jueves, 31 de marzo de 2011

La muerte y la política

Por Ezequiel Nieva

La penúltima inundación (río Salado, 29 de abril de 2003) dejó un saldo de 23 muertos, según los datos del gobierno. Los organismos de derechos humanos hicieron su propio contrainforme y denunciaron que la cifra real trepaba a 156 si se incluía a quienes perdieron sus vidas a partir de las consecuencias indirectas de la “catástrofe hídrica”.
El gobierno de Jorge Obeid fue más inteligente (léase: más hábil a fuerza de más cínico) que el de Carlos Reutemann. A escasas dos semanas del inicio del “fenómeno pluvial”, el ministro de Gobierno Roberto Rosúa descartó toda responsabilidad política del Estado provincial en los casos fatales registrados en la ciudad de Santa Fe.
El 16 de abril de 2007, el diario El Litoral publicó una entrevista con Rosúa que quedará en los anales de las “lavadas de manos” de la historia reciente: consultado sobre las muertes registradas durante la crisis, Rosúa aseguró: “No se advierten situaciones generadoras de responsabilidad para (el gobierno de) la provincia”.



En la ciudad se produjeron, al menos, cuatro casos fatales: Ana María Mauro, Ariel Galván –un chico de 16 años, de barrio Barranquitas, que murió de leptospirosis–, un hombre mayor hallado en un zanjón detrás del Parque Garay, nunca identificado, y Jorge Carnevale, de 51años, vecino del barrio San Lorenzo.
Carnevale apareció ahogado; Rosúa emitió una sentencia brutal: “Era alcohólico y se ahogó en 50 centímetros de agua”. En un documento, las organizaciones de inundados le respondieron al entonces ministro de Gobierno: “Para su mente
retorcida, el ciudadano Carnevale es un alcohólico que se ahogó, como si los 50 centímetros de agua los hubiera puesto la víctima para ahogarse”.

Columna de opinión de la nota "Balbarrey, el protegido de Bassó", sobre las inundaciones 2007, en Pausa #71 ‎(que podés encontrar en los kioscos de SF, claro).

miércoles, 30 de marzo de 2011

Salió Pausa #71




Ya está en la calle una nueva edición del periódico Pausa. En este número, la nota de tapa es sobre el cuarto aniversario de la última inundación y la maraña judicial que aseguró –una vez más– que los responsables políticos hayan quedado impunes.
Además: la polémica Vargas Llosa según Mari Hechim; la reforma constitucional y el consenso por la reelección; las causas por derechos humanos pendientes en Santa Fe; una entrevista con el dramaturgo José Ignacio Serralunga y la historia del arquero que se fugó de la Mansión Seré.
Como siempre, noticias, política, música, cine, deportes, sociedad, humor y crónicas de viaje en la pluma de Francisco Tamagnini.
Pausa se consigue en kioscos de diarios y revistas de Santa Fe a solo 3 pesos.
Próxima edición: miércoles 13 de abril.

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viernes, 25 de marzo de 2011

Ensaladas


El candidato a gobernador de una lista, la lista a diputados de otra. El intendente, de una tercera. La boleta única y la capacidad del Senado para ver abajo del agua.

Por Juan Pascual

Cuando en el Senado de la provincia comprendieron cómo era el nuevo sistema electoral de la boleta única, se apresuraron a aprobar por unanimidad –en la última sesión ordinaria del año– un proyecto con media sanción de la Cámara de Diputados que estaba durmiendo desde mediados de 2010. Pocas figuras políticas como la del senador provincial se ven tan beneficiadas con el cambio: gigantes en sus pequeños territorios, con la boleta única pueden desentenderse sin problemas del resto de los candidatos de sus propios partidos, fortaleciendo su posición de poder.
¿A qué se debe esto? Sencillo: las papeletas del nuevo método electoral –cinco en total– obligan por sí mismas a lo que antaño era una decisión llamada “corte de boleta”. Campañas enteras han girado alrededor del tema de la ciudadana y comprometida tijerita. Pero ahora, si el elector tiene el deseo de votar todos los candidatos de un mismo partido, ya no encontrará esa larga papeleta que venía configurada a tal efecto, sino que deberá reconstruir, birome en mano y con cinco cruces, las candidaturas de su partido de referencia.
En la situación de la elección general, esta transformación quizá no tenga mayores efectos. La delimitación y la cantidad de candidatos de los diferentes partidos estarán mucho más claras y recortadas. A cada candidato a gobernador le corresponderá sólo un senador por departamento, un candidato a intendente por ciudad, una lista de concejales y una de diputados provinciales. Habrá, eso sí, listas distritales de concejales e incluso listas de diputados provinciales sin candidatos a cargos ejecutivos, como es el caso de Proyecto Sur.
El veto parcial del gobernador Hermes Binner dio pie a que la modificación del sistema tenga lugar en las mismísimas primarias, en las que se decide cuáles van a ser los equipos de gobierno que propone cada partido. Es en esa decisión donde la boleta única puede producir efectos electorales muy jocosos para los analistas y jaquecosos para los dirigentes. A priori, el nuevo método sacudirá la estabilidad del antiguo sistema de mutuas dependencias de los precandidatos, sostenido en organizaciones partidarias, de militancia y de acción política y centrado en el arrastre de votos de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
Todo el tejido de enlistar apoyos, negociar contrarreloj para llegar a las listas de los concejos municipales y de la Cámara baja, caminar para adherir intendentes, contabilizar espacios y territorios ocupados, tenía su sentido propio. Y no sólo a la hora de ganar la elección, sino al momento de sostener la gobernabilidad efectiva una vez en el Estado. También tenía sus amarguras: tragarse el sapo de no mirarle los dientes a un caballuno dirigente psicópata que te garantiza 600 votos de un caserío perdido en la ruta era (es) moneda corriente en todos los signos partidarios. Lo mismo cabe para el dirigente menor, probo, eficaz y participativo que necesitare lugar bajo el paraguas de un sinvergüenza ganador. Como fuere: para un poco conocido candidato a intendente resultaba fundamental ir en la misma papeleta en la que estuviera el candidato a gobernador o a senador departamental mejor rankeado y, al revés, todos los candidatos a cargos mayores dependían casi incondicionalmente de los candidatos a cargos comunales, a los concejos e intendencias, al Senado, con sus conexiones finas y constantes con la realidad del electorado.
Con la boleta única en la interna todos esos dimes y diretes, pases y retornos del cierre de listas a precandidatos que sazonaron los tórridos días de enero y febrero se ordenan, en rigor, por una nueva lógica: la de primero posicionarse individualmente, como sea, porque el arrastre de la boleta se diluyó. El reverso: no obsesionarse demasiado, sólo lo necesario, con la performance de los propios precandidatos que estén en otras categorías, poner huevos en varias canastas –como varios ya vienen haciendo, y públicamente– porque, tal vez, en la general haya que acompañar a otro...
El cambio parece menor, pero no carece de sentido respecto del armado de las listas y de la evaluación de los pesos de las redes de militancia a la hora de decidir el voto. Si antes el elector tenía que reflexionar políticamente para decidir el corte, ahora tiene que hacer exactamente el proceso inverso para producir un voto a favor de todos los candidatos de una misma tendencia. Si antes no necesitaba conocerlos y cortaba boleta a favor de una figura que sobresaliera, ahora tiene que recordarlos a todos y, además, tiene que tener en claro cuáles son las relaciones entre cada uno de ellos, si es que no quiere pifiar pensando que apoya a un gobernador en particular mientras le entrega el voto a un senador de otra línea, más conocido e instalado en el terruño. Y es levemente ingenuo suponer que un elector que antes votaba todas las categorías de una misma lista por el arrastre de un único precandidato (el figurón del caso) ahora va a pegar un salto de responsabilidad electoral y no va a seguir buscando, como antes, la imagen más repetida para que lo guíe, así ahora lo haga cinco veces.



Ejemplo uno. En un escenario de boleta sábana Don Paco, un votante santafesino de Antonio Bonfatti-Jorge Henn, elige en la primaria no cortar boleta y sufraga por todos los precandidatos de la línea: Raúl Lamberto, Pablo Farías, etcétera. La forma misma de la boleta sábana le permite desentenderse de quiénes son los que están atrás de Bonfatti. Eso le place a Paco, que gusta de considerarse un socialista orgánico, así no siga mucho el día a día político. La cuestión es que Paco ahora encontrará a Bonfatti en una boleta, lo tildará y luego, al pasar a la otra, arrancará de nuevo con la decisión. No importa que lo haga en el cuarto oscuro mismo o que ya lo haya hecho antes en su casa: tendrá que efectivamente decidir si lo marca (o no) a Riestra o a Farías. ¿Estamos totalmente seguros de que, a raíz de su instalación pública consolidada, por esa sola y suficiente razón, no habrá mayor influencia de otro precandidato, como Griselda Tessio o José Corral, ambos pertenecientes a la lista que lleva a Mario Barletta como precandidato a gobernador?
Ejemplo dos. En otras disquisiciones está Doña Carlita, kirchnerista post 125, que no duda en votar a Agustín Rossi como precandidato a gobernador. ¿Qué va a hacer Carlita cuando tenga que tildar en los intendentes? ¿A quién es más seguro que reconocerá inmediatamente: al campeón de aguas abiertas Diego Degano o al director regional de la Anses Martín Gainza? Al revés: ¿necesita Degano preocuparse por el resultado que tenga en la ciudad el precandidato a gobernador de su lista, el intendente de Rafaela Omar Perotti, o puede mirar para el costado y confiarse en la combinación de su casi nula tasa de desconocimiento y del corte de boleta estructural?
En suma, y volviendo a la escena que comienza el texto: ¿en qué puede preocupar a un precandidato a senador con un buen anclaje en su territorio que el resto de los candidatos de su lista mida mal, si su contienda es totalmente particular con los de su lugar y categoría?
El sistema de solidaridades, lealtades, acuerdos y consensos de los precandidatos de cada línea de cada partido ha trocado por otro donde lo prioritario es construir el reconocimiento público situado del precandidato en particular, independientemente de los otros integrantes de la lista. Ambos elementos (ser conocido por todos y tener activistas, espacio en la tele y militancia) siempre fueron fundamentales en una estrategia electoral: lo nuevo es el plausible desenganche respecto de la vida de las estructuras partidarias y la peculiar mayor relevancia inmanente que tendría, ahora, lo mediático. Quizá esta sea una hipótesis algo exagerada. Pero apostaría que en esta situación, y dicho esto sin tomar como cierta ninguna de las encuestas que circulan, lo más probable es que las listas finales para las generales se vuelvan una colorida, jocosa y jaquecosa ensalada.

Publicado en Pausa #70, todavía disponible en los kioscos de SF

miércoles, 23 de marzo de 2011

Pagar la imprenta con los sueldos


Una inversión fuera de escala que absorbe las finanzas, denuncias de publicidad impaga, planes de Trabajo de la Nación. Y salarios pagados mal, tarde y en varias cuotas.

Por Ezequiel Nieva

Más de 200 trabajadores del Grupo El Litoral están en vilo desde hace más de un año. Cobran sus salarios en forma desdoblada y con retraso. Realizan medidas de fuerza intermitentes, pero cada vez con mayor frecuencia. La redacción del diario El Litoral, conformada por más de 200 empleados entre periodistas, fotógrafos, armadores y personal administrativo, y los 17 trabajadores de Cable & Diario están en estado de asamblea permanente desde el año pasado. La patronal explicó que el atraso en el pago de los salarios y del aguinaldo se debe a la falta de pago de la publicidad oficial.
Al 15 de marzo los empleados habían cobrado apenas el 15% de sueldo de febrero y aún se les adeudaba un tercio del aguinaldo. No es una situación nueva. Durante todo diciembre hubo protestas periódicas en la redacción y en la calle. Y el cable debió dejar de emitir su programación habitual por las recientes medidas de fuerza. Por el conflicto en la señal televisiva intervino el Ministerio de Trabajo de la provincia, que dictó la conciliación obligatoria a principios de mes. Mientras tanto, los directivos del grupo gestionan ayuda estatal para poder paliar la crisis y cumplir con los salarios.
La Asociación de Prensa también intervino. “No podemos aceptar lo que argumentan las empresas porque para nosotros hay riesgo empresario y ellos deben asumir las consecuencias de sus decisiones”, explicó el secretario general del gremio, Pablo Jiménez, trabajador del diario El Litoral. A parir de la intervención del sindicato se pudieron evitar otras medidas más drásticas, como suspensiones, despidos y reducciones salariales. Pero el conflicto de fondo sigue sin resolverse.
En 2010, durante cuatro meses, el Grupo El Litoral recibió ayuda del Programa de Recuperación Productiva (Repro) del Ministerio de Trabajo de la Nación. Con esos fondos la empresa pudo completar el pago de los salarios, aunque desde entones y hasta ahora continúa con la política de abonar en dos cuotas y después del vencimiento del plazo legal. Los Repro surgieron en medio de la crisis global de 2008 y 2009; son una herramienta del Estado para paliar problemas transitorios de liquidez en el sector privado y evitar que los empresarios apelen al ajuste salarial a la hora de cerrar sus cuentas. Este año el Grupo El Litoral no pudo cumplir con los requisitos que exige la Nación para acceder a los Repro y se quedó sin esa ayuda.

Noticiero a reglamento
En Cable & Diario, desde fines de febrero y hasta que se dictó la conciliación obligatoria –el jueves 3 de marzo–, los trabajadores hicieron retención de tareas. La decisión, que trastocó por completo la rutina de la señal televisiva del Grupo El Litoral, fue por “la falta de cumplimiento de los acuerdos asumidos por la empresa para el pago de los salarios y aguinaldo”, según explicó la Asociación de Prensa de Santa Fe.
La medida de fuerza de los periodistas fue acompañada por los afiliados del Sindicato Argentino de Televisión. Los trabajadores fueron todos los días al canal, pero sólo a cumplir horario: en la pantalla se repitieron programas viejos por decisión de los directivos. Por casi dos semanas Cable & Diario emitió sólo enlatados. No hubo cobertura periodística –por lo tanto, no se emitió el noticiero– ni se hicieron programas en vivo. “Los trabajadores han demostrado sobradamente su predisposición al diálogo y a la posibilidad de hallar soluciones a cualquier situación de conflicto que experimente la empresa”, aclararon los dirigentes del gremio de prensa.
“La empresa argumenta falta de fondos por el incumplimiento desde hace más de seis meses en los pagos de pauta oficial por parte de la Municipalidad de Santa Fe, el retraso en varios meses también de pauta de la provincia y el pago atrasado de publicidad de la Nación por parte de la Jefatura de Gabinete”, informó la Asociación de Prensa. La productora Arcadia, de estrecha vinculación con el Grupo El Litoral, también tiene atrasados sus pagos. Esas fueron las explicaciones de la empresa ante los dirigentes gremiales. Luego intervino el Ministerio de Trabajo, se dictó la conciliación obligatoria y los trabajadores retornaron a sus tareas habituales.

Una inversión millonaria
Tras la puesta en marcha de Artes Gráficas del Litoral (AGL), una moderna planta de impresión de diarios y revistas ubicada en el Parque Industrial de Sauce Viejo, comenzaron los problemas en El Litoral y en el cable. El año pasado se sucedieron protestas, aplausos en la redacción del diario, volanteadas y quemas de cubiertas en la puerta de la empresa. Así terminó 2010 y así comenzó 2011.
En una de esas protestas, el secretario general de la Asociación de Prensa explicó la postura de los trabajadores: “No queremos estar en la calle sino haciendo nuestro trabajo, pero también queremos que nos paguen el salario como corresponde y no estar constantemente con la incertidumbre de no saber si vamos a cobrar el aguinaldo, el salario, si el año que viene esto no va a estar mucho peor”.
La situación de los trabajadores de El Litoral –en otras épocas, los mejor pagos de la ciudad– se fue agravando a partir de 2009, cuando en sociedad con el Grupo Clarín montaron la planta de AGL en Sauce Viejo. Hasta entonces el grupo no había tenido conflictos salariales importantes, en parte gracias a su política de trabajos para terceros, que supuso una fuerte suba de los ingresos de la empresa.
Mientras el diario se imprimió en el taller anexo a la redacción, los trabajos para terceros ayudaron a financiar la empresa. La recesión 1998-2002 y la crisis global 2008-2009 no afectaron las finanzas del grupo. La impresión de periódicos regionales y de otras provincias, de revistas e incluso de las boletas para las elecciones le permitió al grupo crecer mientas otras empresas periodísticas se achicaban o desaparecían.
Pero en 2009 el Grupo El Litoral encaró una inversión millonaria en sociedad con el Grupo Clarín para, entre otros objetivos, imprimir el matutino porteño para todo el centro-norte del país. Casi de inmediato comenzó a retrasarse el pago de los salarios. La planta de AGL tiene una superficie cubierta de 4.000 metros cuadrados; allí se montó una rotativa Goss Uniliner –la más moderna del país, según sus propietarios–, que permite imprimir hasta 75 mil ejemplares por hora y que tira el primer ejemplar en sólo dos minutos. La inversión inicial de Clarín y El Litoral fue de 45 millones de pesos.
Con el cambio de rotativa el grupo perdió a sus clientes pequeños y medianos porque la decisión fue dejar de hacer trabajos de poca tirada. Pero, con el paso de los meses, la planta comenzó a imprimir trabajos para terceros a una mayor escala. “Seguimos sin entender por qué mientras hay una empresa que sigue creciendo, como AGL, el diario sigue teniendo problemas. Han tenido toda la ayuda posible y se la han dado desde el Estado nacional y provincial, con más pauta publicitaria, les han dado los Repro y sin embargo siguen pagando en cuotas”, se quejó Pablo Jiménez.

Sin dudas
En promedio, los trabajadores del diario y del cable cobran entre 3.000 y 4.000 pesos por mes. “En el diario estamos cobrando desdoblado, pero la situación es mucho mejor y además están cumpliendo con los plazos acordados. Hay un sector de los trabajadores que cobra en fecha, el cuarto día hábil de cada mes, otra parte que cobra 70% al día y 30% tres días después y otro sector, los que ganan más de 4.000 pesos, que cobran 50% al día y el otro 50% una semana después. En este último caso se los compensa con un día más de licencia por mes”, explicó el titular de la Asociación de Prensa.
–Como dirigentes gremiales, ¿les conforman las explicaciones que les dieron?
–Nosotros exigimos en todo momento a las empresas el pago en tiempo y forma como corresponde según la ley. No podemos aceptar lo que argumentan las empresas porque para nosotros hay riesgo empresario y ellos deben asumir las consecuencias de sus decisiones. Pero con los acuerdos evitamos medidas más drásticas, como por ejemplo suspensiones, despidos, reducción de salarios y no pago de aumentos.
Para Jiménez, no hay dudas respecto de la política empresarial del grupo: la variable de ajuste para poder afrontar una inversión como la de AGL fueron los salarios de los trabajadores. “Cometieron errores en sus decisiones empresarias cuando plantearon una inversión por encima de lo que sus finanzas permitían. Para ellos AGL hoy es el futuro y el diario y el cable son medios que en su momento les sirvieron y hoy los creen en decadencia”, concluyó el dirigente gremial.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Ya salió Pausa #70


Ya está en la calle la nueva edición del periódico Pausa, la primera de 2011, con nuevo diseño, más columnistas y el mismo rigor de siempre. En este número, la nota de tapa es sobre la crisis del Grupo El Litoral y la situación de sus trabajadores.
Y además: los secretos de la boleta única, el Plan de Igualdad de la ciudad, un compilado de los mejores insultos futboleros, discos nuevos –“Nuevas voces de Santa Fe” y “Te llena de rock” (Astro Bonzo)– y un recorrido por el último Festival de Jazz.
Como siempre, noticias, política, música, cine, deportes, sociedad, humor y crónicas de viaje en la pluma de Francisco Tamagnini.
Pausa se consigue en kioscos de diarios y revistas de Santa Fe a solo 3 pesos.
Próxima edición: miércoles 30 de marzo.

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domingo, 13 de marzo de 2011

Vuelve Pausa

El miércoles 16 Pausa retoma sus habituales ediciones quincenales.
Nuevo diseño, nuevo día de salida, nuevas secciones y nuevos columnistas. Pero con el mismo rigor, el mismo precio de tapa ($ 3) y los mismos objetivos: sumar voces y miradas en la discusión pública y reflejar en todos sus matices la coyuntura urgente y aquellos temas que no son tratados en profundidad en las publicaciones diarias.
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