ámbito comparativamente más equitativo. Este último es un dato curioso, ya que la política es un espacio que históricamente ha sido dominado por los hombres, pero en este caso se lo ve como más equitativo en comparación al ámbito laboral y al de la pareja. Nosotros estimamos que esto puede deberse al desempeño de las mujeres en la política en los últimos tiempos, siendo su expresión máxima la presidenta, lo que hace que se perciba la política como un espacio donde las mujeres son menos discriminadas que en otros ámbitos.
—¿Y en la pareja y en el hogar cuáles fueron los resultados?
—En esos ámbitos es donde más se percibe el machismo. Por ejemplo, el estudio arrojó que seis de cada diez todavía creen que el rol más importante de la mujer es, “por su naturaleza”, cuidar de su hogar y dedicarse a la crianza de los hijos. Y además tres de cada cuatro piensan que “para el hombre tener un trabajo que asegure independencia es más importante que para la mujer”.
La encuesta se realizó en todo el país y hay diferentes segmentos de la sociedad, lo que dejó de manifiesto un dato interesante, más que nada para quienes residimos fuera de la Capital Federal: entre los hombres, los niveles educativos más bajos, los habitantes del interior del país y los mayores de 60 años, el machismo se encuentra más extendido. Los niveles de machismo suben o caen en forma significativa de acuerdo a la cultura de género y el nivel educativo, el sexo, la región del país y la edad. “La educación tiene una fuerte incidencia: a medida que aumenta el grado de instrucción, disminuyen en forma significativa las posturas machistas. Además se destaca el marcado contraste entre la atmósfera cultural del interior del país, donde la matriz ‘machista’ se encuentra más extendida”, remarca Ramírez.
En todos los casos, las mujeres perciben desigualdades más pronunciadas y los hombres tienden a “subestimar” la magnitud de las diferencias.
“Si bien la mayoría de los argentinos reconoce algún grado de desigualdad entre mujeres y varones –muy grande, bastante grande o pequeña–, existen divergencias a la hora de conceptualizar esas asimetrías”, explica Ramírez, “el 32% las piensa en términos de ‘injusticias’, mientras que para casi el 45% la desigualdad significa ‘diferencias’ vinculadas con cuestiones biológicas, pero desprovistas del componente de injusticia. En este punto, nuevamente surgen diferencias importantes en la mirada de hombres y mujeres. Los hombres tienden a asociar en mayor medida que las mujeres la desigualdad con la idea de ‘diferencias’. Es decir, no lo ven como un problema cultural y en ese punto es más difícil que se las cuestione”.
Por último, se desprenden del trabajo dos conclusión alentadoras: por un lado, se advierte un cambio cultural de la sociedad argentina con respecto al tema género, ya que entre los jóvenes los niveles de machismo se encuentran más reducidos que en el resto de la sociedad, y por otro, casi el 70% de los encuestados expresó que desea que el país concentre sus esfuerzos en superar las desigualdades entre hombres y mujeres.

Medios, mercado y políticas
“El machismo es una manifestación de un sistema cultural en el que aprendemos actitudes y comportamientos que discriminan y dañan a las mujeres en mayor medida, pero también a los varones que no responden a los estereotipos, a las minorías sexuales, a todos”, dice Beatriz Gutiérrez, desde la Multisectorial de Mujeres de Santa Fe.
—¿Cómo se encuentra Santa Fe en relación con esta temática?
—Estoy de acuerdo en que hay un proceso de visibilización y de discusión sobre el machismo, y que esto se da mayormente en las grandes ciudades y en quienes tienen acceso a la educación, que son más conscientes de ser portadores y portadoras de derechos.  Sin embargo, encontramos machismos en el fallo de los jueces cuando deben fundamentar sentencias en abusos sexuales, violaciones, abortos no punibles y ponen su mirada juzgadora sobre la víctima y no sobre el violador. Encontramos machismos cuando nuestras adolescentes pasean por la calle y los hombres mayores las hacen avergonzar de ser portadoras de un cuerpo de mujer con insultos sexistas. Nos formateamos desde que nacemos con miradas prejuiciosas a las mujeres  y, aún hoy, seguimos siendo valoradas respecto a nuestra maternidad, y por lo tanto se escucha en muchos debates, muy pobres, que la culpa de los males actuales de la familia la tiene la mujer por salir a trabajar, y no se cuestiona que a este sistema económico el trabajo de la mujer le cuesta menos, le es más barato, y que además no se avanza en la discusión de las licencias de paternidad.
—¿En qué ámbitos se expresa más abiertamente el machismo?
—En la calle es lo más común, pero hay lugares más peligrosos porque son más sutiles: las publicidades sexistas que parecen todas muy buena onda, en los medios cuando titulan noticias, en los programas televisivos cuando se promueven ciertos modelos de hombres ganadores y exitosos como Tinelli, quien ha contribuido a la venta de los cuerpos de las mujeres como mercancías.
—La encuesta advierte un cambio cultural, ya que entre los jóvenes los niveles de machismo se encuentran más reducidos que en el resto de la sociedad. ¿Está de acuerdo con esto?
—Sí, hay avances en nuestros compañeros, hay grupos de reflexión como los varones antipatriarcales que se animan a reflexionar sobre masculinidades diferentes a la hegemónica, esa que obliga al varón a ser macho, fuerte, exitoso y omnisciente. Ellos sostienen el lema “ni fachos, ni machos”. La discusión de políticas públicas sobre igualdad de género ha encontrado recepción en muchos funcionarios y funcionarias que se han comprometido en la implementación de las mismas, pero no nos engañemos, falta mucho.

Publicada en Pausa #91, miércoles 11 de abril e 2012

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