jueves, 11 de noviembre de 2010

Piedra Libre para el Consumo



Pasó por Santa Fe el director de “THC” y habló de todo: el autocultivo, el narcotráfico, los proyectos de despenalización, la prohibición como asesina, las moralinas y el Estado.

Por Marcela Perticarari

La Juventud Socialista organizó el 29 de octubre una charla-debate denominada “Despenalización y consumo responsable”, donde el editor de la revista THC y columnista de Página/12, Emilio Ruchansky, y el diputado nacional Miguel Barrios abordaron una mirada crítica sobre la política de consumo de estupefacientes en Argentina.
Antes de arrancar su segunda charla en la provincia (la primera fue en Rosario, donde convocó a un gran número de personas y generó un encendido debate), Ruchansky comentó: “Estos son temas políticos pero también temas personales porque la gente habla de sus dudas y sus consumos. Noto mucha preocupación por el consumo barrial del paco y drogas que son mucho más nocivas que la marihuana, lo cual habla muy bien de la militancia. La expectativa y el objetivo siempre es el mismo: informar. Me interesa saber qué está pasando acá, qué nivel de discusión existe, si se habla adentro de las casas o no. Me parece que la discusión se gana en la mesa del domingo porque políticamente la discusión ya está avanzada”.

TRAYECTORIA. El diputado Barrios habló en nombre de su bloque: “Pensamos que debíamos tener una posición, entonces recogimos todos los antecedentes que habíamos tenido desde el Partido Socialista en relación a este tema”. En ese sentido, recordó que el debate por la ley 23.737 –conocida como Ley de Estupefacientes– arrancó en 1989. En esa oportunidad, el entonces diputado Guillermo Estévez Boero compartía un criterio diferente al que se sancionó en la ley, por eso lo votó de manera negativa.
El fallecido legislador pensaba que “la dependencia es una enfermedad que afecta a las personas en la medida que la sociedad también está enferma”. “Estos antecedentes nos motivaron a que plasmáramos un proyecto, que será presentado en la Cámara baja, para abordar el tema desde la Comisión de Adicción y Control del Narcotráfico”, siguió Barrios. “Creo que es un tema que afecta en su mayoría a los jóvenes, que merece ser debatido y puesto en evidencia. Si pensamos en una sociedad que no sea hipócrita, tenemos que ponerlos en el debate”.
Barrios calificó como “muy simple” el proyecto que presentará su bloque, “pero que tiene profundas implicancias”. Se propone volver a redactar los artículos 5º, 14º y 16º de la ley 23.737 de manera que no se penalice la tenencia de drogas para consumo personal. En tanto se derogarían los artículos 17º al 22º porque “según nuestra mirada debe tener un enfoque distinto de tratamiento de las personas que hacen uso de los estupefacientes”.
“Esta historia, en un punto, arranca en 1926 cuando se sanciona la ley 11.331 que habla de la tenencia ilegítima, Se modificó en 1968 con otra ley que penaba a quien no estaba autorizado y que tuviera en su poder cantidades que excedieran las que corresponden al uso personal. En 1974 se sancionó la ley 20.771; con un mensaje del Ejecutivo se dejaba en claro que el control de la droga era porque estaba vinculado con la subversión y que el proyecto era necesario para tutelar la seguridad y la defensa nacional. Para que tengamos presente, esto fue en la época de José López Rega. Esta medida fue sufriendo modificaciones y en 1978 la Corte Suprema de Justicia de la Nación convalidó la penalización de la tenencia de drogas para uso personal, en un fallo en el que se argumenta que la posibilidad de propagación del uso de estupefacientes se convertiría en un riesgo social perturbador de la ética colectiva. En 1986 la Corte aprobó dos fallos emblemáticos, Bazterrica y Capalbo, que declaran inconstitucional el art. 6º de la ley 20.771, que incriminaba la tenencia de estupefacientes para uso personal en la que se invadía la esfera de la libertad personal, excluida de la autoridad de los magistrados, como dice la Constitución, en la medida que se realice sin aparejar peligro concreto o daño a terceros”, repasó el legislador nacional.

¿No podemos hacernos todos una pipoca y ya?

Por su parte, el editor de THC informó que se presentó otro proyecto alternativo a través de las diputadas nacionales del bloque Libres del Sur Victoria Donda y Cecilia Marchant, “fija un piso alto. Pero vemos muchas ganas de discutir y hablar el tema, estoy impresionado”, expresó Ruchansky. No obstante, cree que la despenalización no se tratará este año en el Congreso, porque “la agenda legislativa está completa”.

