domingo, 27 de junio de 2010

La felicidad trae suerte

Por Adrian Brecha, especial desde Johannesburgo

Queridos amigos que nos acompañan en este púlpito del placer. Ya nos encontramos clasificados y, a la espera de nuestro rival, escribimos estas pequeñas líneas llenas de emoción y nostalgía. Viviremos una remake mundialista que nos situará en un apasionante partido frente a México, al igual que en los octavos del mundial pasado. Yo continúo en Johannesburgo, lamentablemente no he podido entrar a ver ningún partido de la selección nacional por el costo de las entradas. Pero créanme que la pasión se vive en estas calles y que las entradas son muy caras. Junto con algunos colegas eslovenos hemos diseñado un micro-empredimiento productivo, una especie de cooperativa: el auténtico puesto de choripán argentino pero matizado con la ultima tecnología, que lo convierte en un hermoso e innovador “Chori-WiFi”. Eso nos da la posibilidad de hacer unos pesos para entrar a los partidos de octavos y a la vez mantenernos informados. Aunque, nobleza obliga, debemos decir que desconocemos el origen de los embutidos que vendemos, pero con mostaza todo cambia.

Cuando es para mí, le doy al chimi, que no es del paladar sudafricano

Hablando con distintos personajes que transitan estas calles hemos llegado a la conclusión de que la policía es igual en todas partes del mundo. Sin querer generalizar, por cierto. Pero, como venimos de coincidencias y similitudes, no profundizaremos en este tema. Los sueños, sueños son, repetía Berugo Carámbula y luego arremetía con un “¡Alcoyana, alcoyana!” que tranquilamente podría haber sido el estribillo de la canción mundialista.


Si hay algo en que coincidimos todos los reporteros en este mini restó esloveno-argentino es que todos los presentes sucumbíamos a las cábalas en los mundiales. Obviamente, están los racionalistas que sienten que la creencia en la suerte es el resultado de un razonamiento pobre o pensamiento ilusorio. “Una aproximación racionalista a la suerte incluye la aplicación de las leyes de la probabilidad y la elusión de creencias acientíficas”, dice un colega Uruguayo, mientras deja que el primer mate lo tome el viento. Un racionalista nunca hubiese traído a Martín Palermo a Sudáfrica. En muchísimos casos esta gente tiene mucha razón en sus planteos, pero son muy aburridos y muchísimo más para mirar un partido de fútbol. Un colega español un poco triste nos decía: “es mejor tener suerte que ser bueno. Puedes buscar a tu alma gemela en todos los lugares imaginables, pero eso no significa nada. Y de repente, puedes estar cruzando una calle y alguien deja caer un paquete, lo recoges, comienzas una conversación y ésa es la persona con la que eres feliz. Y, además de eso, existen millones de cosas que han de estar en el lugar correcto: no te tiene que atropellar un coche, ni tener cáncer terminal… El mundo es un lugar carente de sentido”. Todos lo quedamos mirando y pasamos a otro tema, no valía la pena decirle que esa frase era de Woody Allen. Así pasan nuestras frías horas en estas tierras, escondiendo cábalas y esperando nuestra misa de Domingo. Eso sí, en mi caso muy feliz...

Publicado en Pausa #57, ahora en venta en los kioscos de Santa Fe

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