miércoles, 14 de octubre de 2015

viernes, 2 de octubre de 2015

Clásico con identidad

Por Gastón Chansard

Según las pruebas iniciales del técnico Madelón, Unión podría recibir a su eterno rival con: Fernández; Brítez, García Guerreño, Sánchez y Zurbriggen; Affranchino, Martínez, Montero y Malcorra; Soldano y Riaño.
El entrenador de Colón, Darío Franco, a horas de enfrentar al eterno rival no confirmó los once titulares, pero en su primera práctica de fútbol probó con Broun; Garnier, Conti, Benegas y Clemente; Sperdutti, Poblete, Ballini y Ledesma; Ruiz y Guanca para intentar quedarse con el clásico.
Hay 22 apellidos que quieren entrar en la historia grande de nuestro fútbol, 22 apellidos que serán observados con lupa por cientos de miles de santafesinos en cada jugada en que les toque ser protagonistas, 22 apellidos que juegan en un terruño pasional y futbolero, 22 apellidos que habitan una identidad ciudadana tan profunda como el badén de La Rioja y Avenida Freyre.

Para los 11 apellidos tatengues, van estas 11 preguntas:
-¿Nereo Fernández será lo suficientemente consciente de que una noticia en Santa Fe impacta más si es tapa de El Litoral y es tratada en Notitrece?
-¿Algún pariente de Brítez le habrá contado que muchas veces Las Cuartetas, ahí en Boulevard y San Martín, le llenó el estómago a las 2 de la mañana?
-¿Sabrá García Guerreño que Guadalupe es un barrio de Santa Fe, y que hace muchos años uno de los paseos más típicos era mirar “¡las casas!” de la que fuera la zona más cara de la ciudad?
-¿Leonardo Sánchez sabrá que al decir Las Flores, Santa Rosa de Lima, El Pozo o Yapeyú está hablando de barrios populares de Santa Fe?
-¿Sabrá Zurbriggen que sus abuelos también se sentían orgullosos de regalar alfajores santafesinos?
-¿Le habrán contado a Facundo Affranchino que la Costanera fue, es y será nuestro paseo eterno?
-¿Martínez tendrá idea de que Miguel Torres del Sel, el ex Midachi, y Carlos Reutemann, el ex piloto de Fórmula 1, antes gozaban del respeto y cariño de toda la sociedad santafesina?
-Cuando pasa por la esquina de Almirante Brown y Obispo Príncipe, ¿se imaginará Montero que por una pelea de Carlos Monzón Santa Fe se paralizaba por completo?
-¿Sabrá Malcorra que Santa Fe tiene un templo que le rinde culto al pescado y a la amistad, llamado el Quincho de Chiquito?
-¿Le habrán contado a Soldano que el puente Colgante una vez se cayó y que cuando pasabas en el auto se escuchaba el crujir de los maderos?
-¿Riaño sabrá que un tal González Riaño es más conocido que él en esta ciudad?


 Y para los 11 apellidos sabaleros, también van estas 11 preguntas:
-¿Se habrá imaginado Broun que llegaba a una ciudad que tiene a la cumbia como banda sonora y a Villa Dora como escenario natural?
-¿Le habrán contado a Garnier que Los Palmeras son próceres vivientes que hacen flamear la bandera de nuestra cumbia desde hace décadas y que fueron el centro de la fiesta en el centenario de Colón?
-¿A Conti, de pequeño, le hubiese gustado cruzar la laguna Setúbal en aerosilla?
-¿El paraguayo Benegas sabrá que en La Americana están los mejores helados de Santa Fe?
-¿Cómo habrá reaccionado Clemente Rodríguez cuando le dijeron de tomar un porrón? ¿Se habrá imaginado que era una cerveza de litro y que en Santa Fe se toma como agua?
-¿Sabrá Sperdutti que en Santa Fe tenemos tres grandes parques para disfrutar de la naturaleza –Garay, Sur y Federal– y otro Parque para tomar lisos (vaso especial que contiene cerveza de barril) a cualquier hora?
-¿Sabrá Poblete que antes existía la línea “6” y la “7”, que los colectivos también los identificábamos por los colores, que en Blas Parera el “5” (negro) y el “3” (más blanco que rojo) eran patrones de ese asfalto, que el “8” (gris) y el “14” (marrón) se adueñaban de General Paz, que a Facundo Zuviría se la repartían entre la “1” (celeste y blanco), el “7” (rojo y marrón), el “18” (rojo), el “15” y “15 bis” (más rojo que blanco), y el “9” (azul y blanco)?
-¿Ballini habrá escuchado Carneviva con su delicada descripción del “Magnífico Alto Verde”? Y si la escuchó, ¿se habrá emocionado cuando el Tavo Angelini ferozmente canta… “Colón había ganado”?
-¿Ledesma tendrá noción de que somos miles y miles los que extrañamos un “Cantame, cantame Walter cantame un gol”, que ese jingle en pleno relato nos llenaba de esperanza para que el marplatense Saavedra grite el gol esperado?
-¿Alguien le habrá contado a Alan Ruíz que Ricardo Porta es el relator de la vida deportiva de esta ciudad?
-¿Le habrán contado a Guanca que hace varias décadas el Cine Mayo se llenaba, y años más tarde, en el mismo edificio de 25 de mayo al 3400, los pibes querían bailar rock en Plástico?


No hay más interrogantes, ya se viene un nuevo clásico, ahí están Unión y Colón, dos sustantivos propios que por suerte no terminan con “s” porque, de ser así, ambos nombres sufrirían el sello fonético del santafesino: la aspiración/decapitación de los plurales.

lunes, 28 de septiembre de 2015

La cacería humana es el mensaje

Sin justicia: los abusos de las fuerzas de seguridad son una práctica común en la provincia.


No hay desesperación. El procedimiento es familiar, los ortivas también. Los ortivas se pasean por tu barrio, conocen a todos, todos los conocen. El viaje en el patrullero es apretado. Vos y dos amigos tuyos, hombro con hombro, viajando a la Sub Comisaría 12, sin saber por qué. Jamás los ortivas te dicen por qué te llevan a la seccional, ni a vos, ni a tu vieja ni a tu hermana ni a tu abuela ni a nadie que viva con vos. El barrio: Las Lomas, 15 cuadras al oeste de Blas Parera y Zeballos, entre el río Salado y el Camino Viejo a Esperanza. Donde las bolsas de nylon salen rasposas de las calles de tierra y el mundo, esa clausurada isla de donde no salís y a la que pocos caen de visita, huele a mierda de gallina, zanja estancada, fogatas de basura, arroz hervido.
El momento mismo de la detención suele ser el escenario de los apremios ilegales, que sobre todo se dan por la noche y la madrugada. Foto: Pablo Bertoldi

Sos carne de patrullero. Sobrepasar la avenida está sancionado: pasando la frontera, la Policía ni te deja caminar. No te acordás bien cuántas veces te llevaron. Por eso: todavía no hay desesperación.
Es 25 de marzo, un tiroteo más acaba de terminar, lindo día, 20 grados, estabas en la calle, con tus dos amigos, ahora estás en la Sub 12, barrio Los Troncos. Y no sabés por qué. Tus amigos tampoco. Te dicen que estás ahí por el tiroteo, “abuso de armas”. Te reís, sin que se note. No tenías un caño encima cuando te levantaron, tus amigos tampoco, ni siquiera te plantaron uno.
Son las dos de la mañana, hace nueve horas que estás en la seccional y ahora sí estás cagado encima. Están los tres en bolas. Les pasaron picana en el culo y en las piernas, les sacudieron con una tabla de madera en las planta de las patas, les metieron la cabeza en una bolsa para que asfixiarlos. Le prenden fuego a uno de tus amigos en la espalda y se lo apagan después. Hacen sorteos, los ortivas, y el ganador recibe una tortura según el número. Juegan a la lotería, cómo se entretienen. A uno de tus amigos le roban el celular.
Son las dos de la mañana y los ortivas te llevan de nuevo a Las Lomas. Estás solo con ellos. Te hicieron poner el calzoncillo y corrés por las casas, que son ranchos, cuadras de ranchos, un país de ranchos donde vivís. En el camino de Los Troncos a Las Lomas te pegaron. Parados al lado del patrullero los ortivas fuman y charlan y te miran correr de un lado al otro, una rata en calzoncillos muerta de frío. Desesperado, tenés que pegar una tumbera. Te dijeron, antes de abrir la puerta del patrullero, que si conseguías el arma te iban a dejar en paz: un arma para que te armen bien armada la causa por la que te detuvieron, a vos y a tus amigos, a las cinco de la tarde, después del tiroteo.
Nadie te pasa un fierro. Cuando volvés al auto te dan duro y te bajan en un puente, no sabés cuál. No hay nadie. Te van a reventar y te van a tirar después. “Te vamos a tirar”, te dicen. Te arrodillan. La pistola reglamentaria se acerca a tu oreja, la sentís. Gatillan. Te van a matar.
(Le avisan a tu hermana que estuviste en el barrio, con los ortivas, desencajado, pidiendo una tumbera. Tu hermana le manda un mensaje de texto a la psicóloga del Centro de Salud de Las Lomas, Laura Delconte. Son las tres de la mañana y Delconte se levanta para llamar a la comisaría, para ver dónde están los pibes. La atiende el suboficial José García, que avisa que los tres jóvenes no están en el lugar. Delconte escucha que alguien le dice a García que no siga hablando, que no pase más información, que ella no tiene nada que ver con el asunto).
Ya fue, no estás muerto. De vuelta a la Sub 12, tus amigos siguen ahí, desnudos. El llamado de la psicóloga tuvo efecto; con el sol, salen los tres camino a la División Asuntos Juveniles. Salvados. Tu familia ya sabe qué pasó y hay gente de afuera del barrio que te ayuda. Durante el día te liberan, a tus amigos también, no sin antes pasar por el Juzgado. Declaraciones, pasillos oscuros. Pero no sabés a dónde mierda volver, porque hiciste una denuncia penal contra el personal policial de la Sub Comisaría 12.
Lo van a saber. Si la Policía te revienta, a callarse. A los fiscales les cuesta poco planchar las denuncias –trabajan con los mismos canas– y Asuntos Internos es la misma Policía controlándose a si misma. Todo es demasiado próximo. ¿Y la Secretaría de Control de las Fuerzas de Seguridad? Bien, gracias.
A los pocos días te ven y te dicen, los ortivas, “¿así que vos me denunciaste?”. Y el lunes 6 de abril te vuelven a detener. Sos un blanco móvil. Y tu vida y la de tus amigos ya tenían valor de saldo en la feroz intemperie de la pobreza y la violencia del Estado.

El apriete
Se habrán asombrado mucho los oficiales de policía de la Sub Comisaría 12. De los 515 santafesinos que sindicaron abusos por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, entre el 1º de noviembre de 2013 y el 4 de abril de 2015, 310 no hicieron luego ninguna denuncia formal en la Justicia. Es el 60% de los casos. El dato proviene del Registro Provincial de Torturas, Malos Tratos, Penas Crueles Inhumanas o Degradantes, Abuso Policial y Malas Prácticas del sistema judicial, que es confeccionado por el Servicio Público Provincial de Defensa Penal comandado por Gabriel Ganón. ¿Por qué no se acude a la Justicia? Las víctimas lo explican con sencillez: el 42% expresó que teme nuevas represalias y el 14% evaluó que hacer la denuncia empeoraría su situación como detenidos.
Los tres jóvenes de Las Lomas –cuyos nombres resguardamos– cuentan con el patrocinio legal de Ganón y el apoyo de Delconte y la licenciada Silvana Acevedo, trabajadoras del Centro de Salud del barrio y firmantes de la querella en curso. El expediente todavía está desandando vericuetos tribunalicios para que el Servicio Público Provincial de Defensa Penal pueda constituirse como representante en contra de los oficiales que protagonizaron los hechos del 25 y 26 de marzo pasado. El camino es arduo: a la Justicia no le place ir en contra de la fuerza; magistrados y policías actúan como dos extremos de una misma máquina de abandono y represión.
Dado que a los tres jóvenes la Policía les armó una causa por abuso de armas, quedaron en manos del Juzgado de Menores N°1 a cargo de la jueza Ana María Elvira. Tras estar en la División de Asuntos Juveniles, los menores fueron trasladados al Juzgado donde relataron su atroz periplo: lo mejor que se ocurrió a Elvira fue dejarlos detenidos “para preservar su integridad física”, según cita Ganón. “La jueza Elvira no solo no tuvo la actitud para poner en conocimiento de la fiscalía en turno estos brutales hechos sino que les hizo saber a los propios policías que habían sido denunciados, por lo cual anoche (lunes 6 de abril) estos agentes los volvieron a detener y torturar, luego de amenazarlos”, narró Ganón a Rosario/12.
El Registro de Torturas de la Defensoría ofrece más datos. Todos se corresponden con la historia de los jóvenes de Las Lomas: el principal abusador es la Policía y los que sufren su azote son jóvenes varones pobres. Como muestra: de los 187 casos relevados en la provincia entre el 18 de diciembre de 2014 y el 4 de abril de 2015 –período comprendido en el último informe publicado–, 169 son hombres. El 55%, en el mismo período, tiene 29 años o menos (y no hay datos sobre el 25% de los casos) y el 58% llegó, como máximo, a tener estudios secundarios incompletos. En el 92% de los 515 casos registrados (328 entre el 1° de noviembre de 2013 y el 15 de diciembre de 2014 y los 187 del último informe) las víctimas identificaron como abusadores a oficiales de las fuerzas de seguridad de la provincia (personal de comisarías, Comando Radioeléctrico, Tropa de Operaciones Especiales, Policía de Acción Táctica, Infantería, entre otras).
El verdugueo impacta en el cuerpo. Sobre los 515 casos, el 42% denunció golpes y el 34% golpizas. Además hay balazos de goma, submarino seco, picana, puntazos y uso de gas pimienta y abusos sexuales. El desamparo se funde con el armado de causas o la falta de atención médica, las exigencias de dinero y hasta el hostigamiento a los abogados defensores.
Los apremios pueden darse en varios lugares. Lo que puede arrancar como cocazos en la detención y amenazas en el patrullero, sigue con duchas frías en la comisaría o patoteos en un descampado. El 52% de los hechos ocurre en la vía pública, al momento de la detención, y el 27% en las comisarías. La Policía actúa a la vista de los vecinos o en el mismo lugar de trabajo.
Capaz alguna vez los viste.

Año tras año
“La falta de fiscalías especializadas en Violencia Institucional o unidades fiscales específicas dificulta la realización de investigaciones estratégicas de este tipo de denuncias de graves afectaciones de derechos humanos”, señala el primer informe del Registro de Torturas. La Policía parece actuar con la certeza de estar lejos de terminar rindiendo cuentas en Tribunales. Si bien no son todos casos de gatillo fácil, las balas de las fuerzas de seguridad mataron a más personas (16) que los delincuentes en ocasión de robo (15) en los primeros ocho meses de 2015, en Rosario.
Cada año los hombres de azul marcan su protagonismo. En 2013 fue el paro policial, en 2014 el sanguinario aumento de la cantidad de homicidios en La Capital. En 2015, la cana manda su mensaje por medio de una cacería abierta.

Publicada en Pausa #162, miércoles 23 de septiembre de 2015
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Inseguridad y autogobierno policial

Un ex jefe acusado de narco, la pérdida de las cajas de la droga y la trata, el paro de 2013, la ola de homicidios y el gatillo fácil: el control de los uniformados es el desafío de la política.


En casi ocho años de gobierno, el Frente Progresista no ha logrado aún controlar a la Policía. Ni la reforma de la fuerza, ni las estructuras políticas que se crearon a tal fin, ni las concesiones que se hicieron para aplacar el alzamiento de 2013 mejoraron la seguridad pública y, mucho menos, la relación entre el gobierno y la Policía. ¿Podrá hacerlo el gobernador electo? Ese ha sido el déficit de las gestiones de Hermes Binner y Antonio Bonfatti y es el desafío para Miguel Lifschitz.
Rafael Grau asumió el 17 de septiembre como el nuevo jefe de la Policía de la provincia.

Bonfatti lo ha reconocido en muchas oportunidades: el problema de la violencia atraviesa a toda la sociedad y es una cuestión compleja cuyo abordaje requiere de todos los sectores, más allá del gobierno de turno. Lifschitz no la va a tener fácil: hereda una Policía corrupta, criminal y autogobernada, con las ciudades más grandes de la provincia sumidas en un espiral de muerte que se traduce en las tasas de homicidios más altas de Argentina.
El gobierno aduce que la situación es igual de compleja en todo el país y que la prensa se ensaña con Santa Fe porque es la única provincia que comunica datos de homicidios y otros delitos. No obstante, las cifras record de asesinatos en Rosario y Santa Fe durante 2014 y la infinidad de casos de corrupción y abusos cometidos por la Policía santafesina, son marcas propias de una provincia que aún está muy lejos de resolver, bajo un paradigma democrático, el control de sus fuerzas de seguridad.
Las últimas declaraciones de Bonfatti fueron en defensa de sus políticas: “Hasta el 17 de agosto de este año, respecto a 2014, en la provincia bajamos 22% la tasa de homicidios; un 32% en la capital provincial y un 22% en Rosario. Santa Fe tiene récord de detenciones: 26 mil detenidos en lo que va del año”, incluyendo a todas las personas que fueron detenidas en la provincia, aunque sea por pocas horas. Desde la vereda de enfrente, el defensor provincial Gabriel Ganón volvió a remarcar la baja tasa de esclarecimiento del delito, en especial de los homicidios.

Casos resonantes
En la ciudad de Santa Fe, los pibes que la Policía detiene a diario rara vez se animan a denunciar en la Justicia los vejámenes que sufren a manos de los uniformados (ver aparte). El Servicio Público Provincial de Defensa Penal relevó 187 casos de torturas entre el 18 de diciembre de 2014 y el 4 de abril de 2015 en toda la provincia, 34 de los cuales fueron en la ciudad capital.
En Rosario y en otras ciudades del sur provincial cada semana se destapa un nuevo escándalo que involucra a agentes de la Policía. Repasamos los más resonantes:
-Paula Perassi. El 18 de septiembre de 2011, Paula Perassi fue vista por última vez en la ciudad de San Lorenzo. Desde entonces, está desaparecida. Sus padres dedicaron los últimos cuatro años a investigar que pasó con Paula; creen que murió a raíz de un aborto no consentido, en medio de una trama que involucra a dirigentes políticos y a agentes de las fuerzas de seguridad. Cinco de los ocho procesados en la causa son policías, sobre quienes pesa la sospecha –de acuerdo el juez Juan José Tutau– de “encubrimiento agravado”. Todos están libres, mientras Alberto Perassi, el padre de Paula, debe moverse con un chaleco antibalas ante las amenazas que recibió su familia. Cuando desapareció, Paula tenía 34 años, estaba embarazada de seis semanas; sus dos hijos tenían, en ese momento, 3 y 6 años.
-Franco Casco. El joven tenía 20 años cuando viajó, en octubre de 2014, desde la localidad bonaerense de Florencio Varela a Rosario para visitar a su familia. Lo detuvo la Policía, estuvo preso en la comisaría 7º de esa ciudad y fue encontrado muerto tres semanas después en el río Paraná, a la altura del Parque España, en pleno centro de Rosario. La autopsia reveló golpes. A casi un año de su asesinato, la Justicia aún dirime cuestiones de competencia y la causa está varada.
-Gerardo Escobar. La muerte del joven trabajador municipal, de 23 años, provocó una conmoción en Rosario. Tres patovicas y dos policías que cumplían adicionales en el boliche La Tienda fueron detenidos por orden del juez Juan Carlos Curto. La investigación aún está en curso pero hay pruebas ciertas de que a Gerardo lo golpearon, estando aún vivo, después de llevárselo del boliche. Su cuerpo apareció en el río Paraná una semana más tarde.
-Roberto Arrieta. Camionero, de 22 años, asesinado a principios de septiembre en una comisaría de Puerto General San Martín por un disparo efectuado por un policía de 25 años. Sus compañeros declararon que “no tuvo intención de matar” sino que quiso “intimidar o disuadir” a Arrieta.

El poder de las armas
La política de socialismo el seguridad ha sido, cuanto menos, errática. Binner mantuvo una tensa paz con la Policía durante su gestión, con Daniel Cuenca como ministro reemplazado en el final por Álvaro Gaviola. La idea de “buenos tiempos” planteadas por el socialista había sido apoyada, en ese momento, por la organización pseudo gremial Apropol, que saludó el “cambio” que suponía –para la fuerza– el triunfo del ex intendente de Rosario.
Con la llegada de Bonfatti, en 2011, se rompió la paz policial. El primer ministro del actual gobernador, Leandro Corti, sentó las bases reformistas con el Plan de Seguridad Democrática. Allí se empezó a visibilizar una resistencia en el seno de la “familia policial”. Corti tomó medidas de fondo, como el traspaso de las divisiones de Drogas y Trata a la órbita política, que quedaron bajo el mando de la secretaria de Delitos Complejos de la provincia, Ana Viglione.
Corría 2012 y la provincia mantenía estables las cifras de homicidios. El debate pasaba por “la sensación de inseguridad” de la que hablaba el gobierno, que aún podía exhibir estadísticas favorables. En ese contexto, que parecía propicio para profundizar la reforma, Bonfatti sacó de la cancha a Corti –en una medida que se interpretó como una concesión a la Policía– y designó a Raúl Lamberto como ministro.
El resto es historia conocida. Por acierto o defecto, quedó expuesto el autogobierno de la Policía. Hugo Tognoli cayó por presunta complicidad con el narcotráfico y así la fractura entre política y fuerzas de seguridad se hizo patente. El gobierno osciló entre despegarse de su ex jefe de Policía y repeler las críticas que, desde Tognoli en adelante, signaron al socialismo. Se continuó, al menos en el plano discursivo, con la reforma de la fuerza policial, pero en los últimos dos años la Nación debió intervenir con la Gendarmería en el territorio provincial –con relativo éxito– para trata de apaciguar los ánimos.
En el final de su mandato, Bonfatti jubiló al reemplazante de Tognoli –Omar Odriozola– y designó en su lugar a Rafael Grau, quien había sido corrido de la jefatura del departamento La Capital por sus flojos resultados. El panorama es poco auspicioso para la gestión que inicia, que encontrará a una Policía de brazos cruzados. Es cierto que en los primeros ocho meses del año, como ha señalado Bonfatti, hay una baja en la tasa de homicidios, pero el punto de comparación es el año más violento de la historia: 2014.
“Las culturas no se cambian de un día para el otro. Las transformaciones llevan tiempo”, dijo el gobernador en la ceremonia por los 151 años de la creación de la Policía, en Cayastá, el pasado 31 de agosto. Allí Bonfatti dio su último discurso ante la fuerza: “Voy a ejercer hasta el último día de gestión toda la autoridad que me confieren la Constitución y la ley para seguir mejorando el Estado y la Policía de la provincia”. Dos semanas después, nombró a Grau como nuevo jefe y dejó la continuidad de la reforma en manos de Lifschitz.
Para Bonfatti, la transformación de la Policía es parte del proceso iniciado por Binner en 2007: “Así como nos propusimos reformar el Estado y lo descentralizamos, también nos propusimos transformar a la Policía de Santa Fe, una institución que por muchas causas había perdido su autoestima y que en épocas negras del país tuvo que subordinarse a determinadas prácticas que siempre hemos condenado y rechazado”. Si bien el gobernador reconoce los “hechos negativos”, también resalta la inversión en equipamiento y la mejora de las condiciones laborales: “Cada día veo a más hombres comprometidos con la institución y esto es palpable en las estadísticas”.
El gobernador valora como un acierto que recién se verá en el largo plazo la creación de la Comisión de Salud y Seguridad en el Trabajo, una medida adoptada después del paro policial de diciembre de 2013. “El hecho de tener la responsabilidad que nos confirió la población no impide que, en una fuerza que tiene que ser vertical, haya un espacio de diálogo para aprender del hombre que está en la calle. Por eso hemos creado un espacio para poder discutir condiciones de trabajo. Somos la única provincia que brinda estas posibilidades a los uniformados, de poder también discutir lo que tiene que ver con el salario”.
Las mejoras para la Policía, cuyo sueldo inicial supera los 11 mil pesos y está por encima del mínimo del sector docente, no produjeron –hasta el momento– mayores resultados. Desde mayo de 2014 a la fecha, el titular de la Secretaría de Control de las Fuerzas de Seguridad, Ignacio Del Vecchio, recibió alrededor de 1.200 denuncias sobre el accionar de la Policía. “Algunas son exposiciones o reclamos, pero muchos de ellos están presos o con imputativas”, sostuvo el abogado rosarino. La Secretaría de Control es parte de la reforma policial: una suerte de Asuntos Internos en clave política, sin injerencia directa de los propios uniformados.

El primer juicio contra Tognoli
El lunes 14 de septiembre comenzó en el Tribunal Oral Federal de Santa Fe el primer juicio contra el ex jefe de la Policía Hugo Tognoli, acusado de “encubrimiento por favorecimiento personal agravado por haberse cometido para ocultar un delito especialmente grave, con ánimo de lucro y por ser el autor funcionario público”; “incumplimiento de los deberes de funcionario público” y “partícipe necesario del delito de coacción” contra Norma Castaño, titular de la ONG Madres Solidarias.
Están imputadas otras cuatro personas: dos ex funcionarios de la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones (el ex subjefe de Inteligencia, José Luis Baella, y el agente Mauricio Otaduy), el remisero Fernando Torres y el presunto narco Daniel “Tuerto” Mendoza.
La causa por complicidad con el narcotráfico, por la cual Tognoli renunció a su cargo en octubre de 2012 y fue detenido en marzo de 2013, se tramita en los Tribunales de Rosario y aún no tiene fecha de juicio.

Publicada en Pausa #162, miércoles 23 de septiembre de 2015
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Ácido santafesino

Rebo presenta su segundo libro: Re-flashero. Una charla con el dibujante de las contratapas de Pausa.

Re-flashero es el nombre de la segunda publicación realizada por Sebastián Pérez, más conocido como Rebo, responsable de las hilarantes contratapas de Pausa.
Rebo es uno de los humoristas gráficos más novedosos de las últimas generaciones. En sus trabajos combina cinismo, reflexiones profundas, diálogos bizarros y pincelazos críticos sobre su época y su lugar: los barrios de Santa Fe.
Igual que su primer libro, El reflexólogo, Re-flashero fue publicado por La Gota Microediciones. “Me puse un poco más en serio, sobre todo con el dibujo”, confiesa Rebo.
—¿Cómo nace tu interés por la historieta y cómo te formaste en ese ámbito?
—Nace porque siempre dibujé y un día decidí probar con ponerle diálogos a los dibujos: me reía solo. De chico leía historietas, pero no de las que me gustan en este momento.
—¿De dónde surge ese humor ácido  y crítico que desarrollás?
—Ya viene con uno. Crecí rodeado de amigos con un humor muy parecido al mío y lo “desarrollé” en historietas. Después, soy un consumidor de todo tipo de material del género: desde dibujos animados y películas hasta libros y grafittis. Además me convencieron de que hay algo del lado italiano de la familia. Mi humor se gestó en un viejo italiano de mal carácter. 
—¿Cómo surgió la posibilidad de editar el libro y cómo fue el proceso de selección de los trabajos?
—Se gestó por iniciativa de Gonzalo Geller, que lleva adelante el emprendimiento La Gota Microediciones. Es el segundo que sacamos. Dice que le gusta lo que hago, así que seleccionó trabajos que subo a Facebook y los amontonó en una publicación. La primera se llama El reflexólogo (2010) y eran todas cosas de un blog que tenía y ahora es lo que se llama “basura cibernética” (posta le dicen así) Re-flashero es casi lo mismo, sólo que le diseñé una tapa donde quería mostrar que ajusté las clavijas y me puse un poco más en serio, sobre todo con el dibujo. Aunque los tiempos no me favorecen, todos los días trato de acomodarme para mejorar en ese aspecto. Quiero dibujar como Daniel Clowes y hacer una novela gráfica sobre la vida en la villa.
—¿Qué viene de ahora en más? ¿Tenés pensado realizar presentaciones o la edición de otro trabajo?
—Me falta muchísimo. Todavía no concreté nada de lo que tengo en mente. Me gustaría ser ilustrador de libros infantiles, caricaturista y hacer un par de murales en la ciudad con los grafitteros que admiro. De todas las culturas y subculturas que importamos y ponemos de moda, una de las pocas que considero nuestra y propia de la urbanidad en la que vivimos, es la del grafitti.

Publicada en Pausa #162, miércoles 23 de septiembre de 2015
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El TEDx local en el Molino

Tecnología, innovación y motivación son su sello propio.


Con el objetivo de impulsar ideas locales y regionales, el 2 de octubre se realizará la segunda edición de TEDx Laguna Setúbal. El evento tendrá lugar en El Molino Fábrica Cultural (Bv Galvez 2350) de 16.30 a 22.00. Bajo el lema “Ideas que iluminan”, apunta a  encender las mentes y corazones de los asistentes en el anochecer santafesino. Para interiorizarnos sobre esta nueva presentación, Pausa habló con dos de sus organizadores, Matías Mori y Luz Bertaina.

Una ventana al mundo
“El evento consiste en un ciclo de charlas de las que participan distintos oradores, profesionales o no, donde cuentan un proyecto, su trabajo o una historia de vida. Lo que hay detrás de eso es una idea, y lo que se pretende es divulgarla. En segunda instancia, queremos motivar a los asistentes a pensar cosas nuevas o concretar lo que siempre desearon, pero que no materializan porque les falta esa chispa motivacional. Detrás de todo TEDx hay un ‘sí se puede’.”, señaló Matías
—El evento proviene de TED, una propuesta mayor. ¿Cómo se relacionan entre sí?
—TEDx deriva de TED, un evento mundial que se realiza hace más de 20 años, donde la premisa es compartir el trabajo y las historias de expertos reconocidos en distintas áreas. Con el objetivo de potenciar el poder divulgador de TED, se generan los eventos TEDx. Es una licencia que te da TED  para llevar adelante la actividad. La mayoría de nosotros conoció TED a través de Youtube. Y del shock que te genera ver las charlas, nace la idea de traer un TEDx a la ciudad.
El grupo organizador de la versión Laguna Setúbal de las conocidísimas charlas TED.

—Youtube se convirtió en la herramienta viralizadora de las exposiciones. ¿Cómo surge ese vínculo con la tecnología digital y las redes sociales?
—Nace de la misma premisa de lo que es TED, porque las siglas significan tecnología, entretenimiento y diseño. Con la tecnología como tópico, y contando con una herramienta como Youtube, se construyó algo que ayudó a potenciar todo eso. Además, los expositores han sido desde gente anónima hasta personajes reconocidos como Bill Gates o Steve Jobs. Gran parte del equipo organizador en Santa Fe seamos especialistas en comunicación y diseño.

Esos extraños conocidos
Luz Bertaina explica cómo se formó el grupo gestor de TEDx Laguna Setúbal: “Una cuestión de inquietud, de materializar lo visto en los videos”.
“Éramos muchos los que teníamos la idea de hacer una edición local”, aporta Matías Mori. “Alguien averiguó y se enteró que es una licencia y que ya estaba pedida en Santa Fe. Entonces el grupo se conecta entre sí. Esa es una de las principales remuneraciones: cruzarse con gente interesante, tanto coordinadores como disertantes”.
—¿Cómo es el proceso de selección de los oradores y las temáticas?
—Arrancamos –responde Luz– con una preselección de 100 personas, que formaban parte de los elegidos de la primera edición, que se hizo en el 2012. Luego pasamos a 50, después 20, hasta que quedaron los diez finalistas. Aún no son los definitivos, pero la idea es que queden todos.
—Con respecto a las temáticas –sigue Matías–, vamos por el lado científico y educativo. Distintas áreas que consideramos de interés, que ayudan a un trabajo interdisciplinario y que pueden generar cambios sociales. Sobre los conferencistas, los realizadores siempre postulan a alguno, pero también se acerca mucha gente cuando se entera que la convocatoria está abierta. Otros vienen por  recomendación de diagramadores de TEDx de otros lugares, que quedaron afuera por una cuestión de tiempo. Tienen que cumplir dos requisitos: ser locales o regionales y no extenderse más de 18 minutos en su charla.
—¿De qué manera se prepara a quienes brindan las conferencias?
—Después de la preselección, pasamos a una etapa de reuniones. Ahí evaluamos otras cuestiones, porque pueden ser muy grosos en su especialidad, pero también tienen que saber comunicar lo que hacen. Primero vamos dos o tres organizadores y tanteamos si pueden funcionar. Después hacemos otro encuentro con el grupo general. En esta instancia nos ha pasado que nos digan: “no, esto no es para mí”, porque entienden que hay una presión y tiene que salir bien.
—Hay gente que no dio nunca una charla –agrega Luz–. Si bien se les un coucheo, es complicado. Tenés que animarte a subir a un escenario, hablar, respetar los tiempos y resumir tu idea. Ahí entran los miedos. Pero el objetivo es que queden todos.
—Los diez seleccionados –sigue Matías– pasan a otra etapa con especialistas de oratoria y también se les enseña un poco de teatro, para que sepan cómo pararse frente al público. Nosotros tenemos la  libertad de bajarlos en cualquier momento y ellos también pueden renunciar. Pero hay un compromiso doble. La meta es lograr charlas que comuniquen la idea sin espacios en blanco o cosas que no se entiendan. Es difícil cuando no hay experiencia previa. Tenemos participantes que dieron charlas en eventos y están tranquilos y hay otros que vienen de un trabajo en el que no tienen que socializar o que no poseen los recursos para expresarse. Es todo un proceso. Si alguna ponencia no queda, la pasamos para el año que viene.

Oportunidad única
Matías rescata las características especiales de este evento: “la posibilidad de conocer las historias es genial y no se paga con nada. Uno sale de su zona de confort y termina con gente que nunca hubiese pensado encontrar y mucho menos sentarse a hablar”.

Publicada en Pausa #162, miércoles 23 de septiembre de 2015
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Nuevo negro rock

Maduros en la composición y la definición del estilo, los Parteplaneta presentaron su último disco, Arcos.


El power trío formado por Farelli, Cena y Romero Bucca arrancó la gira de su tercer disco llamado Arcos. La vuelta de los locales fue en Tribus Bar&Arte el sábado 12 de septiembre con bandas y artistas invitados y la gira sigue con fechas en varias provincias.
“Una bola de energía que se va agrandando con una disposición muy sofisticada” podría ser una de las acusaciones que le caben al tercer material discográfico de los Parteplaneta, que se despacharon con un decálogo de canciones para completar Arcos (parido el 14 de agosto), el que esperan sea su disco bisagra.
El power trío radicado en Buenos Aires incluyó en esta placa sonidos que llegan desde familias estéticas como la electrónica y el trip hop (estilo Gorillaz, Massive Attack), por lo que los matices por los que se pasean las canciones son de lo más oscilantes: durante la misma pieza los climas se conjugan para sacarnos de ahí y ponernos en otro lugar.
Las experiencias que comprende el disco van desde el autoguardado en el departamento como estrategia compositiva, hasta las lecturas, observaciones y el ajuste de detalles mínimos como un loop por atrás, un cartel callejero como disparador y título de meses de trabajo.
El sucesor de El nuevo proceso (2012) fue presentado el sábado 12 en Tribus, en un show en el que se reunieron un grueso número de seguidores, de medios y también de artistas como Guiye Estrubia (que se presentó en la previa con un set corto de su fresco EP, Camping) y que fue seguido por Cazacuervos, que llegó desde Buenos Aires con su rock alternativo concreto presentando Abismos. Con la medianoche desarrollándose, el sampler de “Elevan millares” sirvió para que la banda se acomode con Fernando Romero Bucca colgándose el bajo, el Tano Luciano Farelli inclinando el micrófono con una mano y aguantando la guitarra con la restante y, coronado por la doble P enfrentada del logo, Manuel Cena a la batería.
Con los tres como negros espectros arranca el segundo track de Arcos, primera canción: “Sin rostro”, un riff definido con vuelo indie, la letra no se pierde ni de contenido ni de precisión en la confluencia con el sonido. La madurez de la banda se advierte en el éxito conquistado en la ejecución de estos temas compuestos a partir de una dinámica experimental, que no pierde de vista una impronta propia: la intensidad, incluso en momentos en los que la voz de Farelli avanza como un sonido más soft, habla también de un crecimiento como cantante, que habilita recursos para rozar sensibilidades acaso de un modo más íntimo.
El disco fue mezclado en Estudio Móvil (Los Ángeles) por Guillermo Porro y masterizado por Eduardo Bergallo (ingeniero de sonido de Soda Stereo, entre otros), detalles que lo hacen sonar impecable ya sea en sus facetas de mayor contundencia, de calma o, porque también las hay, de baile. Hasta hay espacio para una puesta estética a algunos pensamientos que el frontman expone en “Engrama”, a partir de un seguimiento al psicólogo español Enric Corbera, en las que se cantan nociones también muy del presente de la banda como “reprogramar”, “integrar” y, claro, “experimentar”.
La sunchalense cantautora Marilina Bertoldi (hermana menor de Lula, líder de Eruca Sativa) también se trepó al escenario de Tribus para cantar junto con los Parteplaneta en un show que, si tuvo una figurita repetida, fue la del cariño con el que el público los recibió. La gira sigue por todo el país, la revancha para quienes se perdieron el recital de local será el 2 de octubre en La Vieja Usina (Gregorio Matorras 861, ciudad de Paraná).

Publicada en Pausa #162, miércoles 23 de septiembre de 2015
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