OLOR A FASO. Consultado por cómo cree que puede medirse el conocimiento de la población respecto de la marihuana, Ruchansky contestó: “La gente conoce el olor, lo cual es bastante importante. A veces es malo, muchos chicos terminan presos porque están fumando en la calle y la vecina los denunció porque conoce el olor. Antes no lo conocía, era simplemente pasto quemado. No se lo puedo atribuir solamente a la revista, pero a partir del fallo de la Corte cambió muchísimo el panorama, se generó más respeto y posibilitó que, hoy, yo esté dando una charla y que cuatro diputados de distintos bloques presentaran proyectos de despenalización”.
“La marihuana quizás es la cara de todo esto. Nosotros peleamos por una ley que despenalice todas las drogas, sino sería discriminador permitir la tenencia para uso personal de marihuana y no de cocaína. No se trata del tema de la droga sino de la privacidad y de la elección sobre el propio cuerpo. Son decisiones personales, si después alguien tiene problemas con las drogas es otro tema y ahí tendrá que estar la Justicia y el sistema sanitario, que hasta ahora ha estado ausente. Todas las personas que recibieron atención fueron judicializadas y esa no es la forma de proceder. Un juez no es médico”, reflexionó.
El periodista dijo que “el cultivo está creciendo. Antes se fumaba paraguayo prensado y ahora hay gente con sus propios cultivos, quizás mal secados, pero se familiarizaron con una planta. Creo que hace unos años muchos ni siquiera sabían que la marihuana venía de una planta porque venía en un ladrillo prensado. Eso es un cambio cultural enorme que refleja la autonomía y la búsqueda por elevar un poco el status. No es lo mismo fumar un paraguayo seco, que te hace doler la cabeza, que fumar una flor buena. Son cosas distintas. Es como tomar un vino en cartón o tomar un buen vino en botella y bien añejado”.

Una buena flor

RECHAZO Y MORAL. Interrogado por el rechazo que todavía genera el consumo en algunos sectores, el editor de la revista THC consideró que “hay dos tipos de rechazo. Por un lado está el productivo, que en el fondo son personas que no tienen problemas con las drogas sino que su problema es el ocio. No soportan que uno deje de ser una máquina productiva. Dicen que es escaparse del mundo y son los mismos que después se emborrachan. Por otra parte, hay una postura más ligada a lo religioso, señala que la droga representa la destrucción del ser humano y hay que combatir a toda persona que hable a favor, que quiera legislar o hacer algo. No hablo solamente de la Iglesia católica... Los evangelistas son grandes fundadores de granjas y conocen bien el tema. Quizás éstas son las posturas más complejas de discutir porque ahí pasa todo por la moral. Nunca se tiene en cuenta la elección de las personas. Se trata de una línea de discusión donde también se incluye al aborto y al matrimonio igualitario. Siempre se van a oponer a eso y nosotros lo vamos a apoyar, no porque queremos que la gente se haga abortos o fume más marihuana; lo que no queremos es que la gente vaya presa por hacerlo”.
“La despenalización no va a hacer que la gente fume más, va a ser saludable porque no se va a encarcelar a nadie por hacerlo, y si tiene algún problema con las sustancias va a lograr conseguir atención médica, acercarse a un hospital sin miedo. Hay todo un estigma con los consumidores, como que los familiares se enteren, y la realidad es que muchas muertes tienen que ver con la prohibición. La prohibición mata gente”, insistió.

EL CUCO DEL NARCOTRÁFICO. Emilio Ruchansky también opinó sobre el flagelo que mueve millones de dólares anuales en todo el mundo: “todo depende lo que es el narcotráfico para uno. Niego que las ‘mulitas’ sean narcotráfico, aunque sí están en situación de narcotráfico, tal como se plantea que hay mujeres en situación de prostitución. No eligen hacerlo y lo hacen porque no les queda otra. Después hay dealers y ‘transas’ de barrio de poca monta que están en la misma situación y hacen eso porque no encuentran trabajo, lo mismo ocurre con los que cuidan a los capos en las villas. El gran narcotraficante está en el centro. Tiene saco y corbata y lava dinero. Hasta el propio Eugenio Zaffaroni dijo que el tráfico de marihuana le parecía folclórico porque no es comparable con el tráfico de cocaína a Europa. Un gramo de cocaína sale 80 euros, la plata está ahí. El narcotráfico es un cuco creado para tapar otra cosa. Los verdaderos narcotraficantes están en el puerto, en San Nicolás, en Bahía Blanca y en Mar del Plata, sacan muchísima cocaína hacia afuera, hacen mucha plata con eso y son intocables. Esa gente nunca va a caer, lo puedo asegurar yo y todos los jueces federales que los persiguen”.


Verdes y radiantes las hojas

“En Paraguay los campesinos tienen las plantas de marihuana al lado de la mandioca, es un ingreso extra. Queremos que la gente se autocultive, pero si el día de mañana se legaliza, tal vez no quiera cultivar porque no tengo tiempo. Hoy lo hago porque defiendo mi derecho a consumir, pero si se legaliza ¿por qué no puedo asociarme con otros cultivadores, comprarlo en la farmacia o en el kiosco?”, se preguntó. Y la pregunta queda flotando en el aire. ¿Por qué no?

No hay comentarios